LVBP: cinco mensajes claros que nos dejó la temporada 2020-2021

Mientras Caribes de Anzoátegui hace sus preparativos para viajar a Mazatlán y representar a Venezuela en la Serie del Caribe que inicia este domingo, los aficionados de la LVBP quedan con un sabor agridulce en la boca, típico de cuando una nueva campaña del deporte principal del país llega a su fin.

Pero si bien la acción se detendrá en los ocho estadios considerados profesionales en el país, cuando menos hasta finales de este 2021, no hay razón por la que no podamos seguir alargando la temporada tanto como queramos, así sea cambiando los bates y las pelotas por letras y recuerdos.

Con esa misma intención en mente, este servidor se propuso enumerar cinco mensajes claros que nos envió la recién culminada campaña. La mayoría están estrictamente ligados a lo deportivo, pero también se coló en la lista un factor no tan encerrado en las líneas de cal.

Esta es una liga de trotamundos:

La sanción impuesta por la OFAC sobre Navegantes y Tigres, realmente parecía comprometer el nivel de competitividad de la LVBP. Si bien ya el castigo había sido implementado en la temporada 2019-2020, en aquella ocasión afectó a cada uno de los ocho conjuntos que conforman la liga, cuando menos durante gran parte del torneo.

Pero esta vez, Magallanes y Aragua se vieron forzados a jugar con un grillete al tobillo desde el vamos, mientras veían en los dugouts contrarios al resto de las divisas alardear de sus grandeligas y prospectos de alto nivel.

Sin embargo, turcos y bengalíes batallaron como siempre lo han hecho en sus ricas historias en la liga. Sí, es cierto que recibieron tres cupos adicionales de importados para compensar sus pérdidas por la sanción, y también que la suerte los acompañó con los casos de Renato Núñez y Hernán Pérez, entre otros, que pudieron participar en el torneo a pesar de ser jugadores de calibre ligamayorista, gracias a estar sin contrato en los Estados Unidos en el momento justo.

Pero sería errado negar que ambos equipos se las arreglaron, en su mayoría, con los llamados trotamundos del beisbol. Y es que ese dicho de años que reza que las ligas del Caribe las ganan los Carlos Rivero, Alex Romero, René Reyes y demás veteranos de la pelota, fue ratificado como cierto por navieros y felinos en esta zafra, que si bien no ganaron, sí disputaron hasta el final, llevando a Cardenales y Caribes al máximo de siete juegos en sus respectivas series semifinales, y terminando por encima de otros cuatro conjuntos repletos de peloteros afiliados al sistema de MLB.

Leones y Tiburones necesitan sacudones inmediatos:

El desplome de los Leones del Caracas en las últimas semanas del campeonato fue, sin duda alguna, uno de los escenarios más bochornosos en la historia de la exitosa franquicia, que finalizó como sotanera en su división y con el peor récord de los ocho equipos durante la fase regular.

Por su parte, los Tiburones de La Guaira continúan acercándose peligrosamente a los 40 años de sequía en cuanto a campeonatos se refiere; esta vez, en un torneo en el que ni siquiera clasificaron a la postemporada y del que solo la mencionada debacle de sus vecinos del Estadio Universitario los salvó de cerrar como la novena con más fracasos de la 2020-2021.

Para las dos organizaciones, el problema no parece ser de dirigente, o por lo menos no completamente, tomando en cuenta que ambas han cambiado de timoneles en varias oportunidades durante los últimos años sin conseguir éxito alguno.

En su lugar, el mal parece alojarse en las oficinas. Esto no necesariamente implica que los directivos o propietarios deban cambiar por completo, aunque sí ha sido sugerido por múltiples aficionados y expertos. Pero cuando menos el alto mando de cada lado deberá orquestar giros radicales en su estructura, para enderezar el rumbo de dos de las divisas más populares de la LVBP.

Alí Castillo es una estrella:

No se puede llamar de ninguna otra forma a un pelotero que se ha cansado de probar que dicha afirmación es certera. Alí Castillo tuvo una de las mejores temporadas de jugador alguno en el amplio historial de la LVBP. No solo rompió la marca de Bob Abreu del campeón bate con promedio más alto de todos los tiempos, gracias a un impresionante average de .430 puntos en la regular, sino que jamás detuvo su marcha.

Luego de que sus Águilas quedaran eliminadas en la ronda regular, Castillo fue tomado en el draft de adiciones previo al arranque de las semifinales por los eventuales campeones, Caribes. Con ellos, el infielder ligó para .333 en los siete juegos de la primera serie de playoffs ante Navegantes y posteriormente marcó .474 en el mismo renglón durante los cuatro duelos de la final frente a Cardenales.

Pero lo más importante de todo es que el excelso desempeño de Castillo no es algo nuevo. En cinco de las siete campañas de la liga en las que el zuliano ha disputado más de 25 juegos, su promedio ha terminado sobre .300, incluyendo dos veces en las que ha sobrepasado también la barrera de los .400.

Alí Castillo es una verdadera estrella, y si algo nos dejó claro esta pasada temporada, es que ya es hora de que se le reconozca como tal.

Caribes y Cardenales son ejemplos para el resto:

No existen dos casos tan dignos de admirar en la LVBP como los de Anzoátegui y Lara en la última década. El primero acumula seis finales y cuatro campeonatos en el lapso, mientras que el segundo tiene también media docena de etapas culminantes disputadas, incluyendo cinco de forma corrida, y un bicampeonato.

Lo hecho por peloteros, coaches y directivos de ambas escuadras en los últimos años, cuando más complejo se ha tornado el competir en Venezuela por diferentes motivos, incluyendo la cada vez más deteriorada situación económica y social del país, debe servirle al resto para tomar papel y lápiz.

Aborígenes y crepusculares han lucido como organizaciones inmunes a todo tipo de males previamente relacionados con los fracasos de organizaciones, como el despido de mánagers, partidas repentinas de peloteros y demás.

El beisbol es sagrado en Venezuela:

Lo primero que debemos resaltar acá, es que no se pretende llegar a una conclusión de si está bien o no la continuidad de la liga venezolana en medio de los mencionados problemas del país, además de otros inconvenientes más recientes como la sanción de la OFAC y la pandemia. No es un tema en el que este servidor o cualquier colega tenga voz o voto.

Lo que sí resulta importante destacar es que, a pesar de todo, incluyendo la típica y entendible incredulidad de aficionados y expertos sobre la realización de cada una de las últimas campañas, la LVBP siempre ha salido a flote, encontrando la manera de mantenerse activa año tras año.

El camino fácil siempre será tirar la toalla, pero en una opinión muy personal, creo que cuando veamos para atrás en unos años, Dios mediante con una situación mucho más humana y próspera en el país, agradeceremos los esfuerzos de las personas y entes pertinentes al apostar por la continuidad del pasatiempo nacional.

Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza

Foto: Prensa Caribes.

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