Tokio, el triste adiós de los gigantes

Un Campeón Mundial y un Campeón Olímpico pusieron punto y final a la historia con los colores de su selección. En el mismo torneo, misma instancia, misma arena, con la misma cantidad de Juegos Olímpicos, la misma edad, mismo dorsal y el mismo cierre, dos leyendas del baloncesto FIBA representaron por última vez a España y Argentina. Pau Gasol, acompañado por su hermano Marc, también de retirada, vio sus minutos de despedida en la derrota ante Estados Unidos. Luis Scola, en la dura caída frente a Australia. Los cuartos de final de Tokio 2020.

Ambos entre los máximos anotadores de las citas más importantes para la pelota naranja. Scola, segundo en los Mundiales y cuarto en JJ.OO, Gasol, séptimo y y tercero, respectivamente. Siempre encabezados por «Mano Santa». Un montón de medallas entre los dos, algunas subvaloradas por el hecho de no ser de oro, pero que otros envidiarían siquiera haber alcanzado alguna de ellas.

Miembros de las generaciones doradas de sus naciones. Eternos sobrevivientes al verdugo de tantos, al tiempo. 41 años para cada uno, una carrera longeva como exitosa y digna de dos que tuvieron el placer de llevar la bandera de los suyos durante un desfile olímpico. Pau, en 2012; Luifa, en 2016. Los dos mejores jugadores en la historia de sus combinados, y dicen «hasta luego» con apenas horas de diferencia. Por si fuera poco, Tokio regaló un duelo hispanohablante para esta irrepetible ocasión en la fase anterior.

Un par de mitos que trascenderán más allá de los imponentes números que dejaron, de los podios, de las actuaciones. Porque todo aquello solo enaltece la calidad de deportista que es cada uno, solo acompaña. Nutre la trayectoria que merecía ser nutrida, que debía ser nutrida para magnificar lo realizado en dos décadas de buen baloncesto. Se van derrotados, lo cual entristece el relato que escriben a nivel olímpico desde Atenas 2004, de igual forma, el mismo Scola lo dijo antes de arrancar su final -en nota con Clarín-: «¿El último partido de Jordan fue el del tiro (contra Utah Jazz en 1998)? No, fue uno en Washington. Y no cambia nada. No necesitás el final épico para que tu trayectoria sea mala o buena».

Escrito por: Santiago Aceituno R / @SantiAce23

Foto: FIBA

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