Tras arduo recorrido, Espinoza saboreó las mieles de MLB: «Sentí que lo había perdido todo»

Las proyecciones iniciales indicaban cosas muy distintas. Su estreno en las Grandes Ligas estaba previsto para varios años atrás y se suponía que al equipo que representaría sería a los Medias Rojas de Boston. Su inscripción en el roster no estaba pronosticado a ser como un hombre extra para una doble cartelera, sino como un futuro «as» que recibió el tan esperado llamado.

Nada de eso importa ahora. Anderson Espinoza, de una forma u otra, es un grandeliga. Su estreno en el máximo escenario fue distinto al que su versión de 17 años pudo imaginar, pero resultó en todo lo que su historia actual podía necesitar.

«Comencé a los cuatro años y nunca pensé en este momento», escribió Espinoza este martes en su cuenta de Instagram. «Luego pasó el tiempo y llegó la decisión de jugar profesional. Muchos ya conocen mi historia: fueron dos cirugías en el codo y cuatro años sin jugar beisbol«.

En efecto, a tan corta edad, el diestro tuvo que pasar por quirófano en un par de ocasiones para someterse a la temible operación Tommy John. Muchos lanzadores dudan de si volverán a ser los mismos tras solo una de esas cirugías, por lo que cuesta poco trabajo imaginar lo que pasaba por la cabeza del caraqueño cuando su codo necesitó una segunda reconstrucción.

«Sentí miedo, decepción. Pensé en retirarme. Sí lloré, sí dudé y sí sentí que lo había perdido todo«, admitió. «Pero también sabía que tenía un Dios que no se queda con el sudor de nadie».

El «box score» a segundo plano:

Con los Cachorros, divisa que adquirió sus servicios desde los Padres durante la temporada pasada, Espinoza subió a la lomita del mítico Wrigley Field de Chicago en el cuarto episodio del duelo frente a los Cerveceros el lunes y laboró por espacio de cuatro innings, en los que toleró dos incogibles, igual número de carreras, regaló tres boletos y ponchó a seis contrarios.

La línea final del juego le adjudicó la derrota, pero después de años de terapia para batallar los demonios de la depresión, Espinoza sabe muy bien que el 30 de mayo de 2022 pasará a la historia en su libro como una sólida y merecida victoria.

«Gracias a ti por ser mi psicóloga y casi que mi mamá durante esos momentos de oscuridad», redactó el serpentinero sobre Rosa Michelle Pou, la especialista que trabajó a su lado por años. «Gracias por todos los ejercicios mentales y las charlas de horas que teníamos. Lo logramos», añadió.

Para cualquier debutante en la gran carpa – o ser humano que consiga un logro significativo en su vida – la imagen de sus padres y el rol que jugaron en el trayecto, por lo general, suele ser de las primeras en llegar a la mente. Con el criollo no fue la excepción, gracias a un apoyo que estuvo presente en todo el recorrido.

«Gracias a mis padres que pedían prestado para comprarme mis artículos deportivos. Sin ustedes nada de eso hubiera pasado. Lloraron conmigo en las adversidades y lo hicieron esta vez de alegría«, contó.

Sin ningún tipo de garantías con el equipo grande de ahora en adelante, Espinoza entiende que la lucha no ha terminado; sin embargo, un gran peso ha sido removido de sus hombros, lo que quizás podría volver a liberar a una versión que lo llevó a ser reconocido como unas de las principales promesas del juego hace más de un lustro.

«Muchos dijeron que mi carrera estaba arruinada, que debía invertir mi dinero porque el beisbol ya no era para mí. A todos ellos los perdono», señaló Espinoza.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: Cortesía Cachorros.

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