Decir que los mejores años de la carrera de Marwin González en las Grandes Ligas llegaron con el uniforme de los Astros es, como bien reza una frase coloquial, descubrir el agua tibia. El súper utility hizo un nombre dentro de la organización, recibió votos para el MVP e incluso se coronó campeón con la divisa sideral.
Tras salir de Houston, las cosas han cambiado de forma considerable. González tuvo un primer año con los Mellizos bastante similar a su rendimiento promedio con los Astros, ligando para .264/.322/.414, con 15 jonrones y 55 carreras remolcadas en 114 juegos.
Sin embargo, hasta allí llegó el camino con pavimento para el nativo de Puerto Ordaz. En su segunda zafra en Minnesota, el average de González apenas llegó a los .211 puntos y su OPS quedó en .606.
Esa zafra marcó su despedida de la franquicia, que lo vio partir a la agencia libre y posteriormente firmar con los Medias Rojas. La esperanza era que un nuevo cambio de aires y su reencuentro con Alex Cora, excoach de Houston y mánager actual de Boston, le brindara el impulso necesario para regresar a su estatus de jugador regular.
Desafortunadamente para el criollo y para la misma divisa patirroja, nada estuvo más lejos de la realidad. En 77 encuentros con los residentes del Fenway Park, el ambidiestro conectó para .202/.281/.285, con un par de vuelacercas, 20 fletadas y un OPS+ de 53 que significa el más bajo de toda su carrera en la gran carpa.
Final y nuevo comienzo:
El pasado 13 de agosto, Boston optó por colocar en asignación al alicaído toletero y tan solo tres días más tarde lo dejaron en libertad. Casi un par de semanas después, llegó la llamada de un viejo amigo.
Con unos Astros que están en muy buena posición para recuperar el título divisional que perdieron ante los Atléticos en 2020, González llegó a un acuerdo de ligas menores con la novena y se reportará inicialmente a su complejo primaveral en Florida.
Una vez que la directiva de Houston considere que el venezolano ha desempolvado su madero lo suficiente, es posible que lo muevan a su sucursal triple A, con la idea de que pueda sumarse al conjunto grande en algún momento antes de que finalice la ronda regular.
Durante sus siete contiendas iniciales con el club, el multifacético jugador registró una línea ofensiva de .264/.318/.419, con un OPS de .737 puntos, al mismo tiempo en que dejó en evidencia sus sólidas habilidades defensivas en varias posiciones, llegando a cubrir hasta siete diferentes con el uniforme sideral.
Su mejor campaña como ligamayorista llegó en 2017, año en el que Houston se quedó con el título de la Serie Mundial. En esa zafra, González sonó 34 dobles, 23 cuadrangulares, empujó 90 carreras y marcó un OPS de .907 en 134 cotejos disputados.
No obstante, esa también fue una de las temporadas ligadas al escándalo del robo de señas de los Astros, por lo que dichos números de González tienen un asterisco ante la mirada de muchos aficionados, expertos, jugadores y coaches.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: AP.