Las cosas han ido de mal en peor para los Cachorros de Chicago. Antes de la jornada del lunes, la tropa que comanda David Ross había perdido 13 encuentros de forma corrida en casa, en el legendario Wrigley Field, que tan solo un lustro atrás albergó algunos de los mejores momentos de la organización en más de 100 años.
Pero los tiempos son muy distintos en la actualidad para una divisa del norte de Chicago que está en las primeras etapas de un proceso de reconstrucción. Pilares de aquellos oseznos campeones de la Serie Mundial en 2016 ahora visten otros uniformes, mientras el alto mando de la divisa hace lo posible por identificar a las piezas que formarán el nuevo núcleo de la novena a partir de 2022.
Rafael Ortega es un nombre que no parecía estar en la lista de los aspirantes. Pero vaya que el venezolano ha forzado su lugar en la conversación, gracias a conexiones tan contundentes como la del lunes por la noche.
Con el marcador igualado a cuatro carreras por bando en el noveno inning, «Balita» sacudió un pitcheo del taponero de los Rockies, Daniel Bard, y lo llevó al otro lado de la barda del jardín derecho, en lo que significó su séptimo bambinazo de la temporada y el fin no solo de dicho compromiso, sino también de la mala racha como locales.
Honestidad ante todo:
«Ha sido muy duro», le dijo Ortega a MLB.com tras la victoria. «El simple hecho de venir para acá todos los días es difícil, en especial sin haber ganado muchos juegos y particularmente en casa. Es algo que te crea un peso sobre los hombros. Venir cada día sabiendo que quizás no puedas conseguir el triunfo«.
La última vez que los Cachorros habían ganado en el Wrigley Field fue el 26 de julio, cuando peloteros como Anthony Rizzo, Kris Bryant, Javier Báez y Craig Kimbrel todavía formaban parte de la franquicia.
En los 13 duelos en casa desde entonces, Chicago había sido superado en carreras 99-33 por sus rivales y sus toleteros exhibían un promedio colectivo de .199, con un OPS de .589 puntos. El pitcheo, mientras tanto, registraba una efectividad de 7.34 en ese lapso.
«Tenemos a muchos peloteros jóvenes en el equipo actualmente. Se sintió muy bien conseguir esa victoria hoy (lunes), en especial con todos estos chicos en el conjunto«, continuó Ortega.
El nativo de El Tigre, de 30 años de edad, acumula una sólida línea ofensiva de .306/.365/.483, con nueve dobles, un triple, siete cuadrangulares, 21 remolcadas, siete bases robadas y un OPS de .849 en 70 cotejos disputados con Chicago este año.
Sin embargo, el jardinero no llegó a su heroico turno del noveno acto el lunes en medio de su mejor momento. En sus 15 oportunidades previas en la caja, Ortega no había podido conectar imparables.
«Tenía un presentimiento. Sabía que si me llegaba el chance y lograba mantenerme paciente y esperar por el pitcheo correcto, sabía que podía hacerlo, que podía conectar un jonrón en esa situación«, indicó el criollo.
La motivación era inmensa para un Ortega que no solo busca mantener su puesto como parte importante de los planes de Chicago para la venidera contienda, sino que también anhelaba cambiar el rumbo de una organización que había sucumbido en 39 de sus 52 choques desde que le propinaron un «no-hitter» a los Dodgers el 24 de junio.
«Una vez que conecté esa pelota y comenzó a viajar, simplemente le agradecí a Dios. Y solo sentí como que lo sabía. Se sintió muy bien«, agregó el guardabosques.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Cachorros.