Luis Hurtado, de Lagunillas hasta La Locura de Marzo con batallas de por medio

Luego de muchos años sin presencia venezolana en la máxima cita del baloncesto colegial, Luis Hurtado Jr consiguió su boleto. Como protagonista. Haciendo historia con la Universidad de Bryant, quien por primera vez al igual que el merideño viaja a La Locura de Marzo.

El rival ya está decidido: vuelan a Dayton, Ohio, midiéndose con Wright State para uno de los cuatro cruces denominados «First Four» donde ocho equipos lucharán los cupos restantes en el bracket final de las 64 casas de estudio. Dicho choque será este miércoles 16 de marzo a las 18:30 (hora de Venezuela).

Luis Hurtado comenzó desde pequeño con su amor por el baloncesto

«Humilde y reservado», describen en parte a Luis Armando. En el pueblo de Lagunillas, a unos 45 minutos de la ciudad de Mérida, creció con la cancha de la escuela 24 de Junio frente a su casa. Allí comienza un amor incondicional con la pelota naranja. A los 5-6 años, a la par que aprendía a sumar y restar ya empezaba a driblar.

Con dos hermanos mayores de parte de su papá y una hermana, creció como el menor del hogar. Junto a primos y amigos que desde pequeños ya sufrían lo que era perder con el que se iría perfilando como uno de los prospectos más interesantes de su generación (98′) a mitad de la adolescencia. «Trampita» lo apodaban, porque decían que era su método para ganar. «Él respondía que no, que él era bueno y ya», cuenta su mamá, María Eugenia.

Mitad de la adolescencia: Campeonatos, Sudamericanos y medallas

A los 11 años conoce a Daniel Garmendia, entrenador de selecciones en el estado andino. Dos años más tarde lo dirige para el nacional de los Juegos Escolares U14 quedando campeones en Yaracuy. De allí su clasificación al Sudamericano de la misma rama y se cuelgan la de bronce en Bogotá. Así mismo, participa en los Sudamericanos U15 de Uruguay 2013 y Brasil 2014, antes de emprender su travesía a los Estados Unidos.

En esa etapa el coach lo recuerda: «Full anotador e incluso de tres. Era de los pilares en la ofensiva. Un Point-Guard anotador pero con mucha capacidad de ordenar el equipo y armar. Muy versátil. Jugó 3 y 4 posiciones, hasta de espaldas como 4 falso, pero fue donde menos lo utilizamos. Realmente nos propusimos permitirle que se desarrollara de 1 y 2 porque sabíamos el talento que tenía».

La versatilidad de Luis Hurtado

Y esa versatilidad la expresa cada jornada con los Bulldogs. Al ser un base que roza los dos metros, inusual en el país y por lo que siempre hizo recordar a Greivis Vázquez en su crecimiento, ocupa múltiples roles dentro de la cancha. Tal vez quedó invisibilizada su faceta anotadora esta campaña (4.2pp) dado a que compartió el perímetro con Peter Kiss (líder de toda la NCAA con 25.1pp) y Charles Pride (otro baluarte ofensivo de 18.0).

Es el sacrificio que valió presentarse en March Madness. Como armador desde el eje, iniciante (25.8 minutos por juego) y solo lanzando 2.7 bolas por tarde-noche, el #10 fue parte del núcleo que levantó el trofeo de la Northeast Conference. En ataque era piloto, ordenando (3.7 asistencias).

Defendiendo le tocaba jugar atrás -más alto que los otros dos guardias- y bajaba 4.1 rebotes. Además de bloquear, sacar faltas ofensivas y esos intangibles que no se muestran en la planilla. Hasta cuando ingresaba el PG suplente, se arrecostaba como alero cediéndole la conducción. Donde lo necesitaran, ahí estuvo.

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Luis Hurtado esperando por conocer a su rival en March Madness (Crédito: @ackreilly)

La beca que lo cambia todo

Un día que María Eugenia tiene que ir a la zona educativa por cuestiones de notas e inasistencias, provocadas por sus continuos viajes de baloncesto, se encontró al DT Marino Dávila, comenta. Le dijo que debería llevar a Luis a un campamento en Maracaibo. Un scout norteamericano iba a la capital zuliana una vez por año buscando talentos. Y al final, el de Lagunillas pudo ir.

Jim Champagne, un señor mayor que tenía una larga relación ya con esos viajes, decidió, luego de unas prácticas y un torneo en Los Mangos, que él era el elegido. Jugando una categoría mayor a la suya. Con 14 años. A los 15 aterriza. Conoce a Greivis, éste le dice que se mude a Miami y termina sus estudios secundarios en Florida. Pensando en grande ya. Alguna universidad de División Uno en la NCAA.

Alabama, lugar del que se sobrepuso

Se comprometió con Alabama en Birmingham. Disputó seis encuentros como Freshman cuando a principios de 2019 conoce a su contrincante más complicado: es diagnosticado de cáncer testicular. Apenas pasando los 20 años. «Pero por qué yo», se preguntaba aquel entonces, y con razón. Afortunadamente, con Dios presente en su agradecimiento, lo superó y no aguardó más que 10 meses fuera de la pista.

En noviembre, por la temporada 19/20 con los Blazers, regresó y encestó un triple para no alejarse más del tabloncillo. Sin embargo, no tenía un papel en la rotación habitual. Lo máximo que vio esa campaña fueron 14 minutos. Al parecer, el nuevo entrenador de UAB no lo tendría en consideración para un rol mayor el siguiente curso. Por ello su transferencia a Bryant.

Una casa de estudios que no tenía una tradición gigante como otras en el básquet. Desde 2007 en la División 1. Pero sí un puesto que ofrecerle al joven que estaba determinado a tener éxito. Hasta le llegaron a aconsejar un descenso a alguna de División 2 para gozar de mayores oportunidades, lo que declinó sin siquiera pensarlo. Ya estaba ahí. En el tope.

Perder una final de conferencia, antes de conocer la gloria

Titular en 16 de los 22 partidos por su primer año en Rhode Island. Aún así, no sería de rosas. Eso esperaría otro período. Alcanzaron las finales del Torneo de Conferencia históricamente y pelearon ese ticket a March Madness, cayendo con St. Mary’s.

Repitieron la hazaña del Juego de Campeonato en 2022, dominando la fase regular con un balance de 16-2 optando por ser locales en todas las llaves camino a la Gran Final, donde eliminaron a sus verdugos del año pasado en semifinales con la mejor actuación individual de Hurtado, récord personal en NCAA (14 puntos), y en su casa sacaron de la pista 70-43 a Wagner.

Allí la fiesta. La alegría. La revancha con el deporte y la vida. Aunque puede que por su carácter tranquilo, ni muy arriba ni muy bajo, él no lo sienta así. El trofeo y el pasaje gigante con destino a la bendita Locura de Marzo ya eran suyos.

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Luis Hurtado celebrando el campeonato de conferencia

Escrito por: Santiago Aceituno R / @SantiAce23
Foto: Prensa Universidad de Bryant / @ackreally

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