Anderson Espinoza: “Pensé en retirarme. Me sentía débil e incapaz”

A kilómetros y kilómetros de distancia del Peoria Sports Complex, la familia Espinoza se reunió ansiosa frente al televisor el pasado jueves. Por allá en la soleada Arizona, sede del complejo primaveral de los Padres, Anderson estaba a punto de lanzar.

No se trataba de una salida cualquiera, a pesar de que el hecho de que haya tenido lugar en la pretemporada podría sugerir lo contrario. Dicha actuación quizás sería irrelevante en la historia del beisbol, pero no para un núcleo familiar que esperó cinco años para ver a su orgullo en un montículo otra vez.

“Me sentí súper contento de ver que todo el trabajo que he venido haciendo en estos últimos años sirvió y dio sus frutos”, le comentó Espinoza a Sports Venezuela este sábado sobre su retorno a la acción. “Independientemente de cómo me fuera, era un gran logro para mí, ya que es difícil regresar después de dos cirugías. Me iba a sentir contento fuera cual fuera el resultado. Fue muy bonito porque toda mi familia estaba viendo en televisión y los podía sentir conmigo en esto”.

En el séptimo inning la espera por fin llegó a su fin. Espinoza, a nueve días de haber cumplido sus 23 años de edad, subió a la lomita para enfrentar a bateadores profesionales en un juego por primera vez desde 2016.

Frank Schwindel de los Atléticos lo recibió con un elevado al jardín central que dominó el también venezolano Tucupita Marcano. Austin Allen, el siguiente en el orden, sacudió un doble hacia las praderas, pero Espinoza respondió forzando a Vimael Machín y Pete Kozma a rodar la pelota en el cuadro para salir ileso del capítulo.

Después de casi un lustro, el caraqueño pudo respirar con tranquilidad nuevamente. La travesía todavía está lejos de terminar, pero un paso tan significativo en el camino no podía quedar fuera del radar, en especial tras años de dudas, incertidumbre y preocupación.

“Lo más difícil de todo este proceso fue sin duda trabajar la parte mental. Muchas preguntas venían a la cabeza y no encontraba las respuestas”, recordó Espinoza sobre su tiempo fuera del terreno. “¿Por qué me pasa esto a mí? ¿volveré a ser el mismo? ¿podré lanzar otra vez? ¿y si no me siento bien? ¿qué pasa si el equipo se cansa de mí? Todo eso y otro sinnúmero de preguntas que son sumamente difíciles de responder en esa situación. Gracias a Dios siempre he tenido una familia que me apoya en los momentos buenos y en los no tan buenos también”.

Un par de golpes devastadores:

En 2016, su segunda zafra como profesional, el derecho alcanzó a realizar 25 apariciones entre las sucursales clase A de los Medias Rojas y los Padres, dejando una efectividad de 4.49, con un WHIP de 1.38.

Posteriormente, en julio de 2017, luego de constantes molestias en su antebrazo derecho que lo seguían marginando de la posibilidad de volver a lanzar, Espinoza necesitó pasar por quirófano para someterse a su primera cirugía Tommy John, lo que le garantizaba estar fuera de acción por cuando menos un año.

El otrora súper prospecto realizó algunas sesiones de bullpen a finales de 2018 en la Liga Instruccional y el panorama era alentador rumbo a los entrenamientos primaverales del año siguiente; sin embargo, en abril de 2019 Espinoza regresó a pabellón para someterse a su segunda operación Tommy John.

El primer recuerdo que me llega es de cuando me puse a llorar frente al doctor que me dio la noticia”, dijo Espinoza sobre el momento en que se enteró que necesitaría una nueva cirugía. “Pensé en retirarme y que no quería jugar más beisbol. Sentí miedo, coraje. Me sentía débil e incapaz”, añadió.

La depresión llegó a tal nivel que la promesa comprendió que si bien el apoyo familiar era muy importante, su situación mental requería de intervención profesional.

“Tuve la oportunidad de hablar con un psicólogo para que me ayudara a llevar ese proceso tan fuerte. Además, más especial aún, tuve el soporte del equipo que siempre me dejó saber que era parte de ellos y que me iban a esperar el tiempo que fuera necesario. Gracias a Dios por todas esas noches de conversaciones que hicieron que no me rindiera y siguiera adelante. Juntando todo eso fue como pude superar esa situación y trabajar en mi parte mental”, admitió.

Tras tantas decepciones y enojos, Espinoza se fue poniendo de pie nuevamente poco a poco, sesión a sesión. Y el último empujón necesario para levantarse llegó cortesía de su padre.

“Gracias a Dios todos esos pensamientos negativos fueron momentáneos, y una vez que se fueron, hablé con mi papá, que es la voz fuerte del hogar, y decidí que quería seguir y no rendirme hasta convertirlo en padre de un grandeliga”, contó el lanzador.

Recuperó la confianza:

Hoy en día, Espinoza, quien llegó a ser reconocido por Baseball America como el décimo noveno mejor prospecto de todo el beisbol antes del inicio de la campaña 2016, confía en que luego de superar los miedos de su primer juego en casi cinco años, las cosas retomarán el camino que lo llevó a ser uno de los brazos más promisorios del país en los últimos años y a recibir un bono de 1.8 millón de dólares de Boston.

Siento que soy un lanzador distinto, porque tengo más madurez. Ahora sé lo que hago y el valor que tiene cada lanzamiento”, aseguró Espinoza. “Sé trabajar como un profesional y prepararme de la manera correcta cada día, algo que antes no hacía por inmadurez. Ahora soy una mejor versión de mí y un pitcher más inteligente”, agregó.

En una talentosa organización como la de San Diego, firme candidata a ganarlo todo en esta próxima temporada gracias a un impresionante grupo joven encabezado por el dominicano Fernando Tatis Jr., Espinoza sabe que la directiva no tiene necesidad de apresurar lo que hace años parecía un arribo inminente a las mayores.

Si bien podría decirse que el venezolano está a las puertas de un nuevo comienzo, en el que deberá demostrar nuevamente la salud de su brazo y su capacidad de brillar en una lomita, la llama de competidor ha vuelto a encenderse dentro de sí. Por ello, y aunque parezca poco probable, Espinoza trabajará para alcanzar el máximo escenario este mismo año y así cumplir con un objetivo que se había trazado hace mucho tiempo atrás, cuando el beisbol no era sinónimo de dolor y malestar, sino de satisfacción y júbilo.

“Además de mantenerme sano, mi meta principal para este año es sin duda alguna llegar a las Grandes Ligas, de la manera en la que el equipo me necesite”, expresó Espinoza. “El gerente me dijo que quieren que yo siga como abridor, pero si él me necesita en el bullpen, allí estaré para ayudar a los Padres a ganar la Serie Mundial”.

Más allá de desesperación por cumplir un objetivo, suena como un chico que ahora está al tanto de que en la vida no hay garantías y que conoce bien lo que es perderlo todo en un instante…hasta dos veces.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: Cortesía Padres.

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