Enzo Iannuzzi: »Italia ha sido un aprendizaje constante para mí»

Entregas anteriores han mostrado que Italia no es un destino poco habitual para los venezolanos que quieran desarrollar sus capacidades basquetbolísticas. La historia de Vincenzo Iannuzzi no dista mucho de los casos de Andrea Contreras, Diego Gallanti y Fabrizio Pugliatti.

Todos ellos menores de 18 años que encontraron en la nación mediterránea un lugar en el cual establecerse y pisar firme de cara a los próximos años de formación.

Al igual que Gallanti y Pugliatti, el apellido Iannuzzi es propio de lo más intrínseco de la nación italiana, de la cual hereda genes gracias a su abuelo, quien fue inmigrante de aquel país. Esto hace que no sea muy raro que el joven jugador haya partido a Europa en una especie de retorno a sus orígenes.

Con 16 años de edad, »Enzo», como es conocido, lleva 16 meses en el viejo continente después de haber llegado al club Virtus Valmontone, proveniente de Carabobo, donde se formó como basquetbolista.

Desde su arribo a tierras del norte italiano ha contrarrestado las diferencias culturales e idiomáticas para conseguir una adaptación adecuada a su nuevo entorno.

»Cuando pisé por primera vez este lugar, me recibieron muy bien. Con el tiempo aprendí el idioma, lo cual me sirvió mucho. Ahora sé comunicarme mejor con mis compañeros», cuenta.

También se tuvo que enfrentar a una estructura totalmente diferente a la que pudo observar en las categorías menores donde se desarrolló durante su adolescencia.

Iannuzzi: »Desde los primeros días en Italia comencé a practicar mi tiro»

»Italia ha sido un aprendizaje constante para mí. Desde los primeros comencé a practicar mi tiro con seriedad, sabiendo que eso es lo que quería y quiero hacer por el resto de mi carrera».

Las categorías menores del »pallacanestro», tienen muchos jugadores extranjeros, debido a la inmigración y a que es una buena plaza para desarrollar sus habilidades, muchos de ellos venidos de África, con las cualidades físicas que eso implica a la hora de jugar.

»Hay muchos extranjeros, sí, y hay que admirarlos por el valor que tuvieron al irse de sus tierras. Mi nivel siempre irá hacia arriba porque aprendo de mis rivales y en cuanto a físico es algo que me gustaría mejorar, sobre todo a la hora del contacto. Hay jugadores muy buenos que lo demuestran de esa forma y eso ayuda a mejorar».

Con sus 198 centímetros de estatura, Iannuzzi tiene un rol que va desde la posición de alero hasta la de pívot, función que cumple ocasionalmente. Pero sabe que para el panorama internacional debe especializarse en el puesto 3.

»A veces me toca jugar de cinco porque saco ventaja sobre mis adversarios, aunque mi entrenador insiste que juegue afuera, es decir, de alero».

Iannuzzi ha tenido respaldo competitivo entre uno de sus compatriotas dentro de Italia

Como fue dicho anteriormente, el caso de Enzo no es aislado, pues la diáspora venezolana por el mundo ha llevado a que muchos connacionales vivan fuera del territorio nacional y eso sucede constantemente en el ámbito deportivo.

En Italia comparte categoría y competencias con el talentoso Fabrizio Pugliatti, quien ha destacado con varios premios en los torneos de divisiones menores en Italia.

Ambos fueron convocados recientemente para integrar la selección U16 de la región de Lazio y tienen una buena relación.

»Me siento muy contento por esa oportunidad. Me sirve para demostrar mi juego y con Fabrizio comparto mucho aunque juguemos varias veces en contra porque está en otro equipo (Stella Azurra)».

La ilusión de representar a Venezuela

Lo paradójico es que compartirán cancha en el equipo de esta región de la capital italiana, pero aún no han podido hacerlo con la Vinotinto, aunque ya Pugliatti disputó el Sudamericano U15 en Montevideo, Uruguay hace par de años.

Por ello el carabobeño no pierde las esperanzas de uniformarse con el equipo nacional del país que lo vio nacer.

»Siempre da ilusión representar a tu país. Es una de mis grandes metas y me lo he propuesto como un objetivo».

Enzo no descarta tampoco la posibilidad de representar al país de su abuelo en un futuro al contar con la doble nacionalidad, pero por los momentos se centra en continuar creciendo deportivamente.

Sin embargo, durante su infancia no tenía muy en claro a qué deporte dedicarse a tiempo completo, dado que compaginaba sus actividades físicas con otras disciplinas.

»Yo empecé a jugar basket en la escuela Tres Segundos. Allí di mis primeros pasos con 7 años, pero también practicaba fútbol. Fue a los 12 años que me lo tomé en serio, porque era un niño y lo veía como un deporte para divertirme. Incluso aún hoy lo veo así. No tenía tantos deseos de llegar a profesional porque no me lo esperaba».

Su primer entrenador fue Aquiles Próspero, a quien le debe su formación en el periodo de la adolescencia, pese a que no se olvida de Martín Ruíz, uno de sus primeros docentes en los tabloncillos.

Aún a su corta edad e incipiente carrera, no es descabellado pensar en él, así como en muchos otros criollos que se desempeñan en el extranjero, para ser parte del recambio en el próximo lustro.

Texto: Alejandro Jesús Fernández / @AlejoFer1398

Foto: Cortesía Enzo Ianuzzi

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