Palmeiras salió campeón. Con el único remate entre los tres palos en más de 100 minutos que se jugaron, el Verdao clavó el definitivo 1-0 luego de un partido sin magia, sin alegría, con mucho sudor y demasiada tensión. Ninguno de los dos pudo prender la llama. Santos no hizo mucho más tampoco.
Palmeiras ganó lo que no fue una fiesta
En Río de Janeiro, hogar del mítico Maracaná, se disputó una final brasileña casi en su totalidad. Sólo tres jugadores extranjeros de los 22 de arranque: Yeferson Soteldo, Gustavo Gómez y Matías Viña. Los técnicos, ambos de habla portuguesa, Cuca, de Paraná, y Abel Ferreira, luso.
Cuando se piensa en el balompié del país Pentacampeón Mundial, vienen imágenes de Pelé haciendo malabares, la sonrisa de Ronaldinho en el campo, el relajo con el que juega Neymar a veces, pero ninguna de esas cosas estuvieron cerca de verse en la tarde del sábado. Al contrario, llanto, estrés y pelotazos abundaron.
Más allá de la Gloria Eterna que representa la copa, que para los fanáticos de Palmeiras es como tocar el cielo y el resto no importa, y con razón, a los que miran desde afuera, sin bandos, les queda la sensación amarga de no haber disfrutado realmente con la pelota paseando por el césped. Lo cual no significa esperar un «tiki taka», ni ese «fútbol lírico».
Falto de gambeta, de emoción, de filigranas, de Jogo Bonito. Sin embargo, quitándonos los deseos y recuerdos añejos, así suelen ser esta clase de citas gigantes. El miedo a perderlas es tan grande como la aspiración a conseguir el triunfo. ¿Por qué?, tal vez por lo satanizado que se ha vuelto caerse en un escenario de tanta magnitud.
Los carnavales en Brasil son cultura. Ligando esa tradición al fútbol otra vez, tenemos a Romario marcando dos goles con el Barcelona para poder tomar su avión y volar a Río. Neymar ausentándose casualmente al mismo tiempo que los cumpleaños de su hermana. En esta final no hubo esa rebeldía que los caracteriza. Lo que trae más dudas, de si este es el nivel en Sudamérica, si no da para más un duelo de dos grandes con millones de ojos alrededor del mundo observándolos.
Breno Lopes fue el autor del gol. Ni a él, ni a todo el plantel, cuerpo técnico, dirigencia, socios ni nadie que haya vestido una camiseta del Palmeiras, les importa todo lo que está escrito arriba, y claro está que no se les puede culpar. Si nosotros estuviéramos en su lugar, nos daría igual si terminamos con tres expulsiones y ganando por un penal que no fue. La historia queda marcada, las fotos impresas, y los trofeos en las vitrinas. Los que sufren son los derrotados, y los decepcionados por esas dos horas sentados.
Escrito por: Santiago Aceituno R / @SantiAce23
Foto: @Libertadores