El PSG es el nuevo rey de Europa. El súper campeón de Francia consiguió su primer título en la Liga de Campeones tras batir por goleada 5-0 al Inter de Milán, exhibicion por delante, en la final disputada este sábado en el Allianz Arena de Múnich.
Paradójicamente, el club de París consiguió la ‘Orejona’ que perseguía desde hace rato con una plantilla de menos estrellas y más ‘obreros’, que condujo con sabiduría el brillante entrenador español Luis Enrique.
Dinero de sobra para acometer fichajes que quizás otros elencos no pueden aspirar, el PSG desembolsó grandes sumas por futbolistas de primer nivel, pero no obtuvo los resultados que procuraba. Fue una decepción tras otra.
Jugó la final de Champions en 2020 y perdió por la mínima diferencia con Bayern Múnich. Aquel equipo contaba con Neymar y Kylian Mbappé, que eran de los mejores pagados en este deporte, y un año más tarde se sumó el astro argentino Lionel Messi, otro que llegó a la divisa seducido por una jugosa remuneración.
Ni con el tridente que todo el mundo creía imparable el PSG pudo celebrar en el certamen de clubes más importante del planeta fútbol. Fuera en octavos en 2022 y 2023, el conjunto parisino acumuló fracasos y el mal ambiente, con una afición que reclamaba éxitos más allá de la Ligue 1, provocó la salida de Messi al cabo de dos años.
Neymar también dejó al club, posterior a la marcha de Messi, y Mbappé cerró su ciclo en la ciudad luz en junio de 2024 para fichar con el club de sus sueños.
A Luis Enrique no le inquietó, en absoluto, la decisión de Mbappé. De hecho, le era mucho más cómodo plantear una propuesta táctica sin la estrella francesa, como confesó en una entrevista.
El jeque dueño del PSG entendió que la chequera no era garantía de nada. Entonces, cambió su filosofia y confió en un director técnico que los prometió competir, aún sin Mbappé en sus filas.
Los fichajes a billetazos se acabaron y la directiva se enfocó en sumar a piezas que ayudasen a construir un equipo. Es cierto que el PSG pagó 70 millones de euros por Khvicha Kvaratskhelia, el georgiano que despuntaba en el Nápoles, pero no se acerca a los 222 millones que desembolsó por Neymar o los 180 millones que dio por Mbappé.
Menos dinero costó Désiré Doué, quien arribó al club en agosto del año pasado, procedente del Rennes, por 50 millones de euros.
Doué anotó dos de los cinco tantos con los que el PSG trituró al Inter, en uno de los grandes recitales que se recuerde en la competencia estrella de la UEFA durante los últimos tiempos.
«Fútbol total» decían en la transmisión televisiva. Y el responsable de aquello: Luis Enrique. El español hizo que los 11 jugadores se pusiesen al servicio del equipo. En algún momento Dembelé estuvo negado a la idea y dejó de entrar a la convocatoria, hasta que decidió involucrarse en esa dinámica.
O el caso de Kvaratskhelia, que heredó la casaca 7 que por mucho tiempo usó Mbappé. El georgiano no es el número 1 del mundo como el ahora futbolista del Real Madrid, pero ofrece sacrificio y aporta en las dos áreas, tal como quiere Luis Enrique.
Toda París celebra. Y el festejó llega hasta el cielo. Allá la dedicatoria especial de Luis Enrique a su hija Xana, la niña que falleció en 2019 producto de una penosa enfermedad. El entrenador, guerrero de la vida, la tiene presente en todo momento y sonríe cada vez que habla de ella.
Es, además, una especie acto de justicia para Luis Enrique, tras el Mundial de Catar 2022. Un sector de la prensa española no le perdonó el hecho de convocar a pocos elementos del Real Madrid y presionó hasta lograr su salida del timón de La Roja, bajo el argumento de que no cumplió el objetivo de coronarse campeón del mundo.
El fútbol da revanchas y Luis Enrique la tuvo. Ganó su segunda ‘Orejona’, esta vez dando cátedra de estrategia y propueta táctica. Chapeau y olé.
Por Carlos José Méndez / Foto: Liga de Campeones
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