Los pecados del Barcelona ante la maquinaria bávara

Sin mostrar superioridad en La Liga española, Quique Setién decidió cambiar el dibujo para un reto superior: intentar frenar a la maquinaria Bávara. Barcelona viajó a Lisboa con seguridad extrema y no salió nunca de la burbuja en la que se encontraban.

 

Del 4-3-3 habitual, Setién recurrió al 4-4-2 rombo luego de recuperar a Sergio Busquets y Arturo Vidal, ausentes ante el Napoli. Usó un esquema en el primer tiempo, y volvió a su habitad natural en el complemento sin tener tino en la idea.

 

La imagen del FC Barcelona en el estadio Da Luz, fue la misma que mostraron en Roma y en Anfield. La historia cambió algunos intérpretes, pero con un mismo trágico final.

 

Un filtro en el medio sector que nunca existió

 

Busquets volvió como director de orquesta en la zona de marcación. Como interiores Sergi Roberto y Frankie De Jong, mientras que Vidal tenía la responsabilidad de presionar arriba y luego incorporarse en un doble pivote.

 

El ‘5’ no mostró suficiente condición física para el ritmo alemán, Roberto no entendió la tarea de ser escudero de Semedo y De Jong volvió a mostrar fragilidad al lado de Busquets. Vidal, corrió siempre detrás de la pelota y en definitivas cuentas no ocupó ningún espacio, sobró en el dibujo.

 

Arturo tomó el lugar de Sergi Roberto, tras el ingreso de Griezmann, y la película no cambió. La pasividad en la marca y ocupación de espacios nunca se vislumbró.

 

Barcelona: imponer un estilo caducado

 

La presión que impuso Hans-Dieter Flick fue tan asfixiante que el Barcelona nunca encontró una respuesta clara para salir de agobio. Era el momento de lanzar largo y buscar salidas verticales para sacarse de encima el estrés psicológico, y también físico porque las piernas no respondían

 

Sin embargo, el guardameta ter Stegen salía en corto mientras Müller, Ivan Perišić, Gnabry y Lewandowski estaban bien arriba para desbaratar cualquier intentona culé. ¿Decisión de Setién o era toma de decisiones personales del cancerbero alemán?

 

Parecía que querían morir con su sello, uno que está caducado y desgastado con estos intérpretes. Ya son más de tres veces que terminan de la misma forma en la Liga de Campeones.

 

La respuesta la tenía Piqué

 

Una de las vacas sagradas dio la cara y mandó un mensaje que sacudió a todo el universo culé.

 

“El club necesita cambios. Ya no hablo de entrenadores, de jugadores… No quiero señalar a nadie, pero el cambio debe ser estructural. Yo soy el primero que si se necesita sangre nueva, dejaré el sitio. Me voy”, manifestó el zaguero en zona mixta.

 

Para Piqué, fue un partido horrible y vergonzoso. “No se puede ir así por Europa. A reflexionar todos. Nadie es imprescindible, soy el primero que me ofrezco en irme. Ahora sí que hemos tocado fondo”.  

Serán días largos en Catalunya.

 

Escrito Por: Raúl Zambrano Cabello / @ZambranoPoesia

 

Foto: Agencias

 

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