Andruw Jones: un currículum inmortal que no es juzgado con la vara correcta

Hay un denominador común que los aspirantes al Salón de la Fama de las Grandes Ligas deben presentar para poder recibir acceso al templo: un portafolio de números realmente impresionantes. No solo buenos, sino magníficos. Pero no es menos cierto que hay diferentes formas de encontrar la majestuosidad en un candidato, y allí es donde pareciera que los votantes no han hecho justicia con Andruw Jones.

El oriundo de Curazao aparece por cuarta ocasión en la boleta electoral este año, luego de recibir apenas 7.3% y 7.5% de respaldo en sus primeras dos oportunidades, respectivamente. En pocas palabras, Jones estuvo cerca de ni siquiera acumular el 5% de los votos necesarios para permanecer en la plantilla de elegibles.

En su tercer año como aspirante, la exestrella de los Bravos tuvo un incremento considerable de espaldarazos, al cerrar el proceso electoral con 19.4% de los sufragios, aunque todavía muy lejos del 75% requerido para la inmortalización.

Cuando hago referencia a que los responsables de la elección pareciera que no están juzgando a Andruw Jones con la vara correcta, lo hago basado en los argumentos de muchos de ellos que señalan como motivo para no incluirlo en su lista de seleccionados, el hecho de que sus números ofensivos no son comparables con aquellos de los grandes toleteros en la historia del beisbol, mismos que, por supuesto, en su mayoría tienen placa en Cooperstown.

El guante era su arma más poderosa

El detalle es que, a diferencia de los Babe Ruth, Ted Williams y Hank Aaron, la carta de presentación de Andruw Jones al Salón de la Fama no es su ofensiva. El expatrullero fue un pelotero tan completo en su carrera que no resulta difícil pensar inmediatamente en sus batazos cuando sale a relucir su nombre, pero la realidad es que, a la hora de evaluar a Jones, debemos comenzar por su excelsa defensa. Esa es su principal argumento para solicitar entrada al “Templo de los Inmortales”, así como también lo fue para miembros como Ozzie Smith y Luis Aparicio, entre otros.

Smith, por ejemplo, es reconocido por muchos como el mejor jugador defensivo de todos los tiempos. Sus números con el madero no dejan de ser un complemento interesante, como lo reflejan sus 2.460 imparables y 580 robos de base, pero su promedio fue de .262 puntos y su OPS+ apenas marcó 87. En su carrera de 19 años en las mayores, el torpedero bateó para average por encima de .300 en solo una ocasión (.303 en 1987) y ligó para un OPS+ de 100 (promedio de la liga) cuatro veces.

Dichas cifras ofensivas lucen pálidas en comparación con la de los grandes bateadores en el Salón de la Fama, como el trío antes mencionado, pero aún así Smith recibió un 91.7% de los votos en su primer intento a la inmortalización, principalmente gracias a un WAR defensivo de 44.2 que es el mejor de cualquier pelotero en la historia.

Otro caso interesante, y quizás más similar al de Andruw Jones, es el de Brooks Robinson, quien si bien tiene números ofensivos mucho mejores que los de Smith, no son tan llamativos como los de otros inmortales que jugaron la tercera base. Robinson sacudió para promedio vitalicio de .267 y registró un OPS+ de 105. No alcanzó los 3.000 mil imparables y cerró su trayectoria con 268 bambinazos.

En su primer chance de elegibilidad, el legendario antesalista recibió 92% de los votos para ingresar al Salón de la Fama, en gran parte gracias a ser considerado por muchos como el mejor tercera base defensivo de todos los tiempos.

No se trata de descalificar a Smith, Robinson o Aparicio como inmortales, al igual que tampoco a casos parecidos como los de Joe Tinker y Phil Rizzuto, pues el trabajo con el guante es sumamente importante en el beisbol, y como es bien sabido, en muchas oportunidades no recibe el crédito merecido.

En su lugar, se trata de preguntarnos: ¿por qué Andruw Jones no es medido con esa misma vara?

Es parte de la élite defensiva

Tanto en Fangraphs, como en Baseball Reference, el ícono de Atlanta encabeza el listado histórico de WAR defensivo para jardineros con 24.4, cifra que además se ubica como la vigésimo segunda mejor de todos los tiempos entre jugadores de cualquier posición, esto último en las cuentas del segundo portal estadístico mencionado.

Si limitamos la búsqueda a solo jardineros centrales, podemos observar que la diferencia entre el líder Andruw Jones y el segundo en dicho departamento es bastante grande, pues al curazoleño le sigue Paul Blair con 18.8 de WAR defensivo, y un poco más atrás está el legendario Willie Mays con 18.2.

