Hace 17 años los Marlins hicieron un cambio clave

El campeonato conquistado por los Marlins, para entonces de Florida, en la Serie Mundial de 2003 nada más y nada menos que frente a los Yankees de Nueva York es uno de los más memorables en lo que va de siglo XXI, sobre todo para el beisbol venezolano.

En aquella disputa del título los peces del sur de Estados Unidos se presentaron a los playoffs como uno de los menos favoritos dada su clasificación vía comodín al terminar segundos en la División Este de la Liga Nacional con récord de 91-71.

Sin embargo, eso no fue impedimento para que en lo extenso de toda la postemporada los Marlins se exhibieran como un conjunto imbatible, en el que un trío de peloteros criollos, sin contar a Ozzie Guillén que estuvo fungiendo como coach de la tercera base, tuvieron su gran cuota de responsabilidad.

Si bien el novato Miguel Cabrera se convirtió en la gran vedette al ser un descubrimiento de los Marlins a mitad de temporada y todo lo que implicó su contribución, existió un “factor X” y que probablemente para muchos pasó inadvertido, aunque terminó siendo clave para la conquista del anillo.

Marlins se arriesgó y ganó

En las primeras de cambio de la contienda 2003, el equipo de Florida contó con Braden Looper como su cerrador. El derecho cumplió de buena manera, pero conforme transcurrían los partidos fue perdiendo ineficacia a la hora de salvaguardar los partidos.

Eso llevó a la gerencia a explorar el mercado en búsqueda de un brazo con argumentos suficientes como para subsanar esa función y posaron los ojos en el venezolano Ugueth Urbina.

Urbina, que en 2002 asistió a su segundo Juego de Estrellas por su gran labor como taponero de los Medias Rojas de Boston, no la estaba pasando bien en Texas con los Rangers. En 30 oportunidades de rescate solo había podido conseguir 26. Además su récord en ese momento era negativo con 0-4 y 4.19 de efectividad.

Directiva de los Marlins se arriesgó

Aun así, la directiva se arriesgó y el 10 de julio de aquel año se hizo de sus servicios aunque tuvo que pagar un precio caro. A cambio de Urbina, tuvieron que desprenderse del mexicano Adrián González y un par de prospectos más.

La transacción no repercutió del todo bien entre los aficionados del equipo. González era uno de los prospectos más prometedores de las granjas floridianas. Sin embargo, en los Marlins se arriesgaron y, se puede decir que ganaron, con todo y que al caraqueño  lo perdieron tan pronto como la próxima campaña y el azteca se convirtió años después en una de las estrellas de la liga.

Frutos de inmediato

Contra todo pronóstico, Urbina pagó con creces la confianza depositada sobre sus hombros. Los cambios de aire le resultaron de gran manera al lanzallamas de 29 años de edad que inició su transitar con los Marlins como setup de Looper.

Poco a poco se fue ganando la confianza del manager Jack McKeon que le brindó hasta ocho chances de poner el candado y el respondió con seis salvados. Además de eso durante la ronda regular terminó con récord invicto de 3-0 y un excelente 1.41 en porcentaje de carreras limpias admitidas.

Todos estos guarismos lo llevaron a convertirse en el apagafuegos a tiempo completo de McKeon para la postemporada y sus actuaciones fueron importantes, sobre todo en la Serie de Campeonato del viejo circuito contra los cachorros de Chicago, en la que se mostró intraficable.

Contra los oseznos, Urbina intervino en cuatro de los siete partidos que tuvo la serie. Trabajó siete episodios, recibió un par de carreras limpias y ponchó a 10 de los 24 bateadores que enfrentó, amén de conseguir un triunfo y un rescate.

Urbina no fue dominante ante los Yankees

En la Serie Mundial contra los Yankees no tuvo tan dominante. Durante dicha instancia Urbina trabajó tres capítulos, con dos rayitas limpias admitidas. No obstante, sus intervenciones le alcanzaron para sellar la primera y la tercera de las cuatro victorias que consagraron a los Marlins.

Si bien su paso por la escuadra que tuvo Pro Player Stadium de casa por años fue fugaz, le bastó para ganarse rápidamente el cariño y el respeto de una noble fanaticada, que desde entonces no ha podido si quiera trascender a unos playoffs.

Escrito por: Rayner Rico / @RaynerRico34

Foto: @Marlins

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