Trazas históricas: Raúl Saavedra, el ciclista con “más participaciones” en la Vuelta al Táchira

A Raúl Saavedra la pasión por el ciclismo le vino de su sangre paterna allá en San Joaquín, en los amplios linderos de la montañosa geografía santandereana en Colombia, y la abrazó con tanta vehemencia, que la mañana del 22 de enero de 2010, después de sufrir una severa caída en el tramo entre Pregonero y Santa Ana del Táchira, al decisivo momento de abandonar las carreras por etapas, entre las virutas, fragmentos del dolor que sentía en ese momento, quedaba la brillante estela, vigente hasta hoy, de ser el pedalista con más participaciones, 21, en las rebasadas cincuenta ediciones de la Vuelta al Táchira.

El sanjuaquinense, establecido desde los casi 18 años de edad en la ciudad de Cúcuta, enrolado en las filas de Video Ram, representante de San Antonio del Táchira, a los 20 años no cumplidos (1989) incursionó por vez primera en la Vuelta al Táchira y, en medio de esfuerzos, penurias, alegrías, satisfacciones y “recochas” pedaleras, estiró, alargó su línea de vida en la prueba, tanto que, al darse la partida el domingo 17 de enero, cumplirá 11 años y 4 días en la cabecera del interesante, importante renglón de “más participaciones”.

José Chacón sigiloso

La marca de Saavedra, no oficial, por la ausencia de estadísticas registradas de la Vuelta al Táchira, una de sus principales debilidades en su más de medio siglo de existencia, no ha permitido a la prensa especializada reafirmar con mayor denuedo este tipo de proezas, hazañas, viéndose privados los pedalistas del goce de sus conquistas al no contar con la certificación oficial.

Ha sido tarea voluntaria, individual, bajo el apoyo hemerográfico de las principales publicaciones periódicas del Táchira, algunas desaparecidas en su versión impresa, haber podido recopilar, con margen de error posible, perfectible en el tiempo, desempeños como el de Raúl Saavedra, como también indicar que un tachirense oriundo de la ciudad de Táriba, José Isidro Chacón, de concretar su retorno al estelar evento tachirense con el Atlético Venezuela luego de tres años de retiro voluntario, igualará el registro del nativo de San Joaquín en el departamento Santander en Colombia.

Las participaciones de Raúl Saavedra en el giro andino

AÑOEQUIPO
1989Video Ram
1990Video Ram Yako
1991Policía Lotería Corpozulia
1992Alcaldía de Cabimas A
1993Alcaldía de Cabimas
1994Alcaldía de Cabimas Coca Cola
1995Bono de Ciclismo
1996Bono de Ciclismo
1997Bono de Ciclismo Montanari Selle Italia
1998Kross Selle Italia Bono de Ciclismo
1999Selle Italia Bono de Ciclismo
2000Bono de Ciclismo Colombia
2001Alcaldía de Cabimas
2002Gobernación del Zulia Alcaldia de Cabimas
2004Gobernación del Zulia Alcaldía de Cabimas
2005Gobernación del Zulia Alcaldía de Cabimas
2006Gobernación del Zulia Alcaldía de Cabimas
2007Alcaldía de Cabimas BOD
2008Gobernación del Zulia BOD
2009Fundaciclismo Trujillo PDVSA
2010Alcaldía de Maracaibo

Dos más en el camino

En esa estadística, reiteramos, no oficial, otro par de pedalistas, Ronald González, campeón en 2009 y Jhon Nava, al tomar la salida el 17 de enero en la versión 56 de la Vuelta al Táchira, estarían en cumplimiento cada uno de su participación 20, con la esperanza, tal vez, de querer emular en el futuro lo conseguido por Raúl Saavedra, primer gran roble, consistencia comprobada de grueso calibre.

González, de la cantera sancristobalense, empezó a tejer su cadena de intervenciones en la Vuelta al Táchira disputada el año 2001 en el equipo Kino Táchira, interrumpida en el 2003 al sufrir una caída en los días previos que lo dejó por fuera de la competencia, de acuerdo a la versión del periodista y gran aliado en las tareas reporteriles, Gonzalo Rey Muñoz.

