¡A bajarle dos! Nueva York hace de las carencias de Gleyber un drama innecesario

No hace mucho había un campocorto que constantemente dejaba caer rodados, los veía pasar bajo su guante o que jugaba a malabares con la pelota. Ese paracorto también erraba en sus disparos a la inicial y tuvo serios problemas en hacer el cambio a tiempo completo de la segunda y tercera almohadilla a las mucho más exigentes praderas cortas.

Ese jugador rankeaba año tras año entre los peores torpederos de todo el beisbol en distintos departamentos de interés, pero por alguna razón, su equipo seguía alineándolo en la posición número seis juego a juego, incluso ante la presencia de prospectos en las ligas menores con capacidad de tomar la batuta.

Algunos años después, ese mismo paracorto, que durante tanto tiempo lució como un experimento sin pies ni cabeza, cerró entre los tres finalistas al Guante de Oro en la posición, todo al mismo tiempo en que marcó su mejor temporada ofensiva como ligamayorista.

Fue el caso de Marcus Semien con los Atléticos. Luego de pasar sus primeras dos temporadas como ligamayorista viendo la mayor cantidad de juegos entre la segunda y tercera base con los Medias Blancas, el californiano tuvo que asumir el puesto de campocorto regular con los A’s en 2015.

Semien pasó de jugar 40.1 entradas en las praderas cortas con Chicago en sus dos primeras campañas combinadas, a 1304.2 con Oakland en su primer año con la divisa.

Como era de esperarse, en especial para un infielder con reconocidas carencias defensivas como Semien, la primera prueba fue un fracaso rotundo. El norteamericano marcó -8 en el departamento de carreras salvadas a la defensiva para ubicarse en el vigésimo puesto entre los 23 torpederos calificados de 2015. Asimismo, se posicionó último entre ellos en UZR con -11.7; esta estadística es una de las más utilizadas para medir el desempeño defensivo de un pelotero, pues toma en consideración los errores, el alcance, el brazo y la habilidad para las jugadas de dobleplay.

Palabras más, palabras menos, esa formula es una de las más confiables para respaldar que, en aquellos tiempos, Semien era el peor torpedero defensivo del beisbol.

El tiempo le dio la razón a los «Elefantes Blancos»:

El progreso de la apuesta de los Atléticos se fue dando, pero muy lentamente. En 2016 su UZR fue de -6.2, una cifra mucho mejor que la que había marcado el año previo, aunque solo le sirvió para finalizar un puesto más arriba (19) entre los campocortos calificados. En 2017 los problemas físicos le impidieron a Semien formar parte del listado por no acumular los innings necesarios, pero su UZR se mantuvo en negativo con -3.5.

Y entonces llegó el 2018 y el experimento finalmente generó los resultados esperados. El trabajo constante de Semien y la confianza de su conjunto dieron frutos impensables, cuando el paracorto marcó un UZR de 8.3 que fue el tercero mejor de todo el beisbol entre los paracortos calificados, solo por detrás de dos defensores elitescos de la posición como Andrelton Simmons (19.7) y Francisco Lindor (14.1).

Una temporada digna de consideración para el Guante de Oro, aunque esa designación no llegó hasta la contienda siguiente, cuando Semien registró un UZR de 6.7 que rankeó como quinto en la gran carpa, pero como el mejor de todos en la Liga Americana.

Gleyber Torres, hoy en el ojo del huracán, donde nunca estuvo Semien gracias a formar parte de una organización muy poco mediática como los A’s, fácilmente podría terminar en una situación similar cuando el producto esté finalizado por completo.

Al igual que Semien, el venezolano pasó de jugar esporádicamente en el campocorto con los Yanquis, a hacerlo prácticamente a diario de una temporada a otra. En 2018, su zafra de estreno con los mulos, Torres disputó apenas 152 innings en las praderas cortas, comparado con 915.2 en la segunda almohadilla.

Sin embargo, dicha cifra se elevó abruptamente a 659.2 en 2019 y a 320.2 el año pasado, que es considerado como su primero a tiempo completo en la posición, pero por el recorte en el calendario causado por la pandemia, la cantidad de episodios acumulados fue menor.

El comienzo siempre es complejo:

También como ocurrió con Semien en California, la primera asignación regular para el caraqueño como torpedero generó resultados muy negativos.

Molestias físicas le impidieron a Torres sumar la cantidad de entradas necesarias para ingresar al grupo de torpederos calificados en 2020, aunque no por mucho. Si hacemos una excepción y colocamos al criollo entre los 20 campocortos que sí calificaron, su UZR de -5.0 hubiese sido ampliamente el peor, pues el vigésimo en ese listado fue Corey Seager con -3.5.

Debido a que apenas concluyó la primera semana de acción de la presente campaña, todavía es muy temprano para que aparezcan los cálculos de UZR hasta ahora, pero otras estadísticas como la ya mencionada de carreras salvadas a la defensiva – que tiene prácticamente el mismo concepto – y la de outs por encima del promedio reflejan que las fallas de Torres en el campocorto continúan tan presentes como nunca.

Su -1 en el departamento de DRS lo ubica en el puesto 19 entre los 27 paracortos calificados en estas primeras de cambio, mientras que su -3 en OAA lo hunde aún más hasta la casilla número 26, donde es solo superado por Paul DeJong de los Cardenales con -4.

El panorama puede ser poco alentador, pero estamos hablando de un jugador que en 2019, su segunda temporada en el máximo nivel de su profesión y con la novena más mediática y ganadora en la historia del juego, no pudo concentrarse en una sola posición por tener que dividir su tiempo ente el campocorto y la segunda base, en la que jugó un total de 547.1 capítulos.

Con apenas 23 años de edad en ese entonces, el dos veces All-Star asumió la posición más trascendente del beisbol de forma regular por primera vez, al mismo tiempo en que lidiaba con comparaciones injustas con inmortales como Derek Jeter – quien a pesar de sus Guantes de Oro nunca fue realmente considerado como un paracorto con una excelsa defensa – y con interrogantes sobre si sería capaz de llenar los zapatos del espectacular Didi Gregorius.

Torres es visto como la piedra angular de esta organización de los Yanquis para presente y futuro, por lo que las críticas que jamás recibió Semien por estar en el siempre olvidado Coliseo de Oakland, las intenta esquivar el criollo como pedradas en el mítico Yankee Stadium.

Es cierto que aquellos Atléticos de 2015, 2016 y 2017 estaban en pleno proceso de reconstrucción, por lo que podían darse el lujo de esperar pacientemente por la evolución de Semien, mientras que los Yanquis están una vez más entre los favoritos a ganarlo todo este año. Pero no es menos cierto que más allá de sus constantes aspiraciones de Serie Mundial, Nueva York tiene un gusto particular por inyectar drama sin necesidad.

Una prueba de ello es que si bien Torres lidera a todos los campocortos de las mayores en errores desde 2020 con un total de 11, en esa lista le siguen de cerca torpederos como Willy Adames (10), Trevor Story (10), Javier Báez (9), Trea Turner (9), Seager (9) y Gregorius (9), todos constantemente elogiados y muy poco criticados.

El experimento del venezolano no solo es similar al de Semien, sino que también tiene muchas más probabilidades de funcionar de las que tuvo el del ahora infielder de los Azulejos. Torres es más joven de lo que era Semien cuando comenzó su prueba con los A’s y además también se presenta como un jugador mucho más talentoso en general.

Los Yanquis estarán bien y Gleyber también. Solo es cuestión de tiempo, paciencia y si es posible, menos drama.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: AP.

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