A propósito del Draft 2020 de MLB ¿Quiénes de las primeras escogencias han llegado al Salón de la Fama?

El miércoles por la noche los Tigres de Detroit tomaron a Spencer Torkelson, de la Universidad de Arizona State, como la primera escogencia del Draft de MLB 2020. Se trata de un espigado jugador, con la polivalencia para actuar como primera base, así como también en tercera y hasta en los jardines.

La principal virtud del derecho de 20 años de edad, nacido en California, es el poder en sus conexiones y la habilidad para batear hacia todos los sectores del terreno. De hecho, distintos medios especializados lo comparan con el actual Novato del Año de la Liga Nacional, Pete Alonso, precisamente inicialista en el equipo de los Mets de Nueva York.

A Torkelson le queda un gran camino por recorrer, en primeras instancias, dentro de una organización de Detroit que espera mucho de él para encarar su etapa de reestructuración y optar así por volver a ser contendientes en la Liga Americana.

Primera selección del Draft no garantiza el éxito

Aunque bien es sabido que ese estatus de ser el jugador más cotizado y privilegiado con el pick 1 del Draft, no siempre garantiza el éxito. Es tanto el peso que se cifra sobre sus hombros, que no muchos de ellos pueden regocijarse de haber cumplido con creces a las expectativas generadas.

De hecho, son muy pocos los que al final de sus respectivas carreras han sido glorificados y solo tres de ellos entre los 54 seleccionados desde que existe el sorteo universitario originado en 1965, han terminado con su placa en el Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas: Ken Giffey Jr, Chipper Jones y Harold Baines.

El primero de ellos fue Ken Griffey Jr. Los Marineros de Seattle lo tomaron como su primera escogencia en el draft de 1987, proveniente del Moeller High School. El jardinero para ese entonces apenas contaba con 17 calendarios de vida.

El pionero

El hijo del también ex pelotero de mimo nombre no necesitó mucho tiempo en las Ligas Menores para demostrar su talento.

Tan pronto como en 1989 hizo su estreno en Grandes Ligas. Aquella experiencia inicial no fue la mejor. Participó en 127 juegos y dejó .264 de average. Aunque sus 16 cuadrangulares fueron de las cantidades más altas entre los novatos de aquella temporada.

Un año después volvió a recibir oportunidades en los Marineros y lo demás ya es historia. Desde ese momento empezó a forjar su camino a la grandeza.

 Once apariciones consecutivas al juego de Estrellas. Diez Guantes de Oro, también sucesivos. Cinco títulos de jonrones, un liderato de empujadas y un premio Jugador Más Valioso lo acompañaron durante sus 22 campañas cumplidas.

Estos números, que lo llevaron además a ingresar al selecto club de los 600 vuelacercas (630 en total), fueron los que lo ayudaron a que en 2016 su nombre resultara electo entre los nuevos integrantes del Templo de los Inmortales de Cooperstown.

Un hito en Atlanta

Solo cinco temporadas transcurrieron desde la irrupción de Ken Griffey Jr en Las Mayores, para que Chipper Jones también hiciera su aparición el  firmamento.

A diferencia de su antecesor, le costó un poco tiempo más en las menores después de que los Bravos de Atlanta lo obtuvieron como el pick uno del Draft amateur de 1990.

En 1993 hizo una breve aparición en el equipo grande que constó de solo 8 juegos y solo tres turnos oficiales. Aunque una vez se estableció como un pelotero regular, comenzó a hacer historia dentro la histórica franquicia georgiana.

La misma vio como con su ayuda se alzaron con el banderín de la División Este de la Liga Nacional en hasta 11 temporadas consecutivas, iniciando en la de 1995, cuando se alzaron como campeones de la Serie Mundial.

Entre el palmarés de Jones está el que se convirtió en uno de los tercera bases más sólidos del viejo circuito, tuvo ocho intervenciones en el All Star Game, además de un galardón como Jugador Más Valioso (1999), un liderato de promedio ofensivo y un par de Bates de Plata.

Todos estos argumentos, aunados a sus más de 2.700 imparables y 400 jonrones, convencieron a los votantes de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA) para que en 2018 lo indujeran al Salón de la Fama.

Menos apoyo, mismo resultado

Del grupo, el que contó con una trayectoria si se quiere más discreta fue Harold Baines. Los Medias Blancas de Chicago lo reclutaron como el número uno del sorteo universitario de 1977 y en 1980 debutó en las lides de la gran carpa.

Así, bajo perfil, contó con la dicha de participar en seis Juegos de Estrellas. De igual manera alcanzó la no menospreciable cifra de 2.886 y 1.628 rayitas empujadas.

Estos números no fueron suficientes para que los sufragistas al “Hall of Fame” le brindaran la oportunidad de unirse al olimpo del béisbol.

 Aunque en 2018 el comité de veteranos si no quiso dejar pasar inadvertida su contribución para con el juego y decidió otorgarle su placa en el museo ubicado en la ciudad neoyorquina de Coopesrtown.

Escrito por: Redacción Sports Venezuela

Foto: MLB.COM

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