En casi ocho años y medio en las Grandes Ligas, Jesús Aguilar nunca había robado una base. Con una estatura de un metro y 90 centímetros y un peso de 125 kilos, el venezolano no cuenta precisamente con las características de un pelotero que vaya a crear problemas en las almohadillas.
Sin embargo, eso no quiere decir que Aguilar no haya soñado en varias oportunidades con su primera almohadilla estafada; y después de una larga espera, el martes por la noche en Miami, el corpulento toletero de los Marlins recibió la luz verde para correr hasta la segunda almohadilla y materializar el objetivo.
«Le estaba diciendo al umpire que ni siquiera tenía que sentenciar la jugada», le dijo el criollo, que llegó cómodo al segundo cojín, a MLB.com posteriormente. «Fue ‘safe’ con facilidad. Tuve mucho tiempo para llegar. Por fin lo logré«.
El All-Star en 2018 debutó en la gran carpa el 15 de mayo de 2014 con los Indios (hoy en día Guardianes) y acumuló un total de 2.331 apariciones al plato sin una base robada, la más larga entre todos los jugadores activos en el máximo escenario. La última vez que Aguilar se había estafado una almohadilla fue en la campaña 2014-2015 de la pelota invernal venezolana, cuando formaba parte de los Leones del Caracas.
Ahora, su compatriota Omar Narváez, receptor de los Cerveceros de Milwaukee, heredó la distinción de tener la mayor cantidad de apariciones al plato (1.963) sin una base robada en MLB actualmente.
Deseo concedido en plena charla:
«Le seguía pidiendo (al coach de primera base, Keith Johnson) que me dejara ir y finalmente dijo que sí», recordó el paleador. «¿Es en serio? y me fui. Fue un pitcheo de poca velocidad, lento. Creo que por eso lo logré».
El aragüeño sacó máximo provecho del lanzador que se encontraba en la lomita por los Angelinos. Se trataba de Noah Syndergaard, quien ha sido uno de los peores serpentineros de todo el circuito a la hora de retener a corredores en las almohadillas a lo largo de su carrera.
Antes de la faena del martes, Syndergaard había permitido 159 estafadas en su tiempo en el montículo desde 2015 (su año de estreno en MLB), 30 más que cualquier otro brazo en ese lapso.
A pesar de la rareza de la base robada, Aguilar todavía considera que podrá sumar algunas más antes de que culmine su carrera, por lo que no consideró necesario quedarse con la almohadilla como una especie de souvenir.
«No la necesito. Creo que voy a intentarlo un par de veces más«, agregó.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Sporting News.