Es curioso que el beisbol, en ocasiones, sea señalado como un deporte «muy complejo» para enganchar a nuevas audiencias, pero por otro lado, algunas de las características más llamativas del juego sean definidas por cosas tan básicas como un tema musical infantil.
Es el caso de «Baby Shark» y del venezolano Gerardo Parra, por ejemplo. A pesar de que el criollo no cuenta con los números suficientes como para enamorar a una fanaticada con el simple hecho de hacer swing, sí que se convirtió en un verdadero ícono de Washington gracias a la popular melodía del tiburón bebé y su familia.
Durante la temporada 2019 con los Nacionales, Parra adoptó dicho tema como la canción que sonaría en las bocinas del Nationals Park cuando le correspondiera consumir un turno al bate. De un momento a otro, «Baby Shark» pasó de ser una simple introducción del jardinero, al himno de una organización que ese mismo año reclamó su primer título de Serie Mundial.
Cuando dicha zafra llegó a su fin, Washington decidió dejar ir al zuliano, quien optó por jugar en Japón con los Gigantes de Yomiuri en 2020. Pero por muy cliché que pueda sonar, el buen hijo siempre regresa a casa, y Parra llegó a un acuerdo de ligas menores con la divisa a comienzos de febrero.
Lo bueno se hace esperar:
Parra, de 34 años de edad, se perdió buena parte de la primavera por una cirugía en la rodilla derecha a la que se sometió durante el invierno y eventualmente se quedó sin tiempo para pelear por un cupo en el equipo grande. Inició el año en el complejo alterno del club y luego se movió a la sucursal triple A Rochester, además de llegar a formar parte del «escuadrón del taxi» que sirve de plan B para los dirigentes en la carretera.
Sin embargo, este pasado domingo llegó la oportunidad que tanto esperaba Parra, su familia y los aficionados en la capital de los Estados Unidos. Con necesidad de un jardinero suplente luego de que Andrew Stevenson quedara marginado por una lesión, los Nacionales activaron a uno de sus baluartes de hace dos temporadas, y con él, también al coro que lo hizo tan famoso.
«No puedo cambiarlo. Trae buenas vibras para el equipo y es aún más especial para los fanáticos», le comentó Parra al portal oficial del conjunto.
El patrullero, que también recibió un mensaje de texto de una de sus hijas pidiéndole que mantuviera la canción, entró como bateador emergente por el lanzador Patrick Corbin en el séptimo capítulo, oficializando su retorno.
¿La reacción de los más de 30.000 aficionados presentes? Como si la máquina del tiempo nos hubiese llevado un par de años hacia el pasado.
«Casi lloro. Si comparo mi primer turno en las Grandes Ligas con ese, me sentí más nervioso en este«, señaló Parra después del choque. «Mis piernas temblaban un poco y estaba feliz de ver a todos los aficionados levantarse y cantar ‘Baby Shark’. Se sintió como un regreso al 2019. Estoy contento por eso», agregó.
Tras asimilar la algarabía, Parra continuó con el libreto digno de una historia de Disney, al sacudir un doble por la raya del jardín izquierdo para acreditarse un doble. Posteriormente, Kyle Schwarber lo trajo hasta el plato con su tercer jonrón del compromiso.
«Es un ambiente de postemporada cuando suena el ‘Baby Shark», aseguró Corbin. «Sabías que iba a hacer algo cuando salió a batear. Qué gran compañero«.
En 21 desafíos en las menores este año, el dos veces Guante de Oro ligó para .222/.385/.333, con tres dobles, un triple, un cuadrangular, 10 anotadas y 12 remolcadas, además de sumar 19 boletos.
El tiempo de duración de esta pasantía con el equipo grande de los Nacionales es incierto, aunque Parra es fiel creyente de que si deseas algo con todas tus fuerzas, se terminará haciendo realidad. Después de todo, ya le funcionó una vez.
«Siento que en el beisbol y en la vida, siempre tienes un chance. Nunca puse en mi cabeza que no podría regresar hasta acá. El año pasado, cuando firmé en Japón, dije que quería jugar allá, pero que deseaba volver», cerró.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Nacionales.