Trazas históricas: Justo remarca la hora

A Justo Galavis, oriundo de la ciudad tachirense de Táriba, le gustaban los grandes retos, retos que asumía con decoro, gallardía y gran dosis de esperanza, como el de hace 34 años recientemente cumplidos, la tarde-noche del viernes 12 de diciembre de 1986, con el velódromo J.J. Mora Figueroa a mitad de plaza, cuando se introdujo en los túneles de la historia para desafiar con éxito la marca nacional de la hora que hasta ese momento estaba en manos del trujillano-capitalino Antonio Montilla.

El nativo de la Perla del Torbes, cumplido el exitoso esfuerzo, aupado por el rabioso, incisivo y bullicioso coro de siete mil voces que plenó la tribuna central del escenario mundialista, tembloroso, ayudado por su entrenador Leandro Coco, el mecánico Modesto Chávez y el asistente Guillermo Cárdenas, con gesto de gran dolor, bajó de la bicicleta Colnago, su compañera de batalla, para quedar exhausto, tendido durante varios minutos en la pista con los brazos extendidos, como abrazando la historia, esa que, pese a su desaparición física el 21 de septiembre de 2013, mantiene bajo su dominio.

Extendía Galavis el registro nacional una distancia de dos kilómetros 229 metros en relación a la del nativo de Valera en Trujillo, Antonio Montilla, para dejar la cifra gruesa, hechos los ajustes por parte de las autoridades técnicas, en 45 kilómetros 412 metros, que para ese momento, en tabla comparativa mundial encabezada por el belga Eddy Merckx con 49,431 establecida el 25 de octubre de 1972 en Ciudad de México, ocupaba la plaza 11.

Francesco Moser, exhibía su 51,151 lograda el 23 de enero de 1984, marca controversial posteriormente de acuerdo a los postulados que estableció la Unión Ciclista Internacional (UCI) por el uso de bicicletas no convencionales.

Regalo navideño

Brindaba Justo Galavis en ese momento un extraordinario regalo navideño a la tierra que lo vio nacer, que siempre lo aupó, aplaudió; que también, en los momentos de adversidad, angustia, oró y elevó plegarias para su recuperación, como en efecto lo hizo luego del terrible accidente sufrido el martes 8 de enero de 1985, en las disputas de la tercera etapa de la Vuelta al Táchira de los cuatro lustros.

Ese martes, después de los kilómetros iniciales en Táriba, el gran pelotón enfiló hacia Palo Grande, terreno escarpado que como era habitual en su desempeño, lo llevó a ceder en sus propósitos. Al momento del voraz descenso hacia Lobatera, en una de las curvas, su cuerpo quedo suspendido en el aire, “voló”, y en su caída, golpeó su cabeza contra una piedra, golpe que le produjo fractura de cráneo y posterior edema cerebral que hizo temer por su vida.

La jornada de ese día (martes) la selló victorioso en Colón Enrique Campos, quien, en otro rasgo especial de la fracción, asombró al ganar el remate con una sola pierna al partírsele uno de sus pedales. El Águila sucedía en el trono temporal, tercer líder en tres días, a Rafael Tolosa y Nerio Morales, mientras Justo, en batalla frontal, angustiosa, buscaba aferrarse, atenazar la vida, como en efecto, por mandato celestial, sucedió.

Historia centenaria

La estela histórica de la marca mundial de la hora, prueba caracterizada por el gran esfuerzo, sobrehumano del ejecutor, la remarca el francés Henri Desgrange en 1893 en la ciudad de París, por lo que, al momento de acometer su proeza Justo Galavis, habían transcurrido 79 años.

Los registros de la Unión Ciclista Internacional (UCI) dejan al descubierto que tras Desgrange hasta la tarde-noche del 12 de diciembre de 1986 habían cuajado con éxito 26 intentos, con protagonistas que repitieron en los mismos, como el caso del francés Marcel Berthet y el suizo Oscar Egg, quienes alternadamente, en duelo particular, mandaron tres veces cada uno, mientras Richard Richard y Roger Riviere, en otra época, lo cumplieron un par de veces.

El reinado más extenso en el ámbito mundial lo sostuvo, hecha las revisiones técnicas necesarias por parte de la UCI para sostener la vigencia de la bicicleta convencional, el belga Eddy Merckx, quien encabezó la tabla durante 28 años. El suizo Oscar Egg estuvo en vigencia, segundo, al ver rodar su marca después de 19 años (1933) tras el esfuerzo del holandés Jan Van Hoult. Fausto Coppi dominó la escena por 14 años.

Aparición de Moser

En lo atinente a los reinados más cortos entre rivales diferentes, apenas 14 días pudo disfrutar Marcel Berthet una de sus conquistas, porque Oscar Egg, lo apartó luego. El italiano Francesco Moser es un caso singular porque, además de estrenar otro tipo de bicicleta en 1984, sus esfuerzos, ambos exitosos, lo hizo con diferencia de apenas cuatro días: el primero de ellos el 19 de enero y el segundo (51,151) el 23.

En otras características de la marca mundial de la hora, el estirón –distancia más larga- lo produjo en 1893 el francés Jules Dubois, quien alargó 2.895 metros el registro inicial de su compatriota Desgrange, mientras que el tiro más corto, son los escasos 10 metros que pudo agregar el inglés Chris Boardman al registro de Merckx (49,431-49,441), lo que produjo en esos momentos muchas conjeturas sobre el uso de bicicletas con ajustes diversos.

