Se cumple un año del trágico accidente en el que Kobe Bryant, una de sus hijas y siete pasajeros más perdieron la vida. La incredulidad, el asombro y la tristeza por semejante acontecimiento sigue tan vigente como en aquel 26 de enero de 2020, día en el que los fanáticos del baloncesto y del deporte en general sintieron que perdieron a un ser querido, a un familiar.
Cuesta creer que Kobe que se haya ido, que se haya ido de esa forma. Una de las personas más cercanas -porque así se hacía sentir- que el universo del deporte había tenido la dicha de disfrutar, de pronto nos dejó de acompañar por injusticias e incomprensibilidades de la vida.
El impacto que tuvo su fallecimiento es difícil de comprender, incluso para aquellos que de cerca lo seguimos. Podemos concordar con el hecho de que la forma en que murió influyó, sí, pero su leyenda ya era lo suficientemente grande como para trascender lo inevitable.
Recordemos que Kobe se retiró como jugador en activo, pero fuera del tabloncillo alternó un sinfín de actividades en las que no hizo menos que darle más brilla a su huella y a su legado, en múltiples aspectos, pero principalmente ligados al deporte de las alturas.
Con acciones públicas o con momentos valiosos en privado con los que marcó a personajes para el resto de sus vidas, él siempre estuvo allí, siendo el mejor, pero también haciendo mejor a aquellos que lo rodeaban.
De hecho, con seguridad, muchas historias maravillosas no las conoceremos. Son demasiadas, y todas a la altura de lo que él representó en cada instante: el ser un competidor implacable e incansable, capaz de cambiar el mundo desde el ejemplo, y con un gran corazón. Uno en un millón.
Una vez más, gracias por tanto y por todo, Mamba. Cómo cuesta creer que te hayas ido.
Gracias, Kobe
Escrito por: Jorge Fernández / @SirGeorgeF.
Foto: NBA.
Video: House of Highlights.