DecÃa el tantas veces citado Eduardo Galeano que jugar al fútbol sin hinchada es como bailar sin música. Hace mucho tiempo ya de aquella frase inmortal, pero se la recuerda constantemente porque hoy sigue más vigente que nunca.
Casi 70 dÃas después pudimos disfrutar de un partido de fútbol como ¿solÃamos? hacerlo cotidianamente. Paradójicamente en las gradas desnudas del Signal Iduna Park, tan inmensas como famosas, estábamos todos.
Los hinchas del Dortmund, por supuesto, habrán ocupado su habitual fondo detrás del arco, como siempre.
Enfrente, los del Schalke 04, aunque vapuleados en su clásico, seguramente respirarán un poco cuando reposen y repasen la experiencia de haber vuelto a alentar a los suyos, a la distancia, sÃ, pero mejor eso que nada.
Sin música, pero con goles en el Derbi
Y en las tribunas de alrededor, las que bordean horizontalmente a la cancha, que suelen ser ocupadas por personas más tranquilas, menos fervorosas, estuvo gente del mundo entero.
Muchos seguramente no suelen seguir la Bundesliga, capaz ni sabÃan hasta ahora que ambos clubes, cuando se enfrentan, juegan el Derbi del Ruhr, uno de los más coloridos de Alemania.
Los goles, ese elemento que le pone sal y pimienta a la vida de quienes seguimos este deporte, por suerte no escasearon. Fueron cuatro, todos del Dortmund, que tardó media hora en abrir la lata, para de ahà en adelante comerse al Schalke como sardinas.
De su fiesta, que tratamos de sentir en cierto modo como propia alrededor del mundo, disfrutamos todos. Jamás como si de nuestros equipos y de nuestras ligas se tratase, pero seguramente fueron miles, millones, los que suspiraron volviendo a ver rodar la pelota desde el cÃrculo central, a escuchar narradores por la radio o la televisión, a ver las redes agitarse.
Cierto es que los jugadores del Dortmund mantuvieron la intensidad frente a un rival que lució falto de ritmo, con alguna que otra distracción, cosa que hubiera sido perfectamente entendible en una pretemporada. Acá, sin embargo, se jugó por los puntos.
Los violines del Dortmund sonaron más afinados, los del Schalke aún deberán pasar por el taller para ponerlos a punto.
Un baile son abrazos
Con todo, no decepcionaron a los espectadores que seguimos esta función, especie de baile de sordos en un estadio vacÃo. De prueba de sonido en la que los goles se festejan sin abrazarse con los compañeros, en la que todos guardan distancia en los banquillos.
En un baile que parece sà tuvo algo de música, distinta, desde luego, a la que escuchaba Galeano en su época, como también desconocida y experimental para nosotros en medio de esta nueva, pintoresca realidad futbolera y de la vida misma, en la que trataremos de convivir con ese virus terrible que tantas cosas alteró, pero que pocas le claudicaremos. El fútbol, entre ellas.
Con los escenarios dispuestos y los equipos dispuestos, todavÃa es pronto para cantar victoria, para corroborar si al menos podemos asistir a estos teatros virtuales. Pero uno –varios– pasos se han dado para terminar una hibernación que no puede ser eterna. El tiempo dirá…
Escrito por: Luis Pico / @PicoLuis01
Foto: @BVB