La división este de la Liga Americana fue catalogada por años como la más poderosa de todo el beisbol. Titanes como los Yankees y los Medias Rojas siempre estaban al acecho del primer lugar, mientras que la reputación de los Rays ha venido creciendo durante los últimos 15 años como una de las organizaciones más peligrosas del circuito. Azulejos y Orioles han pasado por muchas vicisitudes, pero también registran algunas apariciones en postemporada en tiempos recientes.
Este año, con excepción de una escuadra de Baltimore que está en pleno proceso de reconstrucción, la división ha estado tan disputada como era de esperarse. Si bien Tampa Bay luce en control absoluto de la punta en la actualidad, gracias a una ventaja de nueve juegos sobre Toronto y Boston rumbo a la jornada de este lunes, la posesión del primer lugar ha cambiado de manos en varias oportunidades a lo largo del campeonato.
Boston fungió como líder durante la mayor parte de los primeros dos meses, pero Tampa se apoderó momentáneamente del puesto en la última semana de mayo y la mantuvo casi todo junio hasta que los patirrojos intentaron poner orden nuevamente al mes siguiente, solo para volver a ceder el prestigioso lugar en agosto.
Nueva York y Toronto no han tocado la cima desde que arrancó el torneo, pero buenas rachas los han dejado muy cerca en repetidas ocasiones.
Por ello, cuando restan apenas un par de semanas de temporada, cualquier herramienta adicional que puedan utilizar estas cuatro novenas será de vital importancia para sus aspiraciones clasificatorias, bien sea como campeones divisionales o como cupos comodines.
Refuerzo intrigante:
Boston, por ejemplo, espera recuperar con ansias al venezolano Martín Pérez, quien tuvo que ser colocado en la lista de incapacitados por COVID-19 a finales de agosto, junto con otros dos compañeros que también arrojaron resultados positivos al virus.
La abultada efectividad de 4.88 que marcaba el oriundo de Guanare antes de ser inscrito en el listado, podría sugerir que su impacto en el remate de los dirigidos por Alex Cora no será tan determinante, pero tomando en cuenta que el porcentaje de carreras limpias de los serpentineros del club era de 4.67 en los 15 días más recientes, un inspirado Pérez realmente podría ser la diferencia para el conjunto en estas jornadas finales.
El zurdo, que arrancó la zafra en la rotación antes de su mudanza al bullpen a principios de agosto, llegó a ser el iniciador más confiable del staff de Cora en sus primeras 11 apariciones del año, registrando una efectividad de 3.09 en ese lapso, con 52 ponches en 58 entradas y un tercio de labor.
No obstante, las cosas cambiarían drásticamente en sus siguientes 11 aperturas, en las que permitió 33 carreras limpias en 41.2 capítulos (7.13 EFE), período en el que los contrarios le conectaron para un promedio de .363.
Desde el bullpen, el criollo intercambió presentaciones en blanco con algunas muy poco alentadoras, por lo que es correcto decir que en ambos roles mostró versiones brillantes y también muy oscuras antes de quedar marginado.
Este pasado domingo, Pérez, de 30 años de edad, lanzó un inning en cero con el triple A Worcester, como parte de su proceso de rehabilitación con miras a retornar a las filas de los residentes del Fenway Park próximamente. En la asignación, el zurdo toleró un incogible y pasó a un rival por la guillotina.
Hasta la tarde de este lunes, el alto mando de los Medias Rojas todavía no había ofrecido una fecha probable para el regreso de Pérez al equipo grande, pero si la divisa planea traerlo de vuelta como relevista, es muy posible que su retorno pueda darse en cualquier momento, pues no necesitaría ganar tanto kilometraje en el brazo.
¿Cuál versión de Pérez recibirá Boston cuando llegue la luz verde del cuerpo médico? Allí podría radicar la diferencia entre adornar la casa para la fiesta de octubre o comenzar a planificar desde temprano la ruta a tomar para 2022.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: AP.