Historial criollo

Al momento de Justo Galavis ser aclamado por siete mil voces en el óvalo de San Cristóbal, eran contabilizados 26 esfuerzos exitosos en todo el planeta, hoy suman 41, pero en Venezuela apenas se habían registrado dos, ambos en 1957 en el velódromo Teo Capriles, único en el país. El primero de ellos del español nacionalizado Benigno Amado y luego el segundo con el trujillano-capitalino Antonio Montilla como figura principal.

El larense Olinto Silva, en 1984, bajo la tutela del entrenador Jairo Díaz, estuvo involucrado en ir por la marca de la hora el día 5 de mayo, pero la falta de apoyo oficial dio al traste con las aspiraciones del quiboreño.

Amado y Montilla, de acuerdo a las versiones periodísticas, de las cuales el cronista y dirigente Simón Benito Rodríguez (Mr. Fly) fue uno de sus motores principales, fracasaron en sus primeros intentos debido a la lluvia.

Amado, el pionero

En detalle, Benigno Amado, que en su provincia de Asturias en España había sido cuarto en el campeonato de fondo disputado el 23 de septiembre de 1952, según el periódico ABC de España, para luego venirse a Venezuela y afiliarse al Club Venezuela, su primer intento lo realizó el domingo 12 de mayo de 1957. Apenas pudo rodar veinte (20) minutos porque apareció la lluvia y la pista se tornó resbaladiza.

Amado, que perdió la oportunidad de asistir al campeonato de fondo de España, al ser cuarto, clasificaban tres, porque le antecedieron Faustino Sánchez, Aniceto Hevia y José Suárez, ejecutó con éxito su acometida probablemente el domingo 7 de julio para dejar un registro de 40 kilómetros y 860 metros, convirtiéndose esta cifra en el referente inicial de Venezuela en el recio, agotador esfuerzo solitario en pista.

Antonio Montilla, representante venezolano en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956 junto a Franco Caccioni y Domingo Rivas, entre otros, establecido desde temprana edad en Caracas al abandonar su Valera natal, llevado al ciclismo por Cosme Fernández en el desaparecido Club Caracas, también fue víctima de la lluvia en su primera incursión, para conseguir premio a su esfuerzo el domingo 28 de julio de 1957 y darle satisfacciones a los seguidores del Club Benotto en la capital de la República.

El intento de Renault

Louis Pascual Renault, ficha del Club Venezuela, campeón mundial de resistencia al pedalear durante 100 horas sin descanso en 1945 en La Habana-Cuba, conocido como El Vegetariano, luego del esfuerzo de Montilla, amenazó con ser el próximo en salir a escena, amenaza que nunca cumplió.

Así, transcurridos veintinueve años, Leandro Coco, un entrenador ítalo que vino a la Vuelta a Colombia por primera vez en 1968 con el equipo italiano y luego se asentó en Venezuela, especialmente en San Cristóbal hasta tomar las riendas del Club Lotería del Táchira, con el que logró sonoros triunfos en la Vuelta al Táchira, Venezuela, amén de una seguidilla de campeonatos nacionales, para afianzar la figura de Justo Galavis programó todos los detalles y durante un mes aplicó entrenamientos específicos que alcanzaron notorio éxito la noche del viernes de 12 de diciembre de 1986, hace poco más de 34 años, reinado que rebasa los 29 que Montilla mantuvo la corona de la hora nacional.

La proeza de Galavis en la pista de San Cristóbal vino a ser el colofón dorado a una carrera que iniciara como turismero para luego debutar con el Club Martell en la Vuelta al Táchira de 1974, prueba a la que engalanó durante 17 oportunidades, además de los cuatro campeonatos nacionales de ruta para solo ser superado por la media docena de Teo Capriles. El nativo de Táriba ancló definitivamente en el club de la Lotería del Táchira del que no salió jamás.

Su huella en otros espacios

En otros espacios nacionales, sin olvido de sus intervenciones fuera de las fronteras patrias, Justo Galavis, fallecido a la edad de 59 años, embolsó triunfos en la Vuelta al Zulia (1976-1987), Vuelta a Barinas, Aragua (1983),  Vuelta de la Independencia Nacional en República Dominicana (1980) y asistencia a Juegos Olímpicos en la ciudad de Montreal e integrante de la cuarteta nacional que reflejó grandes avances en los 100 kilómetros contra el reloj equipos en el Mundial de Ciclismo disputado en 1977 en San Cristóbal al finalizar en la sexta casilla.

En las disputas mundiales, ganadas por el equipo de la ex Unión Soviética, Justo Galavis unió esfuerzos con Ramón Ramírez, Fernando Fontes y el barinés Adín Albarrán, esfuerzos guiados por el exigente técnico Leandro Coco, el mismo que lo guió en el trabajo específico para la marca de la hora, el mismo que, antes del intento lo acompañó a degustar un plato de pasta en el Restaurant de Doña Prima en el desaparecido Hotel Horizonte, para luego compartir, paladear en grande ese rico manjar, pastel especial que habían preparado con todos los detalles, detalles bajo los cuales se mueven, pedalean los grandes

Hoy, ambos, Coco y Justo, quienes ayer tuvieron hambre de infinito, transitan las rutas celestiales, las de la gloria.

Escrito por: Frank Depablos Useche / @Frankdepablos1

Fotos: Lerry Cataño Martínez

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