En una noche para el olvido, la selección de Venezuela encajó una inesperada goleada por 3-6 ante Colombia y perdió el séptimo lugar en la clasificación de las eliminatorias suramericanas al Mundial de 2026 a manos de Bolivia, que en los 4 mil 200 metros de elevación en El Alto superó 1-0 a Brasil y se quedó con el boleto al repechaje.
La Vinotinto dejó una muy pobre imagen en el duelo disputado ante 50 mil almas en el Monumental de Maturín. Un dato estadístico del desastre que fue en defensa es que recibió nueve goles en los dos duelos de la última doble fecha.
Lejos de prestarse para un pacto, la selección cafetera jugó un partido muy serio y, encabezado por sus referentes James Rodríguez y Luis Díaz, además de un Luis Suárez que recibió la oportunidad de ser titular en el centro del ataque y respondió con cuatro goles, se llevó los tres puntos de la capital monaguense para arruinarle la fiesta a los venezolanos y cerrar con una alegría el proceso clasificatorio de la Conmebol.
La oncena nacional pasó de la euforía a la tristeza. Fue capaz de marcar dos goles en 12 minutos y estuvo en ventaja hasta el 42. Para lamento criollo, cuando había que echar mano de la garra y la jerarquía, la selección se metió en un bache y Colombia aprovechó para hacer daño y fabricar una amplia ventaja.
Telasco Segovia adelantó a la Vinotinto al minuto 3, pero Yerry Mina, en un cabezazo tras un tiro de esquina, niveló al 10. Rápidamente el representativo local recuperó la ventaja, gracias al olfato goleador del experimentado Josef Martínez, al empujar una pelota que se escapó de las manos del portero visitante Kevin Mier.
Venezuela sostuvo la diferencia en el marcador hasta casi llegar al descanso, e incluso estuvo a poco de sumar un tercer tanto con una chilena de Josef Martínez que se estrelló en el travesaño, pero sufrió en exceso. Le hizo falta un segundo mediocampista de marca que acompañase a un solitario José ‘Brujo’ Martínez, pues Telasco Segovia, aunque partía en la primera línea de volantes, estaba más dedicado al juego ofensivo. Fue un pecado capital frente a una selección colombiana de mucho manejo en el mediocampo y talento de sobra.
Por allí hubo un desacierto del entrenador vinotinto, el argentino Fernando Batista, que, además, se demoró una eternidad para hacer los cambios en el segundo tiempo, cuando el equipo se estaba hundiendo y veía como Colombia se alejaba en el marcador. Extrañamente, a Jefferson Savarino volvió a condenarlo al banco de suplentes y le dio entrada al 69, cuando la diferencia era insalvable.
Suárez, que entró en la titular por John Córdoba, se dio un banquete con la débil y desordenada defensa nacional. Encontró espacios para maniobrar y castigó cada vez que pudo.
El atacante del Sporting de Portugal marcó el empate 2-2 al 42, antes del descanso, y anotó tres en la segunda mitad (50, 59 y 60).
El gol que supuso el empate a dos goles en Maturín coincidió con el tanto de penal (dudoso, por cierto) con el que Bolivia se fue en ventaja ante Brasil. Aquello causó un impacto emocional a los futbolistas nacionales, que nunca pudieron reponerse.
Un gol de Rondón al 76 bajó la diferencia a 3-5, pero Córdoba no desaprovechó un pase al vacío de Juan Fernando Quintero y estiró de nuevo el margen al definitivo 6-3.
A esa altura, ya se sabía que una clasificación venezolana dependía de un gol brasileño en Bolivia. Pero el milagro no llegó. Los talentosos futbolistas de la ‘verdeamarelha’, uno de ellos Raphinha, sintieron el rigor de jugar en la altitud y llegaron a los minutos finales totalmente agotados, sin piernas para alcanzar el empate.
Terminó primero el partido en Maturín y desde allí se ligaba un milagroso tanto que le diera el pase a la Vinotinto a la repesca que significaba mantener vivo el sueño mundialista. Pero no hubo un final feliz. Venezuela, por enésima vez, quedó fuera del Mundial.
Con el triunfo, Bolivia llegó a 20 puntos y desplazó del séptimo peldaño a una Venezuela que se quedó con 18.
Con Batista al mando, un técnico que a criterio de muchos críticos debió haber sido censateado unas cuatro fechas atrás, Venezuela desperdició una generación dorada de futbolistas, con todo y que los cupos para la próxima Copa del Mundo y en Suramérica se repartieron seis boletos directos, más el de repesca. A todas luces, un fracaso del que el DT argentino tiene enorme responsabilidad y supondría el fin de su ciclo.
Por Carlos José Méndez / Fotos: Félix Mata
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