En el mundo beisbolero, es muy común decir que “un juego de pelota lo gana cualquiera”, en referencia a que, a diferencia de otras disciplinas deportivas, un solo encuentro no es prueba suficiente para determinar el nivel de un equipo u otro, y mucho menos quién es mejor que quién, en el negocio del guante y el bate. Sin embargo, lo conseguido por los Bravos de Margarita este pasado sábado es digno de destacar.
La tropa isleña, que superó a los Navegantes del Magallanes con marcador de cuatro carreras por dos en la jornada inaugural de ambos clubes, presentó muchos inconvenientes, más de los habituales de cada uno de los equipos, en su preparación para esta temporada tan particular.
Bravos no dio inicio a sus entrenamientos de pretemporada oficiales sino hasta este pasado jueves; es decir, solo algunas horas antes de que la divisa estuviera pautada a saltar al terreno de juego para su primer desafío el viernes. Por tal motivo, los margariteños se vieron en la necesidad de solicitar ante los turcos y ante la liga que se postergara para el sábado su choque inicial de la 2020-2021, requerimiento que terminó siendo aprobado.
Cada quien por su lado
Frente a tanta incertidumbre, reportes de los días previos indicaron que el alto mando de los Bravos le comunicó a sus peloteros que se mantuvieran entrenando por su cuenta, mientras el resto de las novenas ya había dado inicio a su pretemporada de forma oficial.
Omar Carrizales, uno de los dos peloteros adquiridos por Bravos en el cambio con Tiburones por Daniel Mayora el martes, le comentó a Sports Venezuela en ese momento, a tres días del que inicialmente estaba previsto a ser el juego inaugural del equipo, que su nuevo conjunto le pidió que se reportara al hotel, pero que no le hablaron de las prácticas.
Los comentarios del jardinero nos ratifican que Margarita no solo comenzó sus entrenamientos tarde, sino que a horas de la voz de “play ball», todavía no tenían ni la menor idea de cuándo podrían reunir a sus peloteros.
Del avión al estadio
A su vez, con todo y que rumores lo señalaban como una pieza segura para volver a dirigir al equipo, Henry Blanco no fue oficialmente nombrado como capataz de los isleños para esta campaña hasta comienzos de la presente semana. El exreceptor se bajó del avión directo a tomar las riendas del clubhouse, pues arribó al país el mismo sábado.
Por si fuera poco, en medio de tantas interrogantes, los Bravos iniciaron su participación en la presente zafra sin la incorporación de peloteros importados, otra gran desventaja en el beisbol invernal, y en especial bajo las llimitantes actuales cortesía de la pandemia.
La presencia de uno de los grandes favoritos de la contienda en Magallanes, como rival inaugural de los Bravos, que además enfrentaban al ganador del premio Pitcher del Año en la temporada anterior, como es el caso de Yohan Pino, estaba previsto a servir de último clavo en el ataúd para la fecha inaugural margariteña. Pero los pupilos de Blanco, ante todo pronóstico, se crecieron cuando nadie lo esperaba.
Respondieron con categoría
Omar Bencomo Jr. lanzó cuatro entradas sin hits y de una carrera sucia en su tercera apertura seguida en una jornada inaugural. El bullpen de los insulares también estuvo a la altura e hicieron el suficiente daño ofensivo para quedarse con la victoria en el accidentado debut.
Sí, un juego de pelota “lo gana cualquiera”, y triunfar en el desafío inicial de su temporada no es algo nuevo para Bravos, que tiene récord histórico de 9-5 en jornadas inaugurales de campañas que han terminado en fracaso tras fracaso para ellos; nadie dice que lo conseguido por Margarita el sábado los coloque como candidatos al título de la nada o que sea una señal de cosas buenas por venir en el resto del mes.
Pero lo que sí nos asegura es que Bravos derribó absolutamente todos los pronósticos en ese choque inicial, y nos regaló la primera sorpresa agradable de esta peculiar temporada del béisbol criollo.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta / @AndresEspinoza
Foto: Bravos de Margarita