Durante las últimas semanas, el prolongado «slump» ofensivo de Elvis Andrus comenzó a disiparse. Los hits aparecieron y aunque sus números globales todavía dejan mucho que desear, por primera vez desde su llegada a los Atléticos, las cosas parecen estar girando en la dirección correcta.
En sus 48 desafíos iniciales con Oakland, luego de 12 años vistiendo el uniforme de los Rangers, Andrus registró una pálida línea ofensiva de .197/.238/.248, con 10 anotadas, seis remolcadas y un OPS de .486 puntos. Hasta antes de la jornada de este jueves, su slugging y OPS eran los más bajos entre todos los bateadores calificados en la vigente temporada.
Sin embargo, en sus últimos 15 cotejos, el maracayero lució mucho más cercano a la forma que lo convirtió en un dos veces All-Star en Texas, ligando para .298/.327/.383. Entre el 7 y el 20 de mayo, Andrus tuvo una racha de 11 encuentros seguidos con cuando menos un imparable, la más larga de cualquier toletero de los A’s este año.
Una vez finalizada esa cadena, el paracorto tuvo otro bajón, al irse en blanco en sus siguientes cuatro choques, pero reaccionó justo a tiempo con tres incogibles en cuatro turnos frente a los Marineros el martes. Esa jornada fue la primera con un trío de cohetes para Andrus desde 24 de septiembre de 2019.
Secuelas de sus inconvenientes de salud:
El criollo, de 32 años de edad, asoció algunos de los problemas actuales de su mecánica de bateo a malos hábitos creados a raíz de una lesión en la espalda que limitó su tiempo de juego de forma considerable en 2020.
«No hay una buena dirección hacia la pelota. Es prácticamente un swing hacia arriba y afuera», le comentó Andrus a The Reporter. «Ayer (martes), bateando ante la máquina de pitcheos quebrados, pude entender la dirección. Cuando mi swing está bien, es muy fácil, muy sencillo«.
La molestia en la espalda fue de tal magnitud que básicamente erradicó la confianza del venezolano en la parte baja de su cuerpo.
«No podía usar mis piernas incluso si quería. Mi espalda no me lo permitía porque me causaba mucho dolor. Y allí apareció ese problema en el que no confiaba en mis caderas», explicó.
A pesar de que Andrus nunca ha sido reconocido como un paleador de poder – solo en dos ocasiones en sus 13 años como ligamayorista ha registrado doble dígito en el renglón de jonrones hasta ahora – la actual sequía de bambinazos por la que atraviesa el torpedero resulta alarmante para muchos.
Sus 157 turnos seguidos sin conectar un vuelacercas son la mayor cantidad de todo el beisbol en 2021. Curiosamente, su último estacazo de vuelta completa llegó ante los A’s y su actual compañero de equipo, Mike Fiers, el 11 de septiembre del año pasado.
Pero no anoten a Andrus entre aquellos preocupados por la falta de conexiones de largometraje. Para el aragüeño, es cuestión de ir un paso a la vez.
«Creo que si sigo haciendo lo que hice anoche (martes), los jonrones vendrán de forma automática. Será algo muy rápido. Solo quiero bajarle la velocidad al juego y tratar de embasarme tantas veces como pueda. Sé que apenas consiga eso, la capacidad de llevar la bola lejos volverá», señaló el veterano. «Estoy seguro de que tan pronto como pueda arreglar mi swing y volver a quien soy, todo hará click. Lo he hecho muchas veces en mi carrera. Siempre que me caliento, todo regresa a la normalidad con rapidez», concluyó.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Atléticos.