El primer mes y medio de la presente temporada ha sido un verdadero desastre para Eugenio Suárez. Ni siquiera su rendimiento durante ese mismo lapso en la recortada campaña anterior, su peor en siete años como ligamayorista hasta ese entonces, fue tan paupérrimo como lo mostrado en 2021.
Mientras que el año pasado su línea ofensiva fue de .199/.305/.489, con 12 jonrones, 27 remolcadas y un OPS de .794 tras sus primeros 41 desafíos de la zafra, en esta ocasión registra .157/.236/.365, con nueve bambinazos, 23 fletadas y .601 puntos de OPS en esa misma cantidad de duelos.
Si bien los ponches siempre han sido parte del juego del oriundo de Puerto Ordaz, en esta oportunidad se han disparado a un ritmo sin precedentes. En sus 159 turnos iniciales del actual torneo, Suárez recibió receta en 58 ocasiones, más que cualquier otro toletero de la Liga Nacional y tan solo nueve veces menos que las que pasó por la guillotina en sus 198 viajes al plato de forma oficial en todo el 2020.
Pero aunque sus números todavía no lo reflejen realmente, el slugger criollo ha venido mostrando mejorías en el cajón de bateo, lo que quedó evidenciado en la más reciente serie de cuatro choques entre sus Rojos y los Gigantes.
La suerte no está de su lado aún:
En 15 turnos frente al pitcheo de San Francisco en dicha serie, el All-Star sacudió tres incogibles para un bajo promedio de .200 puntos, con dos vuelacercas y tres impulsadas; sin embargo, un par de sus conexiones en el compromiso del miércoles pudieron marcar una gran diferencia en sus números globales ante los californianos, pues ambas fueron potentes, pero no corrieron con la suerte de encontrar espacios vacíos en el campo.
El primero fue una pelota que recorrió 363 pies de distancia tras chocar con su bate, pero que terminó en el guante del patrullero Mike Tauchman, quien la capturó contra la pared en el cuarto inning. Al momento de esa conexión, Nick Castellanos estaba en circulación, por lo que de haber caído, ese batazo hubiese igualado las acciones a una carrera por bando y generado una nueva empujada para Suárez.
La segunda llegó en el séptimo acto, con la pizarra todavía a favor de los Gigantes 1-0. Un rodado por la raya de la tercera base fue tomado por Evan Longoria, quien desde la zona de foul realizó un extraordinario disparo a la inicial para retirar al venezolano.
Esas dos jugados fueron la diferencia entre Suárez terminando la serie con ese average de .200 puntos, dos jonrones y tres fletadas, y finalizar con un mucho mejor desempeño al irse de 15-5 (.300), con un par de dobles, dos bambinazos y cuatro remolques.
El número de ponches continúa siendo alarmante, pero incluso en ese departamento también se han visto pequeñas mejorías por parte de Suárez en tiempos recientes. Durante sus primeros 20 cotejos del año, cuando el toletero se vio más perdido que nunca en el plato, fue recetado en 35 oportunidades, incluyendo tres enfrentamientos en los que pasó por la guillotina hasta cuatro veces.
No obstante, en sus últimos 21 juegos antes de la jornada de este viernes, Suárez disminuyó ese ritmo con 23 ponches en total.
Los ponches siguen siendo un gran dolor de cabeza, pero como se mencionó previamente, esa parte del juego de Suárez siempre ha estado presente y quizás siempre lo esté. En 2019, cuando finalizó con 103 fletadas y 49 cuadrangulares, para establecer un récord entre peloteros venezolanos en una misma zafra, el infielder de Cincinnati también recibió recetas en 189 oportunidades, cifra tope entre los paleadores del viejo circuito ese año.
El detalle es que, hasta ese momento, Suárez había tenido la capacidad de compensar su enorme suma de ponches con una producción ofensiva igual de significativa.
A pesar de que sus números no lo reflejan todavía, un vistazo con lupa sí que permite apreciar que Suárez ha comenzado a dar pasos de bebé en la dirección correcta. Y con un sólido percentil de 89 en el porcentaje de «barrel», su explosión con el madero podría darse en cualquier momento.
Escrito por: Andrés Espinoza Anchieta | @AndresEspinoza
Foto: Cortesía Rojos.