Sebastián Rivero vive un sueño entre lágrimas con los Reales

Sebastián Rivero no cree en la retrógrada frase que reza que los “hombres grandes no lloran”. Por eso, el joven prospecto venezolano admite sin temor que la mezcla de su vida laboral con la personal lo llevó a las lágrimas hace algunos meses.

Después de cuatro temporadas en las ligas menores, el receptor recibió una de las llamadas con las que siempre soñó. No, no fue aquella famosa en la que le informan a los peloteros que serán ascendidos a las mayores, aunque esa está próxima en la lista de metas para el aragüeño.

En su lugar, Rivero, de 22 años de edad, disfrutaba de comida china en una reconocida cadena de restaurantes en los Estados Unidos el pasado 19 de noviembre, cuando su celular comenzó a sonar. La primera alerta fue por un mensaje de texto del gerente general asistente de los Reales, J.J. Picollo, en el que, si bien todavía no le oficializaban su inclusión en el roster de 40 jugadores de la divisa, lo hizo sospechar.

Hey, este podría ser el momento. Esta puede ser la llamada”, le comentó Rivero a su esposa tras el intercambio de mensajes con el ejecutivo, en declaraciones recogidas por el portal kansascity.com. “Me dijo algo que siempre voy a recordar: ‘llámame apenas te de las buenas noticias’. Ella ya lo sabía”.

En efecto, el contacto del alto mando de los Reales con su prospecto era para notificarle del importante movimiento. Cuando un pelotero es colocado en el roster de 40, queda protegido de ser seleccionado por alguna otra organización en el Draft de Regla 5. Asimismo, es un paso obligatorio para que cualquier jugador pueda ascender a la gran carpa.

“Me puse muy feliz. Diría que no lo esperaba, pero mi esposa siempre me decía que no me preocupara, que iba a recibir la llamada. Me reiteraba que no me pusiera nervioso, porque estaríamos bien”, contó.

Se quedó a un peldaño de MLB:

El maracayero pasó la mayor parte de su más reciente campaña de las ligas menores ayudando a la sucursal clase A Avanzada de los Reales a conseguir el título de la Liga de Carolina. En 91 encuentros con Wilmington, Rivero apenas pudo conectar para .212 de promedio, pero cerró su temporada con un ascenso a la categoría triple A, en la que en tan solo tres desafíos ligó para .375 de average.

Posteriormente, el criollo fue invitado por la divisa a su complejo alterno en la turbulenta contienda del año pasado, en la que la pandemia obligó a cancelar la totalidad de la campaña de las ligas menores.

Si bien el compartir con su esposa la noticia de su inclusión en la plantilla de 40 peloteros de los Reales fue emotivo, hacerle llegar la información a sus padres lo empujó al llanto.

“Me llevaron a las lágrimas, porque sabes, no están aquí”, señaló Rivero sobre aquel momento. “Ellos quisieran poder compartir ese tipo de cosas conmigo”.

Más allá de la relevancia laboral que tuvo dicho movimiento, para el careta también significó dar un paso adicional hacia cumplir el sueño de compartir un dugout de Grandes Ligas con su jugador favorito, Salvador Pérez.

Salvy es, para mí, el mejor cátcher de las Grandes Ligas. Otras personas dirán que no lo es, pero para mí es un gran tipo, un gran compañero y un gran todo. No creo que todavía esté al tanto de que es mi jugador preferido, pero todo lo que hace dentro del terreno, lo escribo en un libro por si me puede ayudar en el futuro”, explicó el venezolano.

Rivero, quien hace poco más de un año pasó de los Tigres de Aragua rumbo a los Tiburones de La Guaira en Venezuela, tuvo una sólida jornada primaveral este miércoles, al terminar de 2-2, con un doble, su primer cuadrangular en la Liga del Cactus y cuatro remolcadas.

El joven receptor recibió elogios recientemente de parte del dirigente Mike Matheny, por su progreso detrás del plato y su trabajo con el cuerpo de lanzadores.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: KC Star.

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