Un gol de Arnautovic dejó en ventaja al Inter sobre el Atlético Madrid en Champions League

El Inter de Milán se apuntó una merecida victoria por 1-0 sobre el Atlético Madrid, con un gol de Marko Arnautovic, en la ida de los octavos de final de la Champions League.

Arnautovic, que ingresó tras el descanso por el lesionado Markus Thuram, aprovechó un error en salida del equipo colchonero para marcar el único tanto del compromiso, cuando el reloj marcaba el minuto 79, en el estadio San Siro.

Oblak rechazó un primer remate del argentino Lautaro Martínez, pero el rebote lo tomó el austríaco y mandó el balón al fondo de las redes, pese al intento por despejarlo de Reinildo.

El tanto hizo justicia para un Inter que llevó el peso en el ataque y creó situaciones como para haber tomado la delantera mucho antes, pero le perjudicó la falta de tino del mismo Arnautovic, que erró dos ocasiones clarísimas.

Inter fue más que su rival

El Inter dominó la posesión de pelota (56% contra 44) y tuvo muchos más remates que su poco atrevido rival (19 por 7, cinco de ellos entre los tres palos). Para colmo de males, al Atlético se le lesionó Griezmann en la parte final del encuentro y debió abandonar el terreno de juego.

La estadística en la que el Atlético mandó fue en la correspondiente a paradas del portero: 4 por ninguna del cancerbero del Inter.

Eso sí, el resultado, aunque victoria, luce corto y no es garantía de nada con miras al partido de vuelta, que se jugará el 13 de marzo en el Wanda Metropolitano de Madrid.

El Atlético, que suele incomodar a los visitantes en su campo, está a ley de un gol para igualar la eliminatoria y a dos de darle vuelta. Historias de este tipo ya ha tenido el club de Simeone en esta y otras competiciones, aunque tendrá que modificar su idea de juego y apostar por un planteamiento más ofensivo, si es que quiere seguir adelante en el torneo.

Pero está claro que el Inter está ahora mismo entre los mejores de Europa, candidato a llegar cuando menos a semifinales, y tiene todas las de ganar de cara al choque definitivo.

Por Carlos José Méndez

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