Nunca es tarde para volver a empezar, ni para corregir o querer hacer bien las cosas. En Venezuela nos acostumbramos a ver todo negativo en los últimos años que hasta a la Selección Nacional se trasladó el oscurantismo.
Han sido dos años duros, de más caídas y tristezas que de alegrías y esperanza. Y en la gente que ama los colores, quedó otro golpe en corazón por ver como una generación llena de talento se pierde otro camino al Mundial, pero esta vez sin competir.
Y eso, en definitiva, es lo que más duele: no poder competir con estos jugadores. Todo indicaba que la competencia era contra nosotros mismos, en intentar ahogarnos en un vaso de agua teniendo el Mar Caribe de frente para soñar con la grandeza.
Porque ya pasaron los años de Cenicienta y parece que muchas veces nos gusta volver a esa época que desterró Richard Páez y César Farías. Y luego Rafael Dudamel quiso terminar de sellar, pero todo se rompió.
No vamos a recordar lo que pasó entre enero de 2020 y diciembre de 2021. Este viernes 28 de enero de 2022 todo vuelve a empezar y el estadio Agustín Tovar de La Carolina nos invita a soñar con hacer posible lo que parece imposible. Ya Qatar 2022 quedó en el anecdotario, nos queda disfrutarlo y esperar la contienda de 2026 en Norteamérica.
Pekerman llegó para poner orden
Para eso llegó José Pekerman. Para poner orden, devolver la calma, inyectar profesionalismo y hacerle entender a los jugadores que existen intereses más grandes que los personales. Y sobre todas las cosas, devolverle a competitividad perdida a la Vinotinto.
Basta de quedarnos en la eterna promesa, en el ciclo vicioso de tocar la puerta y no entrar. Basta del amiguismo, basta del facilísimo, basta del pensamiento individualista, basta de todo lo que no nos permitió dar el salto de calidad con este universo de jugadores.
Sí a soñar, sí a trabajar duro para lograrlo, sí a no tener temor de intentarlo por miedo al fracaso. Porque fracasar es no intentarlo, es buscar excusas y no ser capaces de dejar lo que nos hizo daño en el pasado.
También hay que saber y entender que José Néstor Pekerman no es Dios, no es un mago o hechicero. Es un trabajador con experiencia que no inventó el fútbol y tampoco es un revolucionario. Viene a enseñarnos en camino al éxito y queda en nosotros poder transitar con él.
Hoy el ambiente es distinto y por eso me invito a volver a soñar como aquellos días. Es momento de volver a empezar.
Escrito por Raúl Zambrano Cabello / @RaulZambrano7
Foto: @SeleVinotinto