The Last Dance: cinco enseñanzas que nos dejó su estreno

Este domingo se estrenó en Estados Unidos el documental «The Last Dance«, el cual relatará anécdotas y vivencias nunca antes contadas acerca de Michael Jordan, la dinastía que construyó en los Chicago Bulls y el final de tan glorioso «baile».

La miniserie constará de 10 episodios de poco menos de una hora de duración. Cada semana saldrán 2 episodios al aire. Por lo tanto, esta travesía se prolongará más de un mes.

Mucha tela que cortar nos dejó el «debut» del documental, que por lo pronto, supera las expectativas con creces -y vaya que era difícil-.

En este escrito comentaremos los cinco aprendizajes más notables -para este servidor- que «The Last Dance» nos regaló en la primera semana.

Spoiler alert: si no has visto aún el estreno, te recomiendo que lo hagas y vuelvas en un par de horas. En Venezuela, los primeros dos capítulos ya están disponibles en la plataforma Netflix.

Sin más, adentrémonos en la era más gloriosa en la historia de los Chicago Bulls, comandada por un incansable Michael Jordan.

1. Michael Jordan se jugó su carrera en el segundo año

«Su majestad» venía de ganar el «Novato del Año» de la NBA. Los Bulls empezaban a construirse alrededor de él. Pero el 29 de octubre de 1985 fue un punto de inflexión en su novel carrera.

Apenas en el tercer partido del año, Jordan no cayó bien de un saltó, pues aterrizó con el pie plano. Se quebró el pie y su tiempo de recuperación era incierto. Por ello, se perdió gran parte de la temporada (64 partidos).

De hecho, Chicago no tenía intención de hacer jugar a Jordan ese año. Existía un 10% de probabilidades, para aquel momento, de que se volviera a lesionar. Y según los médicos, si pasaba, su carrera llegaría prontamente a su final.

Él tenía otros planes. Su amor y pasión por el juego lo llevaron a regresar a la Universidad de North Carolina, a rehabilitarse en secreto y con mayor rapidez. Volvió, jugando solo siete minutos por mitad en lo que quedaba de la ronda regular.

Su regreso impulsó e inspiró a los Bulls, que tomó el último boleto a Playoffs a pesar de un récord desastroso (30-52).

En primera ronda, los Celtics de Larry Bird barrieron a Chicago (3-0), no sin antes sufrir a una bestia desatada con el «23» en la espalda que promedió 43.6 puntos en la serie.

Su mayor exhibición fue en el juego dos, en el que anotó 63 puntos, récord aun vigente de anotaciones en un partido de postemporada. Casualmente hoy se cumplen 34 años de semejante gesta.

«Ese día, Dios se disfrazó de basquetbolista».

Larry Bird

Nada de esto hubiese sido posible sin las ganas que tenía Michael Jordan de jugar y de ser el mejor en ello; incluso teniendo todo en contra.

2. Sin Pippen no habría dinastía

En el segundo episodio, el propio Michael Jordan nos confirma una verdad que mucho se ha discutido por años al hablar de los seis títulos de los Bulls. «No hubiese ganado sin Scottie Pippen, por eso lo considero el mejor compañero que he tenido en mi carrera«.

Pippen fue el escudero de Jordan en los seis títulos, y su aporte se reflejó en absolutamente todos los aspectos del juego.

Además, cuando no estuvo en la primera parte de la temporada 97-98, los Bulls lo sintieron más que nunca. Perdieron los primeros partidos y el «Ãºltimo baile» comenzaba con el pie izquierdo.

Nunca estuvo tan cerca de irse de Chicago como en el período que comprendió los meses previos a dicha temporada y la primera mitad de la campaña. Finalmente terminó el año y se fue a lo grande con un anillo más.

3. Todos sabían de «The Last Dance«

Desde la obtención del quinto anillo, la dinastía tenía conocimiento de que el final se acercaba, por más que no lo quisieran.

Phil Jackson sabía de antemano que sería su último año al frente de los Bulls. Incluso estuvo cerca de no dirigir al equipo.

La relación de Scottie Pippen con la gerencia era irremediable. No había forma de que fuese mejor y los encontronazos eran constantes y cada vez más subidos de tono.

Jordan tampoco era ajeno a la situación. Sin Pippen, y sin Jackson a la cabeza, él se encaminaría al segundo retiro del baloncesto.

Es muy meritorio que un equipo prácticamente quebrado y sentenciado a muerte por la gerencia, como lo vemos en los primeros capítulos, haya sido capaz de no derrumbarse y de dar sus últimos pasos con excelencia.

4. Jerry Krause: ¿antagonista por completo?

Jerry Krause fue el gerente general de los Chicago Bulls durante todo el periplo ganador, incluso antes y después del mismo (1985-2003).

El documental nos muestra a su ego como, quizás, el rasgo más grande de su personalidad. Krause no supo llevar las relaciones con los jugadores, quienes no le tenían respeto.

Sobre el final de la era dorada, también tuvo remarcables diferencias con Phil Jackson.

Más allá de los conflictos y la relación tóxica con los jugadores, fue Krause el mayor responsable de formar dos equipos tricampeones.

Gestó el trade con los Seattle Supersonics para adquirir a un novato Scottie Pippen. Llevó a Charles Oakley a Chicago, y éste se convertiría en el mejor amigo y protector de Michael Jordan cada partido.

Oakley no duró más de tres años en la franquicia, porque Krause lo cambió por Bill Cartwright aun cuando Jordan estuvo en desacuerdo.

Pero Cartwright terminó complementando de buena manera al equipo del primer three-peat, y después se integraría al cuerpo técnico comandado por Phil Jackson para los últimos dos títulos.

Además, descubrió y convenció a Toni Kukoč de dejar Europa, y por último, logró sumar a las filas taurinas a Dennis Rodman.

Si bien su decisión de reconstruir el equipo aun cuando la base daba para más pudo ser otro gran error, no se puede negar que Jerry Krause ejecutó movimientos que a la postre fueron esenciales para el éxito.

5. La valía de la competitividad

Michael Jordan no habría sido lo que fue si no fuese por su competitividad. Lo dice él, su familia y su entorno. Las constantes «caimaneras» con su hermano son una prueba de ello. Ambos se adoraban, pero a la hora de jugar no habían sentimientos que valiesen.

Cuando no hizo el equipo en secundaria pudo haberse desanimado y dejado el deporte. Tras una charla con su madre, terminó esforzándose durante el verano. Regresó a los entrenamientos como uno de los mejores para la época, con más de 10cm de estatura respecto al año anterior.

Si querías que Jordan hiciese algo, solo tenías que decirle que alguien lo hacía mejor que él. En su mente, él quería dominar cada aspecto, ganar cada juego. Su mentalidad lo llevó a la cúspide y sirvió de modelo para las futuras generaciones. Ese es un legado que siempre existirá.

Así nos despedimos por esta semana. Pero volveremos cada lunes, después de la respectiva emisión de «The Last Dance«. Porque recordar un baile dorado no tiene precio.

Escrito por: Jorge Fernández / @SirGeorgeF
Fotos: Chicago Bulls / @chicagobulls
Fuente: Documental «The Last Dance«.

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