Dando tumbos, sin solidez defensiva y poco acierto de cara a gol. Así viajó Liverpool hasta Budapest para enfrentar al Leipzig alemán en la ida de los octavos de final de la Champions League, competición que saca el corazón guerrero y olfato goleador de Mohamed Salah.
Necesitaban una noche mágica y consagratoria, que hiciera olvidar los fantasmas de las tres derrotas seguidas en el campeonato local. La banda de Klopp salió en sincronía y armonía, a correr y recuperarse de inmediato. Asfixiar al conjunto de Nagelsmann lo más pronto posible.
Colectivamente el rendimiento de los rojos de Anfield estuvo a la altura del compromiso, ante un equipo que no escatima en sorprender a los más grandes. Tras un primer tiempo igualado y estudiado, Liverpool salió en la segunda parte a dictar sentencia con sus dos principales armas ofensivas: Salah y Mané.
El Faraón Salah hace historia en el Liverpool
Al minuto 53 llegó la primera pincelada de la noche, Mohamed Salah mandó a guardar el 0-1 frente a Gulácsi. Mientras que al 58’ Sadio Mané puso el golpe final tras un pase de Curtis Jones, otro de partido sobresaliente.
Cinco goles en sus últimos cinco encuentros es lo que presume Salah. Si hablamos de la temporada 2020-21 son 24 gritos al cielo en 34 partidos, una cifra explosiva para un jugador que erró otra buena cantidad de ocasiones manifiestas de gol. Ahora parece encontrar el camino derecho del arco.
El egipcio llegó a 23 goles en 40 presentaciones con el Liverpool FC en la Champions League. Se convirtió en el máximo goleador histórico del club inglés en la máxima competición de clubes en Europa.
Y para regresar feliz a casa, se llevó el premio al MVP del desafío. La vuelta será el próximo 10 de marzo en Anfield Road.
Escrito por: Raúl Zambrano Cabello / @RaulZambrano7
Foto: Agencias