Estas son las cosas del beisbol que sencillamente enamoran. ¿Quién diría que aquel adolescente de apenas 16 años que firmó con los Reales en 2006 terminaría siendo un emblema para la organización? En eso se ha convertido Salvador Pérez, al mismo tiempo en que no ha parado de argumentar una futura candidatura al Salón de la Fama de las Grandes Ligas.
Con siete invitaciones al Juego de Estrellas, cinco Guantes de Oro, tres Bates de Plata, un anillo de Serie Mundial y un premio al MVP del «Clásico de Otoño», el venezolano continúa recopilando distinciones en su carrera y este sábado alcanzó una de la que menos del 10% de los grandeligas logra presumir.
El valenciano cumplió de forma oficial los 10 años de servicio en el mejor beisbol del mundo, convirtiéndose en el cuarto jugador de Kansas City en conseguirlo en lo que va de la presente temporada, luego de que también lo hicieran Danny Duffy (cambiado a los Dodgers el jueves), Mike Minor y Jarrod Dyson previamente.
Alcanzar dicha marca le permite a un jugador asegurar el pago completo de su pensión post-carrera por parte de MLB y también le entrega a algunos peloteros, como a Pérez, una cláusula de «no cambio» hacia cualquier organización. Para recibir esos derechos, además de cumplir la década de servicio en la gran carpa, el jugador en cuestión tiene que haber pasado las últimas cinco contiendas con la misma divisa.
«Tan pronto como sales del terreno, estás haciendo algo que te prepara para el día siguiente. Es una disciplina y un compromiso que él ha descubierto«, le comentó el mánager de los Reales y el exreceptor, Mike Matheny, a MLB.com sobre Pérez. «Es algo muy raro. Y por eso pienso que estará en la conversación de los más grandes que han jugado este deporte detrás del plato«, agregó.
Un fenómeno como pocos:
Y es que si ya es de por sí poco común que jugadores consigan la durabilidad y consistencia suficiente para permanecer en las mayores por tanto tiempo, más aún cuando se trata de un defensor de la receptoría, indiscutiblemente la posición más demandante del beisbol, tanto física, como mentalmente.
«Ha sido capaz de manejar las exigencias de estar detrás del plato, haciéndolo durante todo este tiempo y además mejorando cada vez más«, dijo Matheny. «Es realmente sorprendente que pueda recibir el castigo que viene con ese puesto y aún así encontrar maneras de mejorar».
En medio de una sólida campaña en la que ligó para .277/.306/.515, con 26 jonrones, 66 remolcadas y un OPS de .821 tras sus primeros 103 juegos disputados, el criollo también se ha mantenido como uno de los mejores caretas del juego, tal como lo demuestra su porcentaje de retirados en intento de robo este año (37.9%, de 29-11), el mejor de la Liga Americana.
«Al final, cuando ves el bate, la mascota, su brazo y todo lo que puede hacer, para mí es hablar de Salvy y después de todos los demás«, señaló su compañero de equipo, Whit Merrifield. «Todavía es joven. Es una locura pensar que ya tiene 10 años en Grandes Ligas cuando aún es tan joven», añadió.
Esa juventud y su continua producción en ambos aspectos del juego, fue justamente lo que animó al alto mando de los Reales a ofrecerle una extensión de contrato por cuatro años y 82 millones de dólares el pasado mes de marzo.
Si la salud lo acompaña durante la duración de dicho acuerdo y más allá, es sencillo imaginar a Pérez dando su discurso de introducción a Cooperstown tras cinco años de su retiro.
«Estoy ansioso por ver lo que trae su futuro, porque pasará a la historia como uno de los mejores receptores de todos los tiempos. Me emociona estar junto a él para ver cómo ocurre todo», expresó Merrifield.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía New York Times.
