Pablo López tiene el porte de un lanzador estelar. Con 1.93 metros de estatura y unos 102 kilos de peso, el venezolano se presenta en una condición idónea para alcanzar la estelaridad en el máximo escenario. Su juventud – 25 años recién cumplidos – también indica que la mejor parte de su carrera está por venir.
Sumado a ello, el derecho también viene de una temporada en la que finalmente demostró que puede ser un abridor de la parte alta de la rotación, al marcar una efectividad de 3.61 en 11 aperturas, en las que registró un WHIP de 1.18 y ponchó a 59 rivales en 57.1 entradas sobre el ruedo.
¿El repertorio? Ese también lo tiene, y tal como se mencionó anteriormente, lo más alentador de todo para los Marlins, y aterrador para sus contrarios, es que solo promete mejorar con el pasar de los meses y años.
López formó parte de un selecto grupo de ocho serpentineros (mínimo de 40 innings lanzados) que acumularon cuando menos un 50% en el renglón de rodados inducidos y 24% en el de ponches propinados. Junto con el oriundo de Cabimas, también ingresaron en ese club figuras como Clayton Kershaw, Hyun Jin Ryu, Luis Castilo, Yusei Kikuchi y Sonny Gray.
Desde su arribo a las mayores en 2018, el diestro ha incrementado su porcentaje de recetados de 18.6% a 24.6%, una clara señal de cómo su arsenal se ha ido puliendo con el pasar del tiempo y la experiencia ganada.
Un juego de números lo hace todavía más impresionante:
De hecho, la mencionada efectividad de 3.61 que registró el criollo en la peculiar zafra pasada, pudo haber sido mucho mejor si tan solo se realiza el reemplazo de una de sus aperturas con otra ante el mismo equipo, pero en la postemporada.
López toleró siete carreras limpias en apenas un episodio y dos tercios de labor el 9 de septiembre frente a los Bravos; si la intercambiamos con su careo ante Atlanta casi un mes después en los playoffs, cuando trabajó cinco actos de tres hits y dos rayitas, su porcentaje de carreras limpias permitidas en la regular hubiese sido de 2.67.
Parte fundamental del éxito obtenido por el venezolano en la contienda anterior fue la adición de un cutter a su reportorio, que además incluye una recta de cuatro costuras, un sinker y un cambio de velocidad en el que López se ha apoyado con mucha mayor frecuencia en tiempos recientes (lo utilizó en un 30% de las ocasiones el año pasado).
El diestro de Miami rankeó entre los mejores percentiles en varias de las principales categorías en 2020, como velocidad de salida de las conexiones en su contra (90), porcentaje de pelotas bateadas con contundencia (79), xERA (82) y tanto por ciento de “barrel” (84).
A finales de la semana pasada, López fue nombrado como el segundo hombre en la rotación del mánager Don Mattingly para esta venidera campaña, detrás del dominicano Sandy Alcantara. Tal como lo fueron el año pasado, el desempeño del criollo y su capacidad de seguir mejorando sobre el morrito, serán de vital importancia para las aspiraciones de los peces de alcanzar las citas de octubre por segundo año corrido.
En lo individual, se puede concluir que el venezolano tiene el aspecto, la edad, el currículum reciente y el repertorio para ser un brazo estelar en la gran carpa. Y sus números sugieren que quizás solo le haga falta esta próxima temporada para que nadie pueda volver a cuestionarlo.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Marlins.
