César Hernández cerró una primera mitad de poderío inusual en la segunda base

Lo primero que viene a la mente para describir a César Hernández como pelotero, puede ser su durabilidad en el terreno de juego, su capacidad para conectar imparables y su mejorada defensa que lo llevó a ganar un Guante de Oro en el torneo pasado. El poder, sin embargo, posiblemente no entre en las características principales.

Por lo menos así había sido hasta ahora. El venezolano está formando un caso interesante para cambiar la perspectiva que suele tenerse de él como jugador, gracias al incremento de conexiones de largometraje en el actual torneo.

Hernández, de 31 años de edad, concluyó su participación en la primera parte de la campaña con un total de 15 cuadrangulares, lo que le permitió igualar su marca tope como grandeliga en una temporada, misma que implantó en su penúltimo año con los Filis en 2018.

Es decir, salvo algún gran imprevisto, el valenciano establecerá otro récord personal en dicho departamento en algún punto de la etapa complementaria. Todo gracias a un aumento considerable en el renglón de jonrones por cada elevado, donde Hernández registra un porcentaje de 17.6% en lo que va de 2021, dejando bien atrás el 10.2% de hace tres años.

Además, sus 15 bambinazos le permitieron igualar a Carlos Baerga (1993) en la segunda posición histórica de los Indios en cuanto cuadrangulares de camareros antes del Juego de Estrellas. El récord dentro de la franquicia le pertenece a Joe Gordon, quien sacudió 17 en la primera mitad de 1948.

La clave radica en la contundencia:

El tanto por ciento de elevados conectados de Hernández es ligeramente superior al de 2018 (34.3% – 33.6%), pero la gran diferencia es que el criollo está conectando la bola tan fuerte como nunca antes en su carrera; por ende, cada vez que lleva la pelota al aire en esta contienda, hay mayores probabilidades de que la misma sobrepase la barda.

En apenas 85 juegos este año, Hernández ya le pasó por encima a su marca previa de «barrels» o conexiones con la parte gruesa del bate. El carabobeño tiene 23 de esos batazos en 2021 y nunca antes había pasado de los 16.

Asimismo, el barrel% del segunda base es de 9.2% esta vez (su récord en un mismo año es de 3.9% en 2020) y ya registra 96 conexiones con una velocidad de salida de 95 millas por hora o más, en camino a también romper su marca actual de 146 en 2019.

Si bien su línea ofensiva de .226/.305/.413 quizás no resulte tan llamativa, Hernández es uno de esos toleteros que ha corrido con algo de mala suerte, según las estadísticas avanzadas. Así lo refleja su promedio de bateo esperado (xBA) de .258 y su slugging esperado (xSLG) de .435, métricas que sirven para calcular el desempeño de un bateador de acuerdo a la calidad de sus conexiones y no de los resultados obtenidos con las mismas.

Luego de no sonar ningún triple el año pasado, Hernández sumó dos en la primera mitad del vigente campeonato y proyecta finalizar con su máxima cifra en dicho departamento desde cuando menos 2018 (3). En 2017 cerró con seis conexiones de tres bases, cifra que también pudiera estar al alcance para este año, aunque su marca de 11, conseguida en 2016, sí luce segura por un tiempo más.

La temporada ofensiva del camarero no ha salido del todo como esperada hasta los momentos, pero está lejos de ser una decepción. Si Hernández continúa chocando la bola con la fuerza con que lo hizo en la fase inicial, es fácil pronosticar que eventualmente la suerte irá mejorando y con ella sus resultados.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: Cortesía Indios.

Botón volver arriba