Jhon Nava, nacido en la ciudad apureña de Guasdualito, formado en territorio tachirense, incursionó por vez primera en el año inicial del presente siglo, 2000, en las filas del Triple Táchira y tiene un par de ausencias marcadas, 2003 y 2018, en forma voluntaria.

Con la misma cantidad de participaciones de González y Nava, 19, aparece Nelson Gelvez, sin posibilidad de maniobra actualmente. Su última intervención la cumplió el año 2010, el mismo del retiro de Saavedra, con la particularidad que el enraizado en la ciudad de Cúcuta, al momento de definir al mejor compañero de aventuras en las intensas faenas ciclísticas distingue a Gelvez, como una “amistad muy chévere, que la conservamos”. Igual mencionó al “gatico” Medina, Álvaro Lozano y “pues José Rujano también no la llevamos bien”.

Madrugador apasionado

El intercambio de ideas con el poseedor de la marca de “más participaciones” en la Vuelta al Táchira, vía WhatsApp, dejó al descubierto que su pasión por el ciclismo “nace desde niño” al lado de su padre Raúl, a quien solía acompañar los domingos por las “vías precarias” de su San Joaquín natal.

“Él seguía las carreras por la radio. Yo también estaba pendiente y de allí la pasión”, pasión que pudo canalizar en forma definitiva cuando cerca de cumplir los 18 años se trasladó a la ciudad de Cúcuta, donde inmediatamente trazó un plan de entrenamientos que cumplía en horas del amanecer para luego asistir a su trabajo.

Manos generosas, amigas

La amabilidad caracterizó las conversaciones con Raúl Saavedra. Evocó épocas buenas, también las rudas como la serie de caídas que siempre influyeron en sus retiros en la Vuelta al Táchira, sin olvido que él (Raúl) intervino en otras pruebas importantes como la Vuelta a Colombia, Clásico Banfoandes, Vuelta a Venezuela y Clásico Virgen de La Consolación en Táriba que en forma gallarda conquistó en su edición del año 2002, luego de su relanzamiento en 1967.

Gran parte de la trayectoria ciclística de Raúl Saavedra se cumplió en equipos venezolanos y por eso el eterno agradecimiento a quienes le brindaron su apoyo.

Lógico pensar en Ramón Vivas, soporte principal de Video Ram, su primer equipo en la Vuelta al Táchira. “Norberto Ulloa fue quien me llevó a San Cristóbal, también hay otro señor, Ramón Ramírez, un entrenador de Barinas que me llevó a Lotería del Zulia en el año 91”.

Inmenso agradecimiento

El desborde de elogios a esas manos amigas se lo guardó Saavedra para el desaparecido Hernán Alemán, quien siempre le reservó una plaza en los escuadrones de la Alcaldía de Cabimas, Gobernación del Zulia-BOD.

“Mi principal persona, colaboradora, que creyó en mí, que me apoyó… Bueno, que en paz descanse, Hernán Alemán Pérez, alcalde de Cabimas. Bueno… La trayectoria ya ustedes la conocen. Es la persona con la que vivo inmensamente agradecido por el apoyo que me brindó durante muchos años en el ciclismo”.

Mentores técnicos

Posee Raúl Saavedra memoria prodigiosa para recordar épocas, triunfos y los nombres de quienes conformaron su entorno técnico al momento de las andanzas pedaleras, como el caso de su compatriota Antonio Castaño, a quien definió como su mentor técnico en sus comienzos en la ciudad de Cúcuta.

Al rebasar la frontera para ubicarse en la geografía venezolana, Raúl Saavedra incluye en primera instancia a Ramón Ramírez, quien lo llevó al equipo Lotería del Zulia y lo introdujo en el mundo de las carreras de la división Élite. Hernán “Alemán” Pérez, además de apoyarlo como dirigente lo hizo también en la enseñanza técnica, al igual que Alexis Méndez a su paso por los escuadrones zulianos.

Reconocimiento especial para Gianni Savio con el Selle de Italia y finalmente al general Perdomo Castellanos, a su paso por Trujillo (Fundaciclismo), con quien compartió tareas diversas, entre ellas las de conductor técnico, “fue apenas un año”.