Si revisamos otra estadística defensiva de peso, como el “Total Zone Runs”, herramienta que nos permite medir el número de carreras que un jugador determinado estuvo por encima o por debajo del defensor promedio a lo largo de su trayectoria, Jones se ubica segundo en la historia con 253, solo por detrás de las 293 de Robinson.

En sus 17 temporadas como ligamayorista, Jones lideró a su circuito en WAR defensivo en cuatro oportunidades, al mismo tiempo en que finalizó entre los primeros 10 un total de nueve veces. Comandó a su liga en “Total Zone Runs” en seis ocasiones y culminó dentro de la decena top en otras ocho. Por si fuera poco, su brazo también era una herramienta destacada, lo que quedó en evidencia en las tres oportunidades en que lideró a los jardineros centrales en asistencias.

Evaluar la defensa es trabajo complejo

Es entendible que muchas personas duden de la veracidad de las estadísticas defensivas, pues son por mucho las más difíciles de calcular. Sin embargo, es digno de destacar que según las herramientas avanzadas del beisbol, Jones fue probablemente el mejor guardabosques defensivo de todos los tiempos y uno de los mejores guantes vistos en un diamante en general.

Y para quienes hagan caso omiso a estos instrumentos modernos, no está demás recordar que Jones ganó 10 Guantes de Oro de forma consecutiva entre 1998 y 2007.

Una vez evaluado todo esto, allí es cuando buscamos complementar nuestro caso con los también interesantes números ofensivos que cosechó el antillano. Jones terminó su carrera con 434 cuadrangulares, 1.289 empujadas, 1.204 anotadas y un OPS+ de 111 que demuestra que fue un bateador por encima del promedio por un margen considerable.

El cinco veces invitado al Juego de Estrellas superó la barrera de los 30 cuadrangulares en siete oportunidades, así como también sobrepasó la de 40 en dos ocasiones y la de 50 en una.

La gran traba que afronta Jones en su camino al Salón de la Fama recae en un bajón ofensivo que inició en 2007 y del cual nunca pudo recuperarse. En sus últimas seis campañas en la gran carpa, el toletero registró una pobre línea ofensiva de .214/.314/.420, con un OPS+ de 92. Después de promediar 6.1 de WAR por campaña entre 1998-2006, el exjardinero marcó 3.0 en dicho departamento en 2007 y luego acumuló apenas 1.7 en los últimos cinco años de su carrera combinados.

Semejante declive jugó un papel fundamental en la cristalización de dos cifras que parecen ahuyentar a los votantes, tal como son su bajo promedio vitalicio de .254 puntos y el hecho de que no pudo alcanzar los 2.000 indiscutibles (cerró con 1.933)

No obstante, además de mantener presente el ya mencionado punto de que Jones es principalmente un candidato a la inmortalidad basado en su defensa, también hay que sacar a relucir que durante su época tope como jugador, Jones marcó una era y se estableció como uno de los mejores paleadores de todo el beisbol. Entre 1998 y 2006, la línea ofensiva del nativo de Willemstad marcó .270/.347/.513, junto con un OPS+ de 119.

En ese lapso de tiempo, Jones promedió 31 dobles, 35 cuadrangulares, 104 impulsadas, 99 anotadas y 12 bases estafadas por temporada. Su average de WAR en dicho período fue de 6.1, únicamente inferior al de Alex Rodríguez (7.8) y Barry Bonds (7.5)

Fue de los mejores por varios años

Si bien gracias al bajón ofensivo en la parte final de su carrera, Jones se ubica por debajo del promedio en JAWS y WAR para un miembro del Salón de la Fama, el WAR que registró el curazoleño en su fase tope como pelotero (WAR7, herramienta que toma en cuenta el WAR registrado por los peloteros en sus siete mejores años en dicho departamento) está sobre el número estándar y solo por detrás de los de Mays, Ty Cobb, Mike Trout, Mickey Mantle, Tris Speaker, Ken Griffey Jr., Joe DiMaggio y Duke Snider.

Antes de su declive con el madero, Jones lucía como un candidato seguro a tener su placa en Cooperstown; y si bien sus promedios generales se vieron seriamente afectados por ese nefasto lapso, exhibir nueve temporadas élites en el cajón de bateo, marcar una época en el beisbol y establecerse como, posiblemente, el mejor patrullero defensivo de todos los tiempos, suenan como argumentos más que suficientes para darle al emblema de los Bravos su puesto en la mesa de inmortales junto a Chipper Jones, su compañero de batazos en aquellos tiempos y uno de los principales abogados de su candidatura al templo de leyendas.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta / @AndresEspinoza

Foto: MLB

Botón volver arriba