La postemporada 2020 de la Major League Baseball (MLB) tiene en el cubano Randy Arozarena a uno de sus principales protagonistas. El novato, de 25 años, se convirtió en la sensación de Rays de Tampa Bay, después de “pulir” sus habilidades en México.
Arozarena, jardinero de un Tampa Bay que disputa la Serie Mundial frente a Dodgers de Los Ángeles, alcanzó rápidamente el estrellato tras superar varios obstáculos para cumplir su meta de trabajar en las Grandes Ligas.
Llegar a Las Mayores no fue fácil. Antes de incursionar en la MLB, el atleta de La Habana decidió abordar una embarcación para dejar Cuba en 2016. Luego de recorrer el Mar Caribe ancló en Isla Mujeres, México, donde se convirtió en profesional.
Previo a esa travesía, actuó en la Serie Nacional Cubana con Vegueros de Pinar del Río, una cita amateur, en la que promedió .279 con 12 dobles, cuatro triples, tres jonrones, 24 empujadas y 55 anotadas en 93 encuentros, disputados en dos certámenes.
Tijuana le abrió la puerta a Arozarena
Arozarena, nacido el 28 de febrero de 1995, encontró en Toros de Tijuana el club para mostrarse en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), un circuito veraniego en el que jugó poco en 2016.
En la LMB, bateó .100 en cinco partidos, en los cuales logró un doble y tres marcadas. Captó la atención de Mayos de Navojoa en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), torneo invernal en el que sí pudo a sobresalir en la campaña 2016-2017.
En esa cita de la LMP, golpeó .289 con siete dobletes, dos triangulares, 16 fletadas y 33 registradas en 51 desafíos. La LMP le sirvió como “vitrina” para conseguir un pacto en la “pelota organizada”. Firmó con Cardenales de San Luis.
Con las aves, participó en torneos de tres categorías (A Fuerte, Doble y Triple A) de Ligas Menores (MiLB) entre 2017 y 2019.
Golpeó .292 con 78 tubeyes, ocho triangulares, 38 bambinazos, 151 fletadas y 201 pisadas de goma en 326 duelos. Eso lo convirtió en un prospecto cotizado de los pájaros rojos que, de paso, lo ascendieron a la MLB.
La conexión con José Martínez
Debutó en la MLB con San Luis en 2019 y compartió durante 19 topes con José Martínez, outfielder y primera base venezolano. Aprovechó esa pasantía con los plumíferos para lucirse gracias a su buen contacto.
El antillano dejó un average de .300 con un doble, un vuelabardas, dos producidas y cuatro toques de pentágono en la Gran Carpa. Su actuación despertó el interés de Tampa Bay que lo adquirió junto con Martínez el 9 de enero de 2020 en un cambio.
En el traspaso, San Luis recibió a los ligaminoristas Matthew Liberatore (pítcher estadounidense) y Edgardo Rodríguez (cátcher criollo), además de dos selecciones en el reclutamiento colegial. La franquicia alada apostó por blindarse de cara al futuro.
Otro obstáculo superado por el cubano
Arozarena, por quien Tampa Bay se desprendió de Liberatore (su principal promesa del montículo), no arrancó el campeonato 2020 en julio con Rays, porque dio positivo por coronavirus. Tuvo que superar esa enfermedad para aspirar a integrar la plantilla.
Una vez que recobró su salud estuvo en el Campo Alterno de Entrenamientos y el 30 de agosto recibió el ansiado llamado a la MLB. Desde entonces, se convirtió en un referente de Rays.
En 23 choques de ronda eliminatoria conectó .281 con dos dobles, siete palazos de vuelta entera, 11 fletes y 15 cruces de plato. Ese rendimiento dejó satisfecho al mánager Kevin Cash y por eso lo incluyó en el róster de Tampa Bay para la postemporada.
La explosión ofensiva para el jardinero
En los playoffs, Arozarena mostró su mejor versión y gracias a una ofensiva explosiva pasó del anonimato al estrellato.
En sus primeros 21 compromisos en la etapa, tronó .338 con tres dobletes, un triple, siete cañonazos de recorrido completo, 10 impulsadas y 14 anotadas.
Sumó 22 hits e igualó la marca para un pelotero de primer año en la Fiesta Grande de MLB. Comparte ese récord con Derek Jeter, campocorto que lo hizo con Yankees de Nueva York en 1996.
Arozarena no se conformó con llegar a postemporada. Aprovechó para dejar una huella imborrable en la MLB.
Un coloso en la Serie de Campeonato
Antes de presentarse en el Clásico de Otoño entre Tampa Bay y Los Ángeles, se erigió como el primer beisbolista de posición novato en ser designado Jugador Más Valioso (JMV) de una Serie de Campeonato, al ayudar a Rays a coronarse en la Liga Americana.
En el cruce por el banderín del joven circuito, Arozarena fue vital para que Rays a venciera 4-3 a Astros de Houston en una llave que se extendió al máximo de siete enfrentamientos.
Mantuvo un average de .321 con un biangular, cuatro bolas depositadas en las gradas, seis remolques e igual número de pases por el pentágono para obtener el premio JMV.
Ahora participa en una Serie Mundial, que se encuentra igualada 1-1 y se reanudará la noche de este viernes, en la que tiene chance de incrementar sus números en un inolvidable 2020.
Su “año mágico” se concretó porque Tampa Bay apostó por ejecutar un movimiento que, en ese instante, pareció arriesgado, pero que con el transcurrir de los días demostró ser una apuesta segura, simplemente porque Arozarena es una verdadera “joya”.
Escrito por: Joseph Ñambre | @JosephSports27
Foto: The New York Times