El beisbol es bien conocido por sus malas rachas o «maldiciones». Muchos equipos, alrededor del mundo, han lidiado o continúan enfrentando algún tipo de mal que no les permite alcanzar el campeonato. Un claro ejemplo para los venezolanos son los Tiburones de La Guaira, divisa que ya se acerca a los 40 años desde la última ocasión en la que alzaron un título.
En las Grandes Ligas, los dos casos más conocidos eran el de los Medias Rojas de Boston, que culminaron la llamada «Maldición del Babino» con su trofeo de 2004, y el de los Cachorros de Chicago, que pasaron más de 100 años sin coronarse hasta que finalmente lo lograron en 2016.
Por supuesto, también está el caso de las sequías que, posiblemente, resulten aún más dolorosas. Allí entran los Marineros de Seattle, que nunca han ganado una Serie Mundial en su historia, y que además afrontan una seguidilla de campañas sin ni siquiera obtener un cupo a la postemporada que llegó a 19 en 2020.
Si la temporada hubiese culminado este lunes, la tropa bucanera tendría que ver de lejos la fiesta de octubre por vigésima oportunidad al hilo; sin embargo, por fortuna para los dirigidos por Scott Servais, todavía resta un mes y medio de calendario en la ronda regular y la novena está metida de lleno en la pelea por culminar su maleficio.
Antes de la faena de este martes, Seattle tenía balance de 63-56 y se encontraba a siete juegos y medio de distancia del primer lugar de su división, ocupado por los Astros. A pesar de que la cima del oeste está al alcance, los M’s también tienen el ojo en alguno de los dos puestos comodines de la Liga Americana. Tan solo cinco juegos los separaban de los Atléticos, dueños del segundo cupo «Wild Card», hasta la noche del lunes.
Cabecillas con sazón criollo:
En medio de ese puje de los Marineros por regresar a los playoffs, están dos protagonistas inesperados, ambos venezolanos. Uno de ellos es el receptor Luis Torrens, quien se ha repuesto de un pálido inicio ofensivo para marcar un buen OPS de .837, con tres dobles, un triple, 11 jonrones y 25 impulsadas en 41 duelos entre el 15 de junio, su primera jornada de vuelta en las mayores tras un paso por triple A, y hasta el pasado domingo.
En particular, el máscara, que también ha visto acción en la inicial y como bateador designado este año, tuvo un gran desempeño el sábado frente a los Azulejos, rivales directos de los Marineros por uno de los cupos comodines del nuevo circuito.
Torrens, de 25 años de edad, se fue de 4-2 ese día, con un cuadrangular y cinco fletadas, comandando el triunfo de Seattle con pizarra de 9-3 sobre Toronto, para asegurar dos de los tres duelos de esa serie de fin de semana.
«Me siento muy bien en este momento», le comentó el valenciano a MLB.com tras dicho cotejo. «Se trata de hacer ajustes. Hice algunos ajustes con respecto a cómo me pitchan los otros equipos. Comenzaron a lanzarme adentro y esa fue una nueva oportunidad de trabajar en algo para mí. He estado listo para esos envíos», añadió.
Asimismo, Abraham Toro, su compatriota nacido en Canadá, pero de padres venezolanos, también ha jugado un papel fundamental en el terreno ganado por la organización en las últimas semanas.
Toro, de 24 años de edad, llegó a los Marineros proveniente de los Astros vía cambio antes de que se cumpliera el «Deadline» para realizar ese tipo de transacciones el pasado 30 de julio. En sus primeros 18 desafíos con los residentes del T-Mobile Park, el infielder conectó para una robusta línea ofensiva de .344/.440/.563, con cinco dobles, tres bambinazos, ocho impulsadas y un OPS de .1003 puntos.
Ese mismo sábado en el que Torrens lideró la carga ofensiva del club, Toro contribuyó con un incogible, una remolcada y una base por bolas.
«Todo viene con la confianza«, explicó el criollo, que se embasó en cada uno de sus 18 duelos iniciales con Seattle. «Puedes trabajar en mecánicas y todo eso, pero la confianza es clave. Tienes que cuidar tu mentalidad y esa ha sido la clave para mí en este momento».
La dupla venezolana es parte de una brillante nueva camada que promete llevar muy lejos a los Marineros en años venideros; no obstante, si Torrens y Toro continúan sus respectivos ritmos arrolladores, 2021 podría marcar el fin de otra de las grandes sequías en el deporte del bate y la pelota.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Marineros.