Por razones ampliamente conocidas, la temporada 2020 de las Grandes Ligas fue inusual para todos. Algunos jugadores lograron hacer el ajuste a tiempo y siguieron su curso, pero otros, como los venezolanos Gleyber Torres y Eugenio Suárez, no pudieron recuperarse lo suficiente como para reflejar números acordes a sus elitescos estándares.
No obstante, con el regreso de un calendario mucho más parecido al tradicional, tanto en el spring training, como también durante la temporada, ambos sluggers lucen en posiciones envidiables para recuperar sus puestos entre los mejores del beisbol.
Torres, de apenas 24 años de edad, tuvo problemas incluso en su preparación física, de acuerdo a algunos reportes de medios norteamericanos que reseñaron en su momento que el caraqueño se presentó fuera de forma en el campamento de verano de los Yanquis.
Al final, luego de disputar 42 compromisos en la ronda regular con los mulos, el infielder registró un promedio de apenas .243, con solo tres cuadrangulares y 16 carreras remolcadas.
En sus dos campañas iniciales en las mayores, cada una digna de generarle invitaciones al Juego de Estrellas, Torres marcó una línea ofensiva combinada de .275/.338/.511, junto con 62 bambinazos y 167 carreras remolcadas. El OPS+ que cosechó el venezolano en esas zafras fue de 125, muy superior al 102 del año pasado.
El bate escondió su mejor versión ante la pelota:
Un gran problema ofensivo para el jugador perteneciente a los Leones del Caracas en Venezuela fue que su “barrel” (ocasiones en las que golpeó la pelota con la parte más gruesa del bate) disminuyó en un 6.4% con respecto a la contienda anterior, la sexta caída más grande para un jugador de la gran carpa en ese lapso.
Por otro lado, la buena noticia para Torres fue que su tanto por ciento de veces en las que conectó pelotas con fuerza aumentó de 36.5% a 38% en ese mismo período, aunque casi la mitad de esas bolas bateadas con solidez terminaron en rodados, a diferencia de 2019, cuando solo un tercio de ellas viajaron por tierra.
Sin embargo, los aspectos positivos del criollo en 2020 sugieren que su desempeño a futuro, en una temporada más cercana a lo normal, no corre peligro. En su tercer año como ligamayorista, Torres mostró mejor disciplina en el plato, como lo demuestra su declive en el renglón de porcentaje de pelotas fuera de la zona a las que le hizo swing, donde tuvo el cuarto descenso más grande de MLB (11.1%). De los pitcheos a los cuales abanicó el caraqueño el año pasado, solo el 20.2% estuvo fuera de la zona de strike.
Como resultado de ello, tanto su porcentaje de ponches, como el de boletos recibidos, también mejoró. Durante los playoffs, el paracorto de los neoyorquinos explotó con un promedio de .435, dos jonrones y un OPS de 1.262 puntos en siete duelos, gracias en gran parte a revertir la tenencia de que muchas de sus conexiones fuertes fueran a ras del suelo. Seis de sus ocho batazos calificados como conexiones contundentes en la postemporada estuvieron en el aire.
Problemas adicionales del otro lado:
Por su parte, Suárez tuvo un caso mucho más particular que varios de los otros sluggers que afrontaron un duro 2020. Además de lidiar con las vicisitudes de la pandemia, el oriundo de Puerto Ordaz participó en la peculiar temporada a solo mes de pasar por quirófano para reparar una lesión en su hombro derecho en enero.
A pesar de que la demora por el inicio de la campaña le brindó un espacio de recuperación más amplio, es discutible la posibilidad de que el antesalista de los Rojos no estuviera completamente recuperado en las primeras de cambio del torneo o incluso en la totalidad del mismo.
En sus primeros 20 compromisos del recortado calendario, el All-Star en 2018 bateó apenas para .118/.268/.235, con solo cuatro extrabases. Mientras tanto, en los siguientes 37 duelos de la campaña, su línea ofensiva estuvo mucho más cerca de la esperada por el paleador (.246/.336/.592, con 19 batazos de múltiples bases, incluyendo 13 cuadrangulares).
De cualquier forma, sus .202 puntos de promedio, .312 de OBP y .470 de slugging al final del año estuvieron muy por debajo de sus estándares, así como también su BABIP de .214, considerablemente inferior a su marca vitalicia de .310.
Pero al igual que su compatriota de los Yanquis, el ganador del Premio Luis Aparicio en 2019 también tuvo aspectos bastante positivos de su juego ofensivo en medio de un año complejo. Tan solo a unos meses de la delicada cirugía, Suárez logró registrar un porcentaje de “barrel” de 14.4%, la marca más elevada de su carrera en las mayores y la decimosexta mejor en todas las Grandes Ligas el año pasado.
Para comprender un poco más la magnitud de lo conseguido por el tercera base en dicho renglón, su tanto por ciento finalizó entre los obtenidos por Freddie Freeman y José Abreu, ambos ganadores de las distinciones como MVP en sus respectivas ligas.
Asimismo, otro buen presagio es que Suárez llegó en una mejor forma física a la pretemporada actual, perdiendo incluso 15 libras de peso, de acuerdo a información publicada en The Athletic este miércoles. El antesalista se apoyó en una dieta durante el receso entre contiendas que lo forzó a despedirse de las arepas y la cerveza, entre otras cosas.
Con ambos jugadores criollos entre los 24 y 29 años de edad, los pronósticos son muy alentadores para una recuperación absoluta en 2021, que salvo algún contratiempo de última hora, contará con un spring training sin interrupciones y con una campaña con los habituales 162 desafíos en el calendario de cada organización.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: AP.