Robert Suárez sacó un cero de leyenda: «Ahora tengo más confianza»

En postemporada, ante los Dodgers de Los Ángeles y como visitante, Robert Suárez le tocó un escenario del que es difícil salir ileso. Hombre en tercera y primera base sin outs; con la obligación de no permitir ninguna anotación para mantener la ventaja en el marcador de los Padres de San Diego. 

Quizás era un reto que no hubiera podido controlar el Suárez del primer mes en las Grandes Ligas. Era un lanzador abrumado por estar en el máximo nivel del beisbol y sin un repertorio refinado para dominar a bateadores excelsos. Sin embargo, el actual puede con cualquier responsabilidad, hasta la que se le presentó en la Serie Divisional ante los Dodgers. 

Robert Suárez ponchó a Justin Turner con una recta de 101 millas por hora. Se trató de un envio con el movimiento y fuerza suficiente para que abanicara. Luego ubicó su afamado cambio de velocidad para que Gavin Lux conectara un manso roletazo para doble matanza. Inning en blanco y San Diego salió de un atolladero que significó una victoria. 

“A medida que avanzaba la temporada, gané más y más confianza”, dijo Suárez durante una entrevista para MLB.com. “Ojalá se mantenga así. Las últimas salidas, he tenido cierto éxito. Con suerte, puedo seguir así”. 

Robert Suárez no permite una carrera desde el pasado 29 de agosto. Son 17.1 episodios en los que ponchó 24 bateadores y apenas ocho hits. Es un registro que invitan a pensar que es un pitcher completamente diferente al de comienzo de zafra, ése que concedió cuatro rayitas durante sus primeras dos entradas. 

“En esa situación, mi mentalidad es simplemente no permitir ninguna carrera”, dijo Suárez en español. “Ese es mi enfoque”. 

Robert Suárez respondió a la confianza 

La historia de Robert Suárez no es la habitual de un lanzador del máximo nivel. Es un venezolano que no firmó al profesional en su país y se fue a México para perfeccionarse. Pasó cinco temporadas  en Japón antes de finalmente ganar su primera oportunidad en las Grandes Ligas con San Diego este año. Ahí emergió como el último héroe improbable que prosperó en el escenario más grande para los Padres. 

“El asesino silencioso”, dijo Joe Musgrove sobre el criollo. “El chico realmente no habla, es súper callado, siempre es muy estoico. Pero es un competidor. Puedes verlo cuando está en el montículo”. 

San Diego lo ayudó mucho a recibir esos elogios. Los Padres sacaron el máximo provecho a esa centellante recta y refinaron su repertorio para convertirlo en su pitcher del octavo innings. ¿Cómo lo hizo? Con una mente especializada en ayudar serpentineros como la de Rubén Niebla, coach de lanzadores de los religiosos. 

El instructor notó que la recta de Suárez promediaba 97.9 millas por hora, aunque con un movimiento natural al lado derecho del plato. También tenía un cambio de velocidad que normalmente viajaba a 89 millas por hora y se caía con una violencia tremenda, pero también se deslizaba a la derecha. Le hacía falta un pitcheo que fuera en la otra dirección y confundiera a los toleteros que ya sabía hacia donde se iban sus disparos. 

“Todo se movía a la derecha”, explicó Niebla sobre Suárez, quien permitió cinco anotaciones en sus primeros nueve innings en las Grandes Ligas y solo cuatro en sus últimos 24.1 episodios. “Solo necesitaba un lanzamiento que se fuera a la izquierda”. Le recomendó mover ligeramente sus dedos cuando de vez en cuando y ahora tendría una recta cortada a su repertorio. 

Escrito por: César Sequera Ramos /@CesarSequera11 

Foto: Padres de San Diego 

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