Alegría hermosa

Tanta longevidad en un pelotón conlleva a apilar miles, infinidad de historias, anécdotas, recuerdos que en definitiva dibujan, trazan el extenso recorrido de un ciclista, en este caso de Raúl Saavedra, quien, hoy a sus 51 años de edad evoca, sin dejos de lástima, tristeza lo vivido, todo lo contrario, lo hace con grandes ribetes de alegría, como lo vivido el 17 de enero de 1995 cuando remató victorioso los 120 kilómetros recorridos entre la ciudad de La Fría y La Grita, en defensa de los querenciosos colores del Bono de Ciclismo de la ciudad de Cúcuta.

“Alegrías, haber ganado en La Grita, es una etapa que siempre ha sido caracterizada como etapa `reina´, ese día también sentí una alegría muy hermosa”. Carlos Maya acopió la alegría mayor al ser vencedor de la gran jornada, brindándole en esa ocasión otra victoria a Lotería del Táchira.

Líquido aceitoso

Guarda también Raúl Saavedra una buena tanda de anécdotas en sus travesías por territorio venezolano, Táchira en especial. La primera, inmediata, con sonrisa incluida, es la que vivió en otra escalada a La Grita, otra cara de la moneda.

“Que me acuerde así, que me quedó en la cabeza, fue una caída que tuve… Creo que íbamos para La Grita, bajando hacia Seboruco y llegando al puente yo me caí y pues me di duro en una rodilla y no sé, había un líquido, la caramañola, no sé, yo tenía un líquido en la rodilla, la sangre se confundió con un líquido o estaba regado en la carretera, no sé de dónde apareció un líquido como aceitoso con la sangre, en mi rodilla, entonces había una señora y decía… Me acuerdo tanto porque me… Me da risa todavía (jajaja), `ay a éste muchacho se le salió el líquido de la rodilla´”.

Remate sin luz, espacio

En lo técnico-táctico del ciclismo, esencial en el marcaje, es no dejarse sacar una luz, espacio, por parte del rival.

Saavedra, ya compenetrado en la conversación, luego del “líquido aceitoso” hilvanó rápidamente otro gracioso recuerdo y es que un torrentoso aguacero se llevó la capa asfáltica en San Josecito y por un desvío, fangoso, los lanzaron hacia abajo, “nos tocó subir prácticamente con la bicicleta en la mano, pues ahí se formó como decimos en Colombia, una recocha de que parecía una carrera, una maratón con la bicicleta en la mano. Ahí bregamos para salir a la carretera nuevamente”.

Pininos comerciales

Aventuras más, aventuras menos, al comienzo de las interrumpidas conversaciones, Raúl Saavedra indicó que sus “pininos” en el pedal los dio junto a su padre en el lejano pueblo de San Joaquín en Santander-Colombia, tarea en la que nunca desmayó en su vida hasta completar un recorrido, por lo menos de veintiún años en la Vuelta al Táchira, proeza máxima, referente en la actualidad.

Durante el consistente transitar, Saavedra pudo desarrollar en el pelotón los “pininos comerciales”, gigantes que estaban allí, en apariencia dormidos, pero que eran su gran inquietud, espíritu comercial, inquietud que a la postre le sirvió para establecer las bases sólidas de la casa comercial que de su propiedad tiene en la ciudad cabecera del departamento Norte de Santander en Colombia.

“En la parte comercial, bueno, eh… Desde mis inicios no más empecé a correr en Venezuela, siempre me ha gustado el comercio, eh… Yo llevaba neumáticos, llantas, repuestos y vendía a mis compañeros, les vendía medias, les vendía guantes, y luego empecé a incursionar con repuestos ya a grupos, bicicletas; pues ahí fue naciendo la idea y monté una pequeña tienda en Cúcuta. Gracias a Dios me ha ido bien y ahí vamos, luchando”.

“Luchando”, acompasado gerundio que define una extensa, rica historia en el mundo de las bielas, de la cual Raúl Saavedra, perseverante y tenaz, es su gran protagonista, a sabiendas que años después de su retiro mantiene su vigencia.

Escrito por: Frank Depablos Useche / @Frankdepablos1

Foto: Cortesía Raúl Saavedra

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