Por 18 temporadas en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, Felipe Lira vistió un único uniforme. Los Tiburones de La Guaira eran todo lo que el ex lanzador conocía en la pelota invernal, hasta una breve experiencia final en el circuito con las Águilas del Zulia.
Una vez que su tiempo como jugador activo culminó, la organización salada se mantuvo como su casa. Por años, Lira formó parte de múltiples cuerpos de coaches dentro de la divisa, liderados por figuras como Buddy Bailey y Oswaldo Guillén, entre otros. Con casi tres décadas como miembro de la franquicia, en una u otra capacidad, fue fácil asumir que cuando el lazo laboral entre ambas partes se rompió, surgió una especie de vacío de parte y parte.
«Me sentí bastante extraño«, le admitió Lira a Sports Venezuela este viernes.
Pero la sensación no iba ligada a una preocupación por encontrar otro trabajo. El currículum del ex grandeliga es más que conocido de punta a punta en el circuito nacional y era cuestión de tiempo para que se abriera una nueva ventana. Previo al inicio de la presente temporada, Caribes de Anzoátegui, los campeones defensores, lo contrataron para que sirviera como su instructor de lanzadores.
Tal como admite el mismo Lira, la mudanza no fue sencilla de digerir; sin embargo, tampoco fue tan complicada como muchos pueden imaginar.
«Salir de Tiburones fue bastante duro, pero también un alivio«, aseguró Lira. «Siento que habían muchas cosas que no estaban claras. No soy de los que se vuelve adulante con las personas que están al mando de un equipo. Las relaciones no fueron muy transparentes«.
Primeros en saludarlo:
De igual forma, el beisbol se empeñó en seguir jugando con sus emociones, y el primer desafío de Lira al mando del staff de pitcheo de los aborígenes fue, por supuesto, ante la novena que por siempre estará ligada a su nombre.
«Ese primer juego en Puerto La Cruz contra ellos fue diferente, raro; aunque al mismo tiempo estaba muy contento. No fue fácil pasar el suiche, después de casi 30 años como jugador y coach, pero me considero un profesional, leal, y si estoy con un equipo, pues tengo que dejar atrás el lado sentimental», indicó el instructor. «Cuando todo ocurrió estaba feliz y triste, pero eso (la situación con Tiburones) había ocurrido hace mucho tiempo y yo no lo había comentado», añadió.
Con Caribes, las cosas no salieron como estaban previstas. Allí, Lira trabajó en conjunto con un buen amigo y mentor en Mike Álvarez, coach de pitcheo indígena por muchos años y actualmente dirigente del club. Por ese lado no hubo inconveniente, pero los resultados fueron poco alentadores en las primeras tres semanas del torneo y el mirandino resultó despedido tras apenas 15 juegos.
«La experiencia fue cortísima, de tan solo un mes contando los entrenamientos. Pero no tengo nada malo que decir, me trataron muy bien», comentó el ex brazo sobre su tiempo con la tribu en esta campaña. «Es un equipo que independientemente de lo que tenga para aportar cada quien, siempre pone como prioridad el ganar. Tienen una ofensiva que es quizás la mejor de la liga y un bullpen bastante sólido, pero lastimosamente la rotación no hizo el trabajo y yo soy el dueño de esa bodega, como dicen».
Anzoátegui, que llegó a la jornada de este sábado como penúltimo en la tabla de posiciones con balance de 6-10, tenía también la segunda peor efectividad colectiva (5.80) del campeonato luego de sus primeros 16 cotejos. Los relevistas marcaron un porcentaje de carreras limpias de 4.76 en ese lapso, mientras que los iniciadores registraron 7.56 en el mismo renglón.
«La rotación fue bastante inconsistente desde el primer día. En un principio más o menos pude ver, por los nombres, que estábamos un poquito escasos en cuanto a lanzadores abridores, pero ese es mi trabajo y no hay excusa. El encargado de ese pitcheo abridor era yo y sucedió lo que sucedió», continuó Lira. «La experiencia con Mike fue muy buena. Lo conozco desde 1997 o 1998, fue mi coach en Tiburones y siempre tuvimos una buena relación. Cuando me nombraron instructor de lanzadores en La Guaira y él estaba en Anzoátegui, hablábamos y compartíamos ideas. Es alguien que sabe cómo llegarle a los serpentineros y lo aprecio mucho. Me dio toda la confianza para que yo hiciera lo que consideraba conveniente. Siempre ha estado tratando de ayudarme y creo que era una combinación muy beneficiosa para Caribes, pero no se dieron las cosas», agregó.
Y a pesar de los resultados adversos y de lo breve que terminó siendo esa etapa en su exitosa trayectoria, el nativo de Santa Teresa del Tuy se considera muy afortunado por haber podido sentir la energía que acompaña a una de los conjuntos más exitosos de la liga en la última década.
«Me sentí muy contento apenas Caribes me contactó. Es una de las organizaciones más exitosas a nivel gerencial. Nunca había visto una cultura tan ganadora y guerrera como la de ese equipo. Hay que estar en el dugout para ver cuánto les duele cuando pierden y cómo disfrutan cuando ganan. Estoy agradecido por la oportunidad que me dieron. Jamás me habían botado a mitad o comienzos de una temporada, pero siempre hay una primera vez. Ojalá ellos hagan los ajustes necesarios y puedan seguir adelante. Les deseo lo mejor», concluyó.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Prensa Tiburones.