A lo largo de sus nueve temporadas en las ligas menores, Harold Castro recopiló apenas 15 cuadrangulares. En la pelota venezolana, con los Leones del Caracas, tan solo ha sacudido cuatro de ellos en 186 compromisos disputados. Y en sus primeras tres zafras de experiencia con los Tigres de Detroit en las Grandes Ligas, el venezolano sacó cinco bolas del parque entre sus 123 incogibles conectados.
Es fácil llegar a la conclusión de que el infielder está lejos de ser un bateador de poder, pero lo más sorprende de todo es que quizás eso sea por decisión propia.
«Matt Boyd (pitcher) y yo estábamos sentados en los jardines viendo a Harold conectar jonrón tras jonrón en la práctica de bateo», recordó el dirigente de los bengalíes, A.J. Hinch, en una charla con MLB.com tras el desafío del miércoles. «Y en eso digo: ‘Este muchacho puede batear. Mantiene la pelota en el aire, pero si lo ves en la noche, entrará en la caja de bateo y buscará sacudir algunos sencillos».
Más tarde en esa jornada, tal como esperaba Hinch, Castro devolvió el primer envío que vio por parte del abridor de los Atléticos, James Kaprielian, hacia la banda contraria para sumar otro imparable productor.
Sin embargo, luego de fallar con un elevado en el cuarto acto, el caraqueño regresó al plato en el sexto inning para medirse a su compatriota Yusmeiro Petit y conectó una curva del diestro que cayó en el bullpen de visitantes. Ese fue el segundo bambinazo de Castro en la presente contienda.
«Ese es territorio de tipos con fuerza«, dijo Hinch sobre la zona en la que cayó el jonrón de su jugador. «Así que Boyd me recordó en el dugout de la conversación que habíamos tenido, de que podía mantener la bola en el aire y llevarla lejos cuando deseara».
Otra demostración:
Este jueves, en el último de una serie de tres duelos entre Oakland y Detroit, Castro decidió cruzar la frontera una vez más, pero esta vez hasta un área del Comerica Park que casi ningún toletero de los Tigres ha podido alcanzar este año.
El vuelacercas del criollo en el quinto capítulo viajó una distancia de 447 pies, el segundo más largo para un paleador de su club en el presente torneo, según informó la cadena televisiva de los felinos en el transcurso del cotejo.
«Le dije, creo que fue a Niko (Goodrum), que sentía que iba a batear un jonrón hoy (el miércoles)», señaló Castro. «Estaba conectando la pelota con fuerza en la práctica de bateo«.
Y si el capitalino en efecto tiene esa capacidad de pasar el suiche del poder cuando le plazca, los aficionados de Detroit tendrán mucho para celebrar durante septiembre.
«Eso es lo que voy a tratar de hacer este mes. Voy a cargar temprano en la mecánica de bateo para intentar conectar la pelota con fuerza en septiembre», explicó.
No obstante, por mucho que disfrute ver esta nueva versión de juego de Castro, Hinch espera seguir observando con frecuencia al toletero capaz de trabajar la cuenta y conseguir una buena cantidad de incogibles, así no salgan del terreno de juego.
«Harold nunca renunciará a los sencillos. No es uno de esos casos en los que habrá un cambio radical y empezará a hacer swings monstruosos», aseguró el mandamás. «Pero puede llevar la bola lejos y lo hará de vez en cuando. Solo que no debemos olvidarnos de que se gana su dinero brindando buenos turnos, haciendo contacto y siendo un artista de hits. Cuando el poder aparezca, pues mejor. Ha demostrado que tiene bastante fuerza. Pero pienso que es más importante que Harold se enfoque en tener buenos turnos y no tanto en el poder», concluyó.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Tigres.