Nunca antes, en sus 13 años como lanzador en las Grandes Ligas, Carlos Carrasco había tenido la dicha de subir al montículo con su padre presente en el estadio. No hubo falta de intentos en el camino, pero algo siempre se interponía y obligaba a posponer la ocasión.
Eso se mantuvo vigente hasta este miércoles en el Citi Field de Nueva York, cuando el señor Luis Carrasco finalmente pudo tomar asiento en las tribunas para presenciar una apertura de su hijo en el máximo escenario. El criollo no decepcionó, con cinco entradas en blanco frente a los Nacionales, en las que toleró cuatro incogibles, regaló cinco pasaportes y ponchó a la misma cantidad de rivales para apuntarse el lauro.
«Hoy (miércoles), pudo darse», le comentó Carrasco a MLB.com sobre la visita de su progenitor. «Estoy muy feliz. Fui al montículo e hice lo mejor que pude. Me contenta que haya sido así. He tenido muchos altos y bajos. Esto va a estar en un lugar muy especial para mí«.
Si bien Washington no logró pisar la registradora en su tiempo sobre la loma, el diestro se vio en apuros en varias oportunidades, especialmente debido a su elevado número de pasaportes en la jornada. Por ejemplo, luego de sacar los primeros dos outs de forma rápida en el tercer acto, Carrasco perdió el control y le otorgó boletos a cada uno de los siguientes tres toleteros para llenar las bases.
Suspenso que llevó a la euforia:
Por fortuna para el barquisimetano y su padre, el serpentinero logró recuperarse a tiempo y ponchar a Yadiel Hernández para ponerle punto final a la amenaza de los capitalinos. Tras ese último out, el señor Luis fue capturado por las cámaras celebrando con gran emoción en las tribunas.
«Vi el video. Estaba muy feliz. Intenté dar lo mejor de mí, para así darle lo mejor a mi papá y al equipo», continuó el brazo. «Estuve a punto de llorar en ese momento. Estoy contento de que haya podido verlo y de que haya disfrutado el juego también», añadió.
Carrasco, quien redujo su efectividad a 3.63 en 10 salidas este año, fue nombrado como el «Jugador del Encuentro» por parte de sus compañeros dentro del clubhouse. Tal como se ha hecho tradición, el pelotero que recibe dicho nombramiento debe bailar posteriormente y el señor Luis estuvo feliz de unirse a su hijo en esa asignación.
«Fue muy divertido y agradable. Sumamente especial lo que los muchachos hicieron por mí«, sentenció el escopetero.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: AP.
