Aquel 28 de junio de junio de 1997, Mike Tyson, conocido por sus arrebatos de agresividad en el ring, cruzó la frontera de la racionalidad para entrar en el terreno del ‘canibalismo’ y dejar ‘boquiabierto’ al mundo entero. Tyson, acostumbrado a pulverizar a punta de puños a cuanto rival se le atravesaba, en un acto de impotencia y frustración, optó por morderle una oreja a Evander Holyfield, a quien le habÃa pedido una revancha de la derrota sufrida meses antes (9 de noviembre de 1996), en Las Vegas.
De aquel escandaloso capÃtulo, catalogado como el más bochornoso en la historia del boxeo, se cumplen 23 años. La refriega, bautizada por el afamado promotor Don King como “El Sonido y la Furiaâ€, habÃa levantado enormes expectativas, al punto de que en el sistema ‘pay per view’ fue comprada por 1.99 millones de personas en todo el planeta. El desarrollo del combate, sin embargo, fue un total fiasco.
En el primer asalto, Tyson empezó a perder los papeles. Un movimiento de cabeza de Holyfield le provocó un corte en la ceja y el entonces retador por el tÃtulo de los pesos pesados de la AMB dejó saber su molestia. Dos ‘rounds’ más tarde, ‘Iron Mike’ cobrarÃa venganza del cabezazo, no con sus puños, sino que con sus dientes, tan letales como sus nudillos.
Mike Tyson le arrancó ocho centÃmetros de oreja a Holyfield
En un cuerpo a cuerpo, en el desarrollo del tercer round, Tyson clavó su dentadura sobre el pabellón de la oreja derecha de Holyfield y le arrancó ocho centÃmetros. La pelea se reanudó y Tyson trató de morder nuevamente, tras lo cual el réferi detuvo la acción y el polémico boxeador resultó descalificado.
Trece años después, en una entrevista con el diario británico The Guardian, Tyson reveló que su irracional comportamiento era producto de su abusivo consumo de sustancias prohibidas. “Fueron las drogas. Solo pensaba en las drogas. Yo creÃa que era Dios, me sentÃa como Dios, pero lo hecho, hecho está. Yo no pensaba en el boxeo cuando lo mordÃ. No me preocupaba el boxeo. Está mal lo que hice, muy mal. Me volvà locoâ€.
Por aquella pelea, que solo llegó hasta el tercer campanazo, Tyson se llevó un bolsa de 30 millones de dólares. No boxeó, sino que mordió. Asà que vale decirse que el suyo fue un mordisco millonario, aunque ese hecho marcó de alguna manera el fin de su etapa gloriosa en los cuadriláteros.
A sus 53 años intenta volver a los cuadriláteros con fines benéficos
Ahora mismo, Tyson tiene 53 años y ha anunciado que volverá a la actividad en el ring con fines benéficos, empeñado en ayudar a familias de escasos recursos y personas con problemas de adicción. En dÃas recientes publicó videos para demostrar que aún su condición fÃsica puede aguantar unos ‘rounds’ más y sus puños tienen la dinamita de sus mejores dÃas.
Escrito por Carlos José Méndez / @CarlitosJMendez
Foto: Marca.com