Se entiende por dilema la proposición de dos o más alternativas opuestas que tiene como premisa llegar al objetivo primario. Todas conducen a la meta, aunque algunas significan ser más arriesgado en la propuesta y en esa disyuntiva se encuentra José Peseiro, el Seleccionador Nacional de Venezuela.
Otro adagio popular reza: “el que no arriesga no gana”. El portugués fue todo lo contrario, en su presentación arriesgó más de lo debido. Lo pagó tan caro que la noche del 9 de octubre en Barranquilla se comió tres y le condicionó todo el plan que tenía en mente.
Muchos son los errores y decisiones que se le achacan a Peseiro. No obstante, hasta ahora su gran error fue creer que en ese corto tiempo de trabajo podía cambiar el esquema defensivo del proceso anterior, para jugar con tres volantes creativos contra Colombia.
A partir de ahí, en la búsqueda del equilibrio perdido, también desapareció el gol. Venezuela no ha marcado goles en tres partidos y, lo que es más preocupante, no llega con claridad al arco contrario.
Con Rafael Dudamel la Vinotinto instauró un sistema 4-1-4-1 para los partidos oficiales. Así llegó a 4tos en Copa América 2019, jugando cerrado y con escasas ideas ofensivas. De algún modo el jugador venezolano se convenció que era el camino, más allá que en sus clubes podía ser más protagonistas arriba.
¿Cómo Peseiro les sacará el chip defensivo a los jugadores?
Por la forma en la que llegó a Venezuela, que evidentemente poco o nada conocía, el técnico portugués se cansó de decir en entrevistas que su idea de juego predilecta es jugar 4-2-3-1. Incluso Soteldo manifestó que Peseiro lo quería de ‘10’ para liberarlo de responsabilidades defensivas. Todo eso en verso quedó.
Sacarles ese chip a los jugadores en tres días era realmente imposible. Ahora su reto es mantener el orden, pero con llegadas a peligro y que caigan los goles. Cuando le preguntaron por usar nuevamente el esquema de tres volantes creativos: «La última vez que salimos 4-2-3-1 nos hicieron tres».
Así de contundente respondió. Contra Paraguay y Brasil decidió jugar al viejo 4-1-4-1 que tenía Dudamel como carta para cerrar los espacios. El resultado fue el mismo: derrotas 0-1 y 1-0 con estéril gestación de juego.
Esperemos que esa visita a Barranquilla no lo marque durante todo el proceso y pueda trabajar en función ofensiva. Necesita tiempo para eso y lo dijo después de perder en Sao Paulo.
«Necesitamos más tiempo para tener un proyecto ofensivo. En estos momentos, con lo que tenemos, es muy difícil jugar así. No podemos perder el equilibrio. Contra Colombia jugamos con tres volantes ofensivos y perdimos 3-0».
Debe puntuar ante Chile
Las matemáticas son exactas, no mienten, y contra eso no puede pelear el tiempo ni Peseiro. Perder ante Chile serían hipotecar la ilusión de llegar a Catar, dejaría las opciones mundialistas al borde de un milagro. Por eso al seleccionador se le presenta un dilema nada agradable de resolver.
Ya encontró el equilibro, pero a los extremo y al delantero no le llegan balones limpios desde la zona de recuperación. Repetir los mismos nombres podría ser la historia del equilibro y orden defensivo sin gestación ofensiva. Y necesita ganar, como mínimo empatar.
¿Qué opciones tiene para cambiar la dinámica? La última vez que Venezuela fue ofensiva sin perder el equilibrio, en partidos oficiales, fue ante Bolivia en la Copa América 2019. Jugaron 4-1-4-1 con Moreno de ‘5’ y una línea de cuatro compuesta por Machís, Rincón, Juanpi Añor y Savarino. Y como único punta Salomón Rondón.
Sin embargo, en ese duelo contra los bolivianos Venezuela también sufrió. Por momentos parecía que La Verde se iba a llevar un empate, pusieron contra las cuerdas al equipo de Dudamel.
Para el duelo ante los australes recupera a Yangel Herrera y pierde a Tomás Rincón, pero tiene en forma a los demás. Por eso, no sería descabellado ver la inclusión de Añor a esa zona para que finalmente se cuente con ese pase clave perdido en el inicio de las Eliminatorias.
Por: Raúl Zambrano Cabello / @ZambranoPoesia
Foto: Prensa FVF
