Juegos Olímpicos: la salud por encima del dinero

Los Juegos Olímpicos finalmente fueron aplazados. La cita en Tokio, en principio programada para realizarse entre 24 de julio y 9 de agosto, se postergó para el 2021 debido a la pandemia causada por el coronavirus. El Comité Olímpico Internacional (COI), que le dio largas al asunto, dio el paso que desde hace un buen tiempo el mundo deportivo le venía reclamando.

Este martes 24 de marzo, el COI comunicó la decisión de correr la fecha de la justa olímpica. Sorprendió que el pronunciamiento oficial llegase dos días después de que informara que se tomaría un plazo de cuatro semanas para decidir sobre Tokio 2020. Pero los últimos hechos, las amenazas de países como Canadá, Australia y Alemania de no enviar a sus deportistas si los Juegos se mantenían en su fecha original, además de la preocupación manifestada por la principal autoridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de que el Covid-19 se está multiplicando de manera acelerada, precipitó la toma de decisiones en el ente rector del movimiento olímpico.

“El Presidente del COI y el Primer Ministro de Japón han concluido que los Juegos de la XXXII Olimpiada en Tokio deben reprogramarse para una fecha posterior a 2020 pero no más tarde del verano de 2021, para salvaguardar la salud de los atletas, todos los involucrados en los Juegos Olímpicos y la comunidad internacional”, puntualizó el COI en el comunicado difundido el martes.

Aplazamiento de los Juegos Olímpicos, una decisión sabia

Los atletas no tardaron en reaccionar a la decisión del COI de posponer los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Tokio. En Venezuela, deportistas de jerarquía como la garrochista Robeilys Peinado y el legendario karateca Antonio Díaz se expresaron a favor del aplazamiento de la cita, conscientes de que ahora mismo la prioridad es salvaguardar la salud de los protagonistas y darles un margen para que puedan desarrollar su ciclo de preparación sin las limitaciones impuestas por una cuarentena que les impide salir a los escenarios para cumplir con las jornadas de entrenamientos como es habitual.

Peinado fue una de las más afectadas dentro de la delegación venezolana, puesto que no pudo viajar a Polonia, país donde está radicada y que le sirve como base para su preparación, y en cambio ha tenido que mantenerse aislada dentro de su casa, con una rutina de ejercicios que a duras penas le sirve para mantener su condición física. De hecho, en días recientes había reaccionado a la postura del COI de invitar a los atletas a seguir sus entrenamientos, ante lo cual dijo: “Cómo hago para entrenar salto con garrocha en la sala de mi casa”.

En el caso de Díaz, que por primera vez participará en una cita olímpica, dijo que no le importaba esperar un año más para cumplir el gran sueño de su vida y que le permitirá darle un cierre dorado a su carrera deportiva.

¿Por qué se demoró tanto el COI en tomar la determinación?

La pregunta del millón. Nadie entendía el por qué, viendo que la situación respecto del Covid-19, lejos de controlarse, se expandía en el mundo, el COI insistía en mantener los Juegos de Tokio en su fecha original. Dos veces citó a sus miembros afiliados a reuniones urgentes y en las dos ocasiones se negó a dar el paso de postergar.

La respuesta parece estar en el tema económico. Un texto publicado en el blog Palco 23 da cuenta de que la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio implica un negocio millonario y suspenderlos supone iniciar una serie de negociaciones con, por ejemplo, televisoras que había pagado por los derechos de transmisión y esperaban ganancias importantes a cambio.

El portal publicó que el Producto Interno Bruto (PIB) de Japón se reducirá en un 1,4% interanual en caso de suspenderse el evento, según la firma de inversión SMBC Nikko Securities. “La consultora proyecta que el consumo generado por la disputa de las competiciones en verano debía alcanzar los 670.000 millones de yenes (5.634 millones de euros), por lo que su suspensión dejaría de generar este gasto. Es más, la reducción del PIB se situaría en 65.592 millones de euros”, señaló el texto de Palco 23.

La previsión era que en Tokio se superaran ampliamente los 6.000 millones de dólares de ganancias.

La historia vuelve a repetirse con Japón

Japón vive una especie de ‘deja vu’. Esto de confrontar situaciones extradeportivas, cuando era sede de la cita olímpica lo vivió también en el pasado. Tokio había sido designada para organizar los Juegos de 1940, pero tres años antes renunció a la condición de anfitrión debido a que era parte de la segunda guerra mundial.

Así las cosas, Helsinki, capital de Finlandia, heredó la sede y realizó esfuerzos para montar todo el aparataje en dos años, pero los Juegos finalmente fueron suspendidos a causa del conflicto armado que se vivía por aquellos tiempos.

En el caso de los próximos Juegos Olímpicos, Tokio conserva la sede, a la espera de la definición de una nueva fecha, que, a la luz de versiones extraoficiales, sería entre julio y agosto del próximo año.

Eso sí, desde el comité organizador afirmaron que la cita conservará el nombre de Tokio 2020, pese a la postergación de la cita para el próximo año.

Escrito por Carlos José Méndez / @CarlitosJMendez

Foto: Cortesía.

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