¿Nuevo horizonte para las estrellas? Hablemos del NBA All-Star Weekend

La semana de las estrellas en la NBA no pasó desapercibida. El NBA All-Star weekend tuvo desde la diversión y la tranquilidad habitual, hasta momentos de tensión, confusión… y locura.

El calendario de funciones especiales comenzó el viernes. Un establecido Celebrity Game es una buena entrada para el resto del fin de semana. Y también para un entretenido partido entre las jóvenes figuras de Estados Unidos y del resto del mundo, duelo que año tras año da para más.

Pero lo que más nos atañe para efectos de este escrito son las competencias realizadas entre sábado y domingo. Las que son más llamativas, y que por ende dan más tela que cortar.

El protagonismo se lo queda el NBA All-Star game. Y este año, con más razón que nunca.

Diversión y competitividad son compatibles

El plato fuerte del fin de semana fue una grata sorpresa para todo el público. Mientras en los primeros dos cuartos Team LeBron y Team Giannis intercambiaron canastas sin mayor trasfondo, al clásico estilo de un NBA All-Star game, en la segunda mitad todo cambió.

El tercer cuarto fue la antesala de lo que sería, probablemente, el mejor cuarto jamás jugado en un partido de las estrellas. Hubo un empate en el marcador, que no fue casualidad, pues ambos equipos buscaban quedarse con la victoria para ayudar a sus respectivas beneficencias.

Tuvimos la oportunidad de presenciar una «caimanera» a todo o nada, y sin límite de tiempo, para cerrar una invención maravillosa, que lamentablemente se dio, en gran parte, por la desaparición física de Kobe Bryant.

Tanto los elegidos por LeBron James como los elegidos por Giannis Antetokounmpo defendieron sobre el cierre como si de una final se tratase. Incluso Frank Vogel y Nick Nurse no dudaron a la hora de solicitar tiempos fuera para armar jugadas.

Y para más colmo, un tiro libre sentenció la partida. LeBron James no quiso arriesgar más de lo que ya había arriesgado para ganar, y no perdió la oportunidad de dársela a Anthony Davis en un alto-bajo favorable al cejudo, quien convirtió el segundo libre para darle la victoria a su equipo.

Fue un encuentro para enmarcar. Incluso hubo revisiones y protestas aireadas de los jugadores en los momentos más tensos. Un 10/10 que solo puede ir para mejor con el paso de los años.

Concurso de clavadas: en picada

Que Aaron Gordon saltase sobre Tacko Fall, un pivot de 2,26m -y jugador más alto de la liga-, parecía dar por bien concluida una bella noche sabatina. Finalmente el alero del Orlando Magic se quitaría la espina que le clavó Zach LaVine en 2016, y todos terminarían contentos. Pero el jurado tenía otros planes.

Dwyane Wade, Candace Parker (estrella de la WNBA), Scottie Pippen, Chadwick Boseman (actor) y Common (músico rapero) fueron los jueces.

Wade, Pippen y Boseman le dieron un 9 a la última volcada de Gordon. Derrick Jones Jr. se quedó el trofeo con una clavada calificada con 48/50.

Los propios jugadores presentes en Chicago se sorprendieron por un final digno de una serie. Un plot twist que nadie vio venir, a excepción de Derrick Jones, quizás, quien declaró que al ver que Gordon había rozado la cabeza de Fall al caer, sabía que no le darían un 50.

Por su parte, Aaron Gordon no quedó nada satisfecho. No volverá a participar, casi con total seguridad, de un concurso de clavadas. Y tras darle tanta vida al mismo, que finalice peleado con la competencia solo le hace mal a ésta última.

Gordon ya deleitó al mundo entero con sus volcadas imposibles. El Slam Dunk Contest estaba refrendando el porqué es el plato fuerte del sábado de estrellas. Pero después de la controversia, quedará del resto de jugadores cerrar la herida que se generó entre fanáticos, incluso mismos jugadores, y el concurso.

Triples constantes, habilidades sosas

Nos quedan el concurso de triples y de habilidades. Empecemos con el primero. Se lo llevó el escolta de los Kings de Sacramento, Buddy Hield, en el último tiro. Hubo emoción y buena competencia.

De alguna forma los organizadores le dan la vuelta al concurso de triples para mantenerlo a flote. Este año hubo par de pelotas que valían tres puntos y estaban en posiciones más lejos de lo habitual.

Poco más que destacar, sólido complemento de la semana de estrellas. Participan los mejores y sigue siendo un atractivo.

Caso contrario ocurre con la competencia de habilidades. Se queda muy corta. Y de habilidades como tal, deja mucho que desear. Seguramente hay más complicadas destrezas que hacer una bandeja y un triple sin oposición alguna.

Que este año haya ganado un pivot maquilla un poco el fondo. Por el contexto, se supone que los «hombres grandes» tienen menos probabilidades. Pero en esta NBA moderna, ese argumento flaquea.

Es menester que cambien las reglas de dicho concurso. Integrar más actividades al mismo. Nadie tendría problemas con ello. Porque el azar de quién encesta primero el triple para ganar se come a las habilidades con rapidez.

Para concluir, se hablará durante mucho tiempo de este NBA All-Star weekend. Fue un fin de semana en donde se vio de lo mejor y de lo peor, pero con mayor presencia de lo primero.

Aún con mucho por mejorar, la NBA dio pasos agigantados y revitalizó por completo el juego de las estrellas, estrellas que ahora tendrán nuevas y verdaderas motivaciones para considerar al mencionado duelo como un trofeo y no como un día de relajación.

Escrito por: Jorge Fernández / @SirGeorgeF
Foto y videos: NBA, Bleacher Report, ATT.

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