Se cumplen 70 años de uno de los acontecimientos que conmocionó al universo del fútbol: el Maracanazo. El dÃa que Uruguay venció 2 a 1 a Brasil en el partido final de la Copa del Mundo de 1950 y como visitante.
La canarinha celebraba su primer Mundial en casa; siempre fue la favorita. Un equipo eficaz que jugaba de buena forma. Por otro lado, los charrúas no tenÃan la misma preferencia, pero durante todo el torneo habÃan sido efectivos.
Todos pensaban que la celeste no se le vendrÃa encima a la verdeamarelha. De hecho, los rumores eran paliza y goleada por parte de los locales, pero el final de la historia no fue asà y se dio el Maracanazo.
El lugar de la tragedia: Estadio Maracaná
La tragedia sucedió en el mÃtico Maracaná de Rio de Janeiro; de ahà el nombre. TenÃa una capacidad de casi 200.000 espectadores. HabÃa sido construido para el último enfrentamiento del campeonato.
Curiosamente, el estadio poseÃa la fachada aún sin pintar, pues se plasmarÃan los colores del conjunto triunfador. La casaca brasileña era blanca para ese entonces y se esperaba que asà se teñirÃa el sitio.
Sin embargo, su color fue el celeste por la consagración uruguaya; se mantiene asà hasta el sol de hoy.
Una celebración antes de tiempo
Previo al encuentro, los cariocas ya cantaban victoria. Varios diarios mostraban portadas como: «O Brasil vencerá – A Copa será nossa». Se vendieron 500.000 camisetas con la inscripción: “Brasil Campeão 1950â€.
Estaban carrozas adornadas en todo RÃo de Janeiro. Las autoridades poseÃan monedas conmemorativas con los nombres de los futbolistas de la selección local. El mismo Maracaná se ilustraba con pancartas ya alabando al vencedor.
Hasta incluso, se encontraba una banda musical preparada para tocar el himno nacional y hacer una marcha triunfal. Montaron un carnaval en julio para elogiar a su Selección antes de tiempo.
Además, el presidente de la FIFA para aquel entonces, el francés Jules Rimet, poseÃa un discurso para la consagración auriverde. Ya no existÃa un equilibrio futbolÃstico para propios y extraños, ya afirmaban quién ganaba.
La garra charrúa logró el Maracanazo
Minutos antes, los dirigentes celestes daban por perdido el encuentro. Incluso, el Seleccionador Juan López Fontana estableció un planteo defensivo.
El capitán, Obdulio Varela hizo caso omiso y les comentó a sus compañeros: «Juancito es un buen hombre, pero ahora se equivoca. Si jugamos para defendernos, nos sucederá lo mismo que a Suecia o España».
Salieron, y al pisar el césped todo cambió. El estruendo en las gradas era tal que la tensión se agigantaba con cada cantico carioca.
Varela les dio animo otra vez: «hay doscientos mil gritando allá arriba, pero son de palo. Abajo solo hay once, como nosotros. No miren arriba ni a los lados, miren solo al frente».

La canarinha iba por todo
La canarinha, como también de conocer a la selección de Brasil, comenzó con presión arriba, buscando su gol. En la primera mitad no pudieron capitalizar ninguna llegada a la plaza contraria.
Cabe destacar que, con un empate la “scratch de ouro†se glorificaba como el número uno del mundo. Pero no se conformaron con eso.
Vino el segundo tiempo con todas las emociones cargadas. El extremo de la verdeamarelha Albino Friaça, abrió el marcador en el 47’.
Los aficionados gritaban a todo pulmón la anotación. Era la locura en el estadio. Nadie imaginaba lo que se arribaba.
Ghiggia el superhéroe celeste
En el plantel uruguayo habÃa un genio del ataque, Alcides Ghiggia un wing derecho versátil y goleador.
Este extremo se encargó de engañar al guardameta Barbosa en la primera diana celeste. Simuló un tiro al arco y se la dio a Juan Alberto Schiaffino para igualar las condiciones, en el 66’.
Ya en el minuto 79’ Ghiggia se convirtió en un superhéroe. Volvió a persuadir al arquero rival y ocasionó que este hiciera una apertura en su primer palo. El delantero aprovechó para mandar un cañonazo y batir las redes.
La tragedia en el Maracaná
Después del último tanto del enfrentamiento, se propagó un silencio sepulcral; la imbatible Selección de Brasil perdÃa.
El árbitro inglés George Reader pitó el final, se inundó el Maracaná con un estallido de llantos y pesares.
La incredulidad de los casi 200.000 espectadores se hacÃa presente. El shock colectivo era tal que ni los mismos campeones lo asimilaban.
El único juego en el que la canarinha cayó frente a otra selección en el campeonato, se convirtió en una mancha para su historia. Ese dÃa se conoce hasta el momento cómo el Maracanazo, una tragedia jamás olvidada.
Escrito Por: Ulises Guevara / @Ulises_Guevara4
Foto: FIFA