Yonathan Daza y un pasaporte para salir de la oscuridad: «El beisbol cambió mi vida»

Como muchos niños en Venezuela, Yonathan Daza creció jugando beisbol con sus amigos en la calle. Las típicas tardes en las que el momento más esperado era escuchar la voz de los vecinos, listos para comenzar el primero de varios juegos en la jornada.

No obstante, también como muchos niños en el país, el ahora grandeliga de los Rockies de Colorado tuvo en el deporte algo más que simple diversión. En medio de una crisis económica y social en la nación, Daza terminó apoyándose en el beisbol para evitar caer en un agujero del que muchos no pueden salir.

Además de batazos y risas, su infancia en Maracay también incluyó el asesinato de su hermano, que recibió un disparo luego de una confrontación en una fiesta, cuando Daza apenas tenía nueve años de edad. El incidente golpeó con fuerza a su madre, la señora Maritza, que tenía a otros tres niños que sacar adelante.

«El beisbol cambió mi vida«, le dijo Daza a The Gazette recientemente. «Cambió la vida de mi familia. No sé qué haría sin el beisbol«, agregó.

A los 16 años de edad, cuando el patrullero estaba representando a Venezuela en un campeonato mundial en México, los Rockies mostraron interés en sus habilidades. Rolando Fernández, quien en la actualidad es el vicepresidente de scouteo internacional en la organización, fue el responsable de reconocer su talento.

«Podías ver su nivel atlético y habilidad. Era uno de los mejores jugadores en ese torneo«, indicó Fernández.

La adaptación tomó su tiempo:

Colorado terminó firmándolo y enviándolo a su academia en la República Dominicana. La partida del criollo fue un nuevo golpe para su madre, que si bien estaba orgullosa de su logro, también sentía el dolor de apartarse de otro de sus hijos. Asimismo, el padre de Daza había fallecido un mes antes.

«Fue lo más difícil, muy duro«, aseguró Jany, hermana del toletero.

Estar lejos de casa era algo completamente nuevo para el maracayero, que tuvo que quedarse en Quisqueya por tres años, uno más de lo habitual. La nostalgia estaba teniendo efecto en su desempeño dentro del terreno de juego.

«En verdad fue difícil. No me gustaba estar lejos de mi mamá o mi familia», explicó Daza. «No sabía cómo sobrevivir por mí mismo en otro país. Aprendí a hacerlo».

Finalmente, el guardabosques recibió su primera invitación a los Estados Unidos y las cosas comenzaron a mejorar en el campo. Bateó sobre .300 puntos en cada parada de las granjas, hasta que en 2019, ocho años después de dejar su casa en Venezuela, fue llamado a las mayores por los Rockies.

«El orgullo más grande. Él es prueba de que la paciencia, perseverancia, fe y en especial la confianza en sí mismo tienen su recompensa», indicó Jany. «Sus amigos (de la infancia), los chicos de su misma edad no están por el camino correcto. Gracias a Dios nuestra historia es distinta», añadió.

Ahora, en su tercera temporada de experiencia en el máximo escenario, Daza todavía batalla con el estar lejos de casa, pero ha encontrado formas de lidiar con la situación de una mejor manera. La meta sigue siendo conseguir una visa para que su madre finalmente pueda verlo jugar en un estadio de MLB.

«Creo que si mi mamá me estuviera cocinando en este momento, tendría como cinco jonrones, quizás seis«, bromeó el paleador, que solo tiene un par de cuadrangulares como ligamayorista hasta ahora.

Al final, como muchos de sus compatriotas tras firmar al profesional, lo primero que hizo Daza fue comprar una vivienda para su familia que estuviera lejos de las zonas de peligro en las que se crió. El beisbol salvó su vida y a través de diferentes obras caritativas en su natal estado Aragua, el pelotero sigue intentando ayudar a que su historia se repita.

«No es fácil vivir en Venezuela. Sé lo difícil que es. Tengo la oportunidad de ayudarlos», cerró.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: AP.

Botón volver arriba