El currículum de José Altuve habla por sí solo. En los últimos seis años, muy pocos peloteros han podido alcanzar lo que el camarero venezolano exhibe en su historia de vida.
Tres títulos de bateo, un premio MVP, un Guante de Oro, anillo de Serie Mundial, cinco Bates de Plata y cuatro temporadas de 200 o más imparables, son sólo parte de los logros que desde ya vinculan al diminuto toletero de los Astros con el Salón de la Fama de Cooperstown. Adicional a ello, es importante recordar que el criollo ha obtenido todo eso sin llegar aún a los 31 años de edad.
La capacidad de Altuve de batear para promedos astronómicos nunca ha estado en duda, pero desde la campaña 2015, el segunda base comenzó a mostrar una faceta algo desconocida de su juego: el poder. Luego de no registrar dobles dígitos en el renglón de cuadrangulares en sus primeras tres campañas y media en la gran carpa, el «Astro Boy» sacudió 15, 24, 24, 13 y 31 en sus siguientes cinco zafras.
José Altuve sacrifica promedio por poder
En el beisbol actual, la inclusión de poder en el arsenal se ha vuelto prioridad para la mayoría de los bateadores, aún si para conseguirlo es necesario sacrificar algunos puntos en el average. Tras conectar para promedio de .346 en 2017, su último como campeón bate del joven circuito, Altuve conectó para .316 al año siguiente y para .298 en 2019.
Ambos se mantienen como muy buenos averages, en especial cuando vienen acompañados de varias empujadas y vuelacercas; sin embargo, el bajón fue mucho más drástico para el venezolano en esta pasada temporada, en la que registró una línea ofensiva de apenas .219/.286/.344.
Muchos factores externos pueden haber influido en el pobre desempeño de José Altuve, como las particularidades de esta corta campaña para la que ningún jugador tuvo la preparación habitual, además de que era la primera para el criollo tras hacerse público el escándalo del robo de señas de los Astros hace tres campañas, lo que indudablemente colocó más presión sobre sus hombros.
De igual forma, un vistazo más a profundidad a los números del camarero parecen revelar que sí hay motivos para alarmarse, pues su agresividad en el cajón de bateo podría estar alejándolo demasiado de su calidad usual como bateador.
¿Agresividad o desesperación?
Desde 2014, su porcentaje de strikes abanicando se ha ido incrementando poco a poco desde 7.5% en aquel entonces a 15.4% este año. Además, su porcentaje de pelotas puestas en juego se ha reducido de 41.2% hace seis zafras a 30.6% en 2020.
Asimismo, José Altuve tuvo un porcentaje de contacto de 79.8% en esta pasada campaña, una cifra considerablemente menor al 90.1% que marcó en su primer año como campeón bate.
Otro porcentaje que se ha visto afectado es el de ponches, que ha ido creciendo con el transcurrir de los años: 2014 (7.5%), 2015 (9.7%), 2016 (9.8%), 2017 (12.7%), 2018 (13.2%), 2019 (15.0%) y 2020 (18.6%).
Altuve registró 36 ponches abanicando en 707 apariciones al plato en 2014, mientras que en apenas 210 visitas al cajón de bateo en esta truncada zafra 2020 sumó 31.
Muchos swings fallidos
Una de las cosas por las que se ha caracterizado el venezolano en su carrera hasta los momentos, es en contar con una capacidad por encima del promedio a la hora de convertir en imparables una buena cantidad de sus swings, pero en estas últimas dos temporadas Altuve ha marcado dos de los peores porcentajes de swings fallidos en su trayectoria. Cuando el seis veces All-Star persiguió pitcheos fuera de la zona de strike este año, no hizo contacto en más del 32% de las oportunidades, cifra que también se ha ido incrementado en las últimas seis zafras.
Las estadísticas avanzadas nos muestran que Altuve abanicó al 38.2% de los envíos que le hicieron fuera de la zona de strike en 2020, un porcentaje mayor al promedio de la liga (30.6%) Además, cuando lo hizo, el venezolano tuvo pésimos resultados, conectando apenas 13 hits en 62 ocasiones para un promedio de .210 puntos, un slugging de .274 y un average de velocidad de salida de apenas 79.2 millas por hora.
Su bajo average de velocidad de salida y pobre selección de pitcheos han afectado su promedio esperado (xBA) y su slugging esperado (xSLG) en las temporadas más recientes: 2016 (.326 xBA, .537 xSLG), 2017 (.296, .495), 2018 (.291, .461), 2019 (.277, .499) y 2020 (.230, .352)
Ajustes para volver a la cima
La conclusión de todo esto es que, si bien el sacrificar parte de su calidad como bateador de promedio, por sumar algo más de poder o en un intento por ser más agresivo en el plato, ha dado buenos resultados (lo ayudó a conseguir su primer y único premio al MVP), tampoco debemos olvidar que todo en exceso es malo.
El 2021 será un año muy importante para el criollo, pues su despertar en la pasada postemporada dejó abierta la posibilidad de que, en efecto, gran parte de sus problemas en la ronda regular fueran debido a los mencionados factores externos; no obstante, los números rara vez mienten, y todo parece indicar que Altuve también necesita retomar su vieja guía de selección de pitcheos, en caso de que volver a la élite del beisbol continúe en sus planes.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta / @AndresEspinoza
Foto: @EverBaseball4