Las carreras de Albert Pujols y Miguel Cabrera han estado ligadas la una con la otra por mucho tiempo. Sus etapas en la élite de las Grandes Ligas han ido prácticamente de la mano y la admiración mutua entre ellos ha quedado evidenciada en declaraciones y declaraciones a lo largo de los últimos 15 años.
Son dos de los más grandes toleteros latinos de todos los tiempos. Ambos marcaron una generación y tienen sus cupos asegurados en el Salón de la Fama de Cooperstown cuando llegue el momento.
Para Pujols, esa etapa del retiro parece estar más cerca. Algo normal, tomando en cuenta que su carrera en el máximo escenario comenzó dos años antes de que la de Cabrera. Además, el quisqueyano también es tres años mayor y el que posiblemente será el último gran contrato de su carrera como pelotero activo – ese con los Angelinos por 10 campañas y 240 millones de dólares – llegó a su fin en 2021.
«Miggy», por su parte, todavía tiene un par de torneos bajo contrato garantizado con los Tigres; asimismo, y aunque no pareciera en la actualidad que el dos veces MVP tenga intenciones de prolongar su trayectoria más allá del 2023, es importante destacar que también hay opciones incluidas en el pacto para 2024 y 2025, que podrían hacerse efectivas si Cabrera consigue alcanzar ciertas marcas.
De cualquier forma, el punto en este caso es que la «Máquina» tiene el fin de su exitoso camino como pelotero un poco más cerca. Y una de sus decisiones recientes fue uniformarse con los Leones del Escogido en la pelota invernal dominicana, algo que nunca había hecho anteriormente.
Maracay espera con ojitos brillantes:
Es una manera de Pujols de agradecerle a la afición de su país por tanto apoyo en el transcurso de sus más de 20 años como grandeliga. Además, por supuesto, también es su oportunidad de cumplir una meta personal e incluso de mostrar sus habilidades en búsqueda de una nueva casa en las mayores para 2022, la que bien podría ser su zafra final.
Aquí, una vez más, es cuando uno se pregunta si las carreras de ambos paleadores estarán conectadas todavía. ¿Puede la Liga Venezolana de Beisbol Profesional soñar con un gesto similar de Cabrera cuando su actual pacto con Detroit expire?
Obviamente no hay ninguna obligación. En primer lugar, Cabrera demostró durante mucho tiempo su cariño por la pelota local y por sus Tigres de Aragua, uniformándose con ellos incluso cuando ya tenía chapa de estrella en la gran carpa.
A diferencia de Pujols en LIDOM, Cabrera no ha sido un extraño para la LVBP. El astro de los bengalíes tiene nueve temporadas disputados en el país, incluyendo cuatro en las que resultó campeón. Su promedio vitalicio de .305, con 20 jonrones y 93 remolcadas en 170 duelos en la ronda regular, reflejan cuán productivo ha sido en esas pasantías, para sorpresa de nadie.
Por eso es importante dejar claro que, pase lo que pase, es imposible cuestionar el compromiso del 11 veces All-Star con la afición de su estado y su país. Cabrera dejó de jugar en Venezuela cuando ya era irreal pensar que podía seguir haciéndolo.
Pero vaya temporada sería esa si el «Tigre Mayor» decide darle un último regalo a su pueblo aragüeño, que sería un obsequio extendido para todos en la nación. La LVBP no es ajena a ese tipo de despedidas tampoco. Bob Abreu, Johan Santana, Omar Vizquel y Félix Hernández, por nombrar a algunos, han hecho cosas parecidas en el pasado reciente.
De solo imaginar la posibilidad de ver a Cabrera entrando al cajón de bateo del José Pérez Colmenares una vez más, por primera vez desde la 2007-2008, en medio de la dinastía de los Tigres de Buddy Bailey, se le pone la piel de gallina a cualquiera.
Sería un gran regalo. Así como la carrera entera de «Miggy» ha sido un regalo para el país. A rezar, desde ya, por esa última similitud en los trayectos de Pujols y Cabrera.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: USA TODAY Sports.