Jesús Luzardo y una nueva esperanza de grandeza en Miami

Desde muy temprano en su carrera, incluso antes de que alcanzara las mayores, Jesús Luzardo ya había recibido la etiqueta de futuro «as» de los Atléticos y de Venezuela en ediciones venideras del Clásico Mundial de Beisbol. Por mucho que esa designación pueda ser todo un honor, también tiende a convertirse en una carga innecesaria para un joven que no ha finalizado su desarrollo.

Cuando Luzardo finalmente se graduó de grandeliga en 2019, su efectividad de apenas 1.50 en seis apariciones como relevista, misma que fue de la mano con una presentación de tres entradas en blanco en el juego comodín de vida o muerte entre Oakland y Tampa Bay durante los playoffs, solo contribuyó a que la algarabía alrededor del zurdo fuera cada vez mayor.

En la recortada zafra anterior, Luzardo no solo batalló con la COVID-19 antes del inicio oficial del campeonato, sino que también tuvo frente a sí su primera prueba como iniciador en el máximo escenario. El exprospecto ofreció destellos del potencial que lo llevó a ser una de las joyas más promisorias del pitcheo latino en el último lustro, pero también dejó en evidencia aspectos por pulir en su juego.

Al final, esa experiencia inicial como miembro de la rotación de los californianos terminó con una efectividad de 4.12 y un WHIP de 1.27 en 59 episodios de labor, en los que ponchó a la misma cantidad de contrincantes y regaló 17 pasaportes.

La esperanza del alto mando de los A’s, era de que esa turbulenta contienda del año pasado le hubiese proporcionado el tiempo suficiente a Luzardo para terminar de hacer los ajustes requeridos y así tomar su lugar como el líder de la rotación a partir de 2021.

Bache inesperado:

Desafortunadamente, las cosas no salieron como previstas. El zurdo, de 23 años de edad, mostró inestabilidad en sus primeras seis apariciones del torneo, todas como iniciador. Después de la última de ellas, el serpentinero necesitó ser inscrito en la lista de incapacitados por una fractura en uno de los dedos de su mano izquierda, lesión que sufrió al golpear una mesa mientras disfrutaba de un videojuego.

Tras un mes marginado, Oakland optó por activar nuevamente a Luzardo e incorporarlo a su bullpen, cuando menos hasta que su brazo recuperara la carga necesaria para ser candidato a iniciar juegos otra vez. Si bien el experimento parecía funcionar en un arranque, el criollo comenzó a recibir castigo en sus apariciones y la organización decidió enviarlo a las menores luego de tolerar tres rayitas en apenas un tercio de labor frente a los Yankees el pasado 19 de julio.

Aún allí, la esperanza de la directiva de los «Elefantes Blancos» se mantenía. La idea era que «Baby Jesús» realizara algunas aperturas con el triple A Las Vegas y eventualmente regresara para ayudar al equipo grande en su intento por llegar a los playoffs por cuarto año corrido.

Una vez más, el plan fracasó. Luzardo tuvo un par de asignaciones horrendas, permitiendo siete carreras en cada una de ellas. Además, su control empezó a traicionarlo y regaló 15 boletos en tan solo 29 innings con los Aviators.

A pesar de su estupendo repertorio, comandado por una recta que alcanza con frecuencia las 96-98 millas por hora, el gran problema de Luzardo parecía ser la ubicación de sus envíos y en particular de su bola rápida de cuatro costuras. Cada cuadrangular conectado o carrera en contra recibida, lucía como un golpe seco a la confianza que resultó tan admirable en sus tiempos de novato en la gran carpa.

Este miércoles, en medio de un peligroso desplome de los A’s a lo largo del último mes, Billy Beane y compañía decidieron apostar con fuerza por el presente y hacerse de los servicios del jardinero Starling Marte proveniente de los Marlins. A cambio, Oakland entregó a quien se suponía lideraría a esta nueva camada hacia años dorados.

Quizás se trató de un tema de pérdida de fe por parte de los Atléticos. Quizás simplemente fue una decisión forzada por la urgencia de ayudar a una ofensiva que rankea entre las peores de todo el beisbol desde la celebración del Juego de Estrellas.

Sea cual sea el caso, este movimiento deja a Luzardo con dos opciones, ambas ligadas a cómo decida interpretarlo el talentoso escopetero.

Si la frustración de ver cómo no pudo llenar los zapatos esperados en Oakland se apodera de su mente, es posible que nunca veamos a la versión prometida del zurdo. Pero si en su lugar enfoca su energía en el interés de una novena en reconstrucción que decidió creer lo suficiente en él como para tomar sus servicios, ignorando cualquier otro paquete de peloteros que pudo llegar desde otra divisa interesada en el codiciado Marte, allí podría ser cuestión de muy poco tiempo para celebrar el arribo definitivo de un nuevo brazo estelar para el país.

Con Sandy Alcantara, Pablo López, Elieser Hernández, Sixto Sánchez, Trevor Rogers y ahora Luzardo, los Marlins tienen, posiblemente, a la rotación joven más intrigante de conjunto alguno en el máximo escenario en la actualidad.

California fue una experiencia dura para el zurdo, pero su futuro puede lucir tan brillante como nunca en Florida.

La pelota, como de costumbre, está en tus manos, Jesús. Dónde se ubique tu enfoque (y tus pitcheos) dictará el camino.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: Cortesía MLB.com.